YO
TAMBIÉN PUEDO CANTAR, HIJITOS…
Antonio
Goicochea Cruzado
Con su inseparable sombrero negro, de pelo, su bastón sostenido en el antebrazo
izquierdo y sus emperillados botines, don Jacob Novoa, llamado ‘Jacobito’,
cariñosamente por sus amigos, retornaba de su molino del río San Miguel, cuando
escuchó que de la cantina de don Santos Malca Ramírez ‘Chimbalcao’, salían las
notas de una canción de moda:
Tú representas las
olas/ y yo las playas del mar/ vienes a mí y me acaricias/ me das un beso y te
vas. /Llora, llora corazón/ llora si tienes por qué/ que no es delito en el
hombre/ que no es delito en el hombre/llorar por una mujer.//Por no quererte
olvidar/me está matando el dolor/ aunque mi cara sonría/me estoy muriendo de
amor/ me estoy muriendo de amor//Llora, llora corazón...
Eran los ejecutantes: al violín don Santos, en el
acordeón Manuel Quiroz Malca ‘el Chato’; en el banjo, Julio Ramírez; a la
guitarra, Ángel Medina; al yasbán, Arcelio Sánchez ‘el Mono’ y era la voz
primera Manuel Díaz ‘el Soco’.
Atraído por la alegría que desbordaban los intérpretes, don
Jacobito, detuvo su lento caminar e ingresó a la cantina, -Buenas tardes
hijitos, qué alegres que están y que bonita la canción, pero yo también sé
cantar hijitos. Se acomodó en el grupo, carraspeó y dijo -Acompáñenme.
Los músicos ejecutaron la canción y don Jacobito entonó: Llora, llora corazón/ llora si tienes por
qué/ que no es delito en el hombre/ llorar por una mujer/ que no es delito en
el hombre/ si no una cojudez.
¡Salud mi Jacobito!, asintió alegre y lisonjero don Santos ‘Chimba’,
alcanzándole la cerveza.
Ficción realizada sobre los datos proporcionados por don Oscar Novoa Larrea, nieto de don Jacob Novoa Malca.
Ficción realizada sobre los datos proporcionados por don Oscar Novoa Larrea, nieto de don Jacob Novoa Malca.
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