MARIANO IBERICO RODRÍGUEZ,
EL INFALIBLE VITALISTA BERGSONIANO
Por
su 122° aniversario de nacimiento
Por
Carlos Reyes Álvarez
Mariano Iberico migró de Cajamarca a los 17 años en una
lenta mula hasta la localidad cercana de Chilete, para enrumbarse en
ferrocarril hasta Pacasmayo, luego a La Libertad y terminar su viaje, como el
viaje del espíritu, a Lima. Sus padres fueron Mariano Iberico Noriega y su
madre Concepción Rodríguez Risco. Ambos cajamarquinos, aunque su padre tenía
procedencia chachapoyana. Emprendió ese viaje para estudiar Filosofía en la
Universidad de San Marcos y seguir, a la vez, estudios de Jurisprudencia. Se
sabe poco sobre esos años biográficos y no existe, tampoco, una biografía
completa de él. Pero sí que a los 21 años presentó su tesis de Bachiller que lo
inició en la vida académica con su obra “El Carácter”, de rasgo positivista.
Eran
años en la vida agitada universitaria en la que se realizaba un tránsito de una
perspectiva de la realidad a otra. El positivismo “que fue posterior a la
derrota nacional, y pareció corresponder a la tristeza y desesperación de
entonces” (José de la Riva Agüero) fue culminando para dar, en 1909 con la
traída del bergsonismo por Alejandro Deustua, “alas al espíritu”. Se estableció la cátedra intuicionista en los
salones de San Marcos y es así que Humberto Borja García, Ricardo Dulanto,
Víctor Andrés Belaúnde, Javier Prado, Óscar Miró Quesada y Mariano Iberico
cultivaron tal doctrina con una honda dedicación.
La
tesis de doctorado de Mariano data de 1917, y es una apología a la filosofía de
Bergson, le valió honrosísimos comentarios y afamados elogios el que le dispuso
a enviar la tesis al mismísimo francés, a través de Francisco García Calderón
en Francia. Obtuvo una respuesta de grato agradecimiento y de pedido a que se
siga “perfeccionando su doctrina todavía no acabada”. De allí que, en una
reedición de su tesis en 1920, Iberico incluyera un estudio sobre la “intuición
moral”, estudió que respondió a ese pedido de ampliación, pues Bergson no había
todavía publicado su libro “Las dos fuentes de la moral y la religión” (1932).
Según
Sobrevilla, después de esta publicación, es que se realiza el tránsito de la
“etapa estetizante” a la “etapa religiosa” del filósofo cajamarquino. En 1926
publica su libro “El Nuevo Absoluto” en el que trata aspectos de “realidad
nacional” someramente y esencialmente su postulación de un nuevo absoluto, no
uno estático y anclado en la tradición, sino uno dinámico. A la par que creía
que la etapa de crisis en que la sociedad actual vivía, sólo podía ser superada
a través de una voluntad, la voluntad religiosa. En cambio José Carlos
Mariátegui creía que era a través del mito de la revolución proyectada en el
“alma popular”. En efecto, tuvo una relación cercana Iberico a José Carlos,
pues la obra “El Nuevo Absoluto” fue publicada en la editorial Amauta. Y según
Sobrevilla también, hubo una cierta influencia de uno sobre otro, por
Mariátegui acercarse a Bergson y por Iberico acercarse a los problemas nacionales.
En su
etapa de “madurez” publica otras tantas obras, entre ellas “La Aparición”,
ejemplar en cuanto restituye el rango de igualdad al “fenómeno kantiano” con el
“noúmeno”. Y mediar entre el paso del ser a la aparición por la “creación”, de
allí que trate sobre la poesía a la que considera una “fiesta de la aparición”.
Libros de corte metafísico y vitalista también encontramos en los demás, cabe
contar su libro de poesía “Notas sobre el paisaje de la sierra” y el
“Sentimiento de la vida cósmica”, además de publicaciones tardías en las que
trata temas referentes al espacio y el tiempo.
Iberico
así, destaca entre uno de los pensadores más prolíficos y originales en la
historia de la filosofía en el Perú. Sus
obras, no menos, deberían reeditarse y estudiarse de nuevo, al alcance de estos
nuevos tiempos en los que la razón científica ha cobrado una nueva hegemonía y
se ha perdido, como el mismo autor lo dice, un “contacto con el ritmo cósmico”.
Nota.- Los libros presentes se hallan a disposición de quienes los requieran en el Centro de Documentación "Pisadiablo" - Chimbote, sujetos a subasta.
La última fotografía corresponde al autor del valioso artículo Carlos Reyes Álvarez, cajamarquino, hijo de nuestro querido paisano Ney Reyes Quiroz, comprometido con nuestra cultura, recibiendo reconocimiento del Alcalde Provincial de San Miguel con ocasión del I Encuentro de Poetas, Escritores y Artistas Sanmiguelinos "Demetrio Quiroz-Malca", donde tuvo destacada participación en noviembre del 2013.
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