Antonio
Goicochea Cruzado
OTRA ANÉCDOTA DE
SANMIGUELINOS SHINCO
- Don Hermógenes sírvame un par, dijo el profesor NN, resignado, al recibir el tercer culatazo. Sin embargo don Hermógenes, que conocía de lo difícil que era de cancelar sus cuentas el aludido profesor, atendía, diligente, a otra mesa y la de los profesores, esperaba, esperaba. Cuando ya no quedaba más que la mesa de éstos, para continuar el negocio, dirigiéndose al solicitante, dijo:
- Profesor, ¿persiste usted en su pedido?
A lo que el profesor, más obligado por las circunstancias, que de ganas le dijo:
-Shinco, don Hermógenes, haciendo notar, con este decir, que estaba en onda con el coloquial hablar del momento: Cinco, quería decir SI, el cinco en su hablar sesioso se había convertido en SHINCO.
El anfitrión, comprendiendo la expresión, pero extrañado porque conocía la tacañería del solicitante, aun así, atendió el pedido.
Los de la mesa rompieron a carcajadas cuando, diligente, don Hermógenes trajo a la mesa cinco botellas, ya destapadas, y el profesor NN quiso impedir que las colocara allí.
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