Otra de don Jacobito: SIN REMEDIO, HIJITO…

Otra de don Jacobito:

SIN REMEDIO, HIJITO…

Raúl Torres Velardes y Julio Soberón Sánchez

-Sin remedio, hijito, dijo don Jacobito, tomando del brazo a Raúl Torres, el que sorprendido, al estar, de pronto, junto a un señor mayor de edad y en evidente estado de haber libado más de una copa, no supo qué hacer, pero don Hermógenes, que ya conocía al profesor, porque hacía poco había visitado su cantina, presto le dijo:

-Profesor, el señor quiere que lo guíe hasta su casa que queda en la calle San Martín, a un costado de la Iglesia y cerca del centro escolar.

Al cruzar la Plaza Mayor de San Miguel, don Jacobito le fue informando al profesor, que para “matar la sed”, que le producía el trajinar de su casa al río y del molino a su casa, se tomaba una cervecita, pero que a veces, obligado por las circunstancias como en la que amigos que también mataban la sed, para no despreciar las invitaciones se quedaba con ellos. –Y estos son los resultados, hijito.

Raúl le dijo que era profesor de la Escuela de Calquis, pero que había fijado residencia en San Miguel.

-Profesor, le dijo don Jacobito, en San Miguel, pueblo pequeño, uno no necesita andar con documentos ni dinero, si “tuti quantti magno et gandule, tutti li mundi” lo conoce a uno, basta con fiar lo que es menester. Yo fío mis cervecitas en Mogesh, pero para darle más confianza le digo:

-Hermógenes, sírveme un par y anótame las que quieras.

Información proporcionada por Raúl Torres Velardes.

Texto de Antonio Goicochea Cruzado