Tuesday, July 27, 2010

SAN MIGUEL / Felices Fiestas Patrias

FELICES FIESTAS PATRIAS A LA BELLA, CULTA Y PATRIOTA CIUDAD Y PROVINCIA DE SAN MIGUEL DE CAJAMARCA.
A NUESTROS PAISANOS, POR EL ENGRANDECIMIENTO DE NUESTRA TIERRA Y AL FUTURO DEL PERÚ



Foto@rte Písadiablo, 2006

Sunday, July 18, 2010

SOBRE WALTER LINGAN


Garci A. Rufat said...
Le péruvien est rarement simple et par cause c'est par la qui Walter Lingan commence sa course-poursuite devant la mort....

Saudades

http://artekechi.20minutes-blogs.fr/

Monday, July 12, 2010

SAN MIGUEL / Minka de tamales

SAN MIGUEL / Minka de tamales
Luego de las cosechas de choclos frescos y producción de sabrosas humitas, llega la fiesta de los tamales, hechos en base a harina de maíz seco, con manteca, aceitunas y carne de gallina deshilachada, envueltos en hojas de achira. Esta vez, estuvieron bajo la dirección de la experta en gastronomía Rocío Cubas Malca, que luego de la preparación y envoltura de los tamales, este grupo de amigas al ritmo de temas sanmiguelinos como "Jarro verde", "Morenita" y folclor cajamarquno del Indio Mayta, Silverio Urbina y los Serranos de Bambamarca, cantaron y alegraron, brindando con una copita de aguardiente esperando cocinen las delicias del paladar.
Una vez que se "bajó la olla" nos sentamos a comer con una buena taza de café pasadito como para abrigar los huesos de esta temporada. Como toda fiesta y al estilo minka cada quien pudo llevar dicha exquisitez a disfrutar en familia.
Gracias por las atenciones. ¡Viva la fiesta de los tamales!





Olga Deza, Esperanza Díaz, Sara Alvítez y Marleni Llique
Foto@rte Pisadiablo
Erick Abanto López said...
Lo sigo porque me interesa lo que tenga que ver con mi tierra, con mi región, con el lugar que conozco desde que nací. Soy Un joven escritor cajamarquino, y lo estoy siguiendo, sobretodo, porque me gustan los poemas de algunos sanmiguelinos importantes. Elmer Rodas Cubas podría ser un ejemplo propio, y me es un tanto dificil encontrar "La islita serrana", su ultima recien publicada novela. saludos. espero me siga.
http://deldoctor.blogspot.com

¡SAN MIGUEL, LOS ESPERA! BIENVENIDOS

¡SAN MIGUEL, LOS ESPERA!
Bienvenidos, siempre...

Cerro Blanco, a la espera de su puesta en valor. Sitio arqueológico de Jangalá

En nombre mío y de mis colegas quiero expresar públicamente mi más sincera gratitud a Víctor Hugo Alvítez y Mario Alvítez, todo el desinteresado apoyo que nos brindaron en nuestra visita. Al mismo tiempo quisiera hacer extensivo este agradecimiento a todas aquellas personas que, si bien es imposible poder citar aquí, facilitaron nuestro trabajo en la zona.Muchas gracias y nos vemos pronto San Miguel!

Ariadna Baulenas i Pubill

Seguimos trabajando, pero muchas gracias por todo de verdad!

Ariadna

Ventanillas de Jangalá
Plaza de Jangalá

Aguardando saborear la reconocida y sabrosa gastronomia jangalina

JANGALÁ. Fotos: Víctor Hugo Montenegro Alvarado

Sunday, July 11, 2010

SAN MIGUEL DE PALLAQUES EN LA PALMA DE MI MANO / Walter Lingán

Walter Lingán

San Miguel de Pallaques en la palma de mi mano

San Miguel, 1972 (Foto archivo: Víctor Hugo Alvítez Moncada)

Sin duda los recuerdos se almacenan en la memoria de una manera arbitraria y cada uno, de acuerdo a las circunstancias, transforma muy hábilmente en ficción hechos que en el pasado fueron reales, o al decir de mi padre, “esto sucedió como les digo”, “es la purita verdad”. Y dicen que cada familia va inventando historias que las emplea para ilustrar, para educar, para compartir con otras familias y otras aldeas o comunidades. Es así como San Miguel de Pallaques, el pueblo andino a más de dos mil quinientos metros sobre el nivel del hambre y del mar, donde nací, ha ido gestando sus propias tradiciones y mitos que se han transmitido de generación en generación. Gracias a estas historias recordamos a nuestros antepasados y podemos imaginar como vivieron.

De San Miguel de Pallaques partí en esa edad en que todo nos parece grandioso, todos los recuerdos me remiten a calles y plazas gigantescas, ríos y quebradas caudalosas, caminos interminables y casas o casonas de monstruosas dimensiones. En la década del 60 empezaron a construir el mercado nuevo, un enorme edificio de cemento que me parece fue concebido para nunca terminar su construcción. Las calles aledañas se llenaban los domingos de gente ensombrerada que venían de las campiñas cercanas trayendo a vender toda clase de frutas, de tubérculos, de verduras e infinidad de productos hechos a mano. En mis recuerdos permanece un extraño personaje vestido con falda y pantalón y sombrero a la pedrada. Nunca me atreví a preguntar quién era y por qué vestía de esa manera.

Walter Lingán, escritor sanmiguelino afincado en Alemania junto a su hijo Sayri, frente a la casa donde vivió su niñez, Jr. Miguel Grau (3a. cuadra) San Miguel de Pallaques, Julio del 2009. Foto@rte Pisadiablo


No puedo olvidar a don Teodoro Lingán, herrero, quien tenía su taller frente a este nuevo coloso de cemento. Con Toto Carlos, el hijo menor, solíamos pasar largas horas caminando sobre zancos, jugando canicas o realizando campales luchas de trompos bailarines armados con filudos clavos. Su hermano el Chino Juan, que junto a su hermano el Bulecas Absalón practicaban la carpintería, era nuestro constructor de excelentes y atrevidos zancos. Junto a otros muchachos cruzábamos peligrosos pantanos, anchas y profundas acequias, lodazales malditos encaramados en altísimos zancos que parecían llevarnos entre las traviesas nubes primaverales. En una oportunidad fuimos a buscar las varas más largas y entramos en un bosquecillo de jóvenes eucaliptus ubicado en la margen derecha del cementerio. Felices de tener enormes palos delgados y derechitos, no lo pensamos dos veces y empezamos la cosecha de las codiciadas varas. Séis árboles en esplendoroso desarrollo fueron cortados a ras del suelo. Al poco tiempo, enterado el dueño del tremendo perjuicio, no tardó de encontrar a los culpables. Con la dolorosa noticia abordó a don Teodoro. El hombre, de una férrea disciplina y un fuerte carácter, dejó la fragua y entró al patio de su casa. El chino Juan acababa de clavar la última tabla a la tercera pareja de zancos, antes había limpiado las varas de las impurezas y nudos molestos. Don Teodoro ardía de cólera, su furia no la pudo contener, a gritos y empellones llevó al chino Juan al pie de unas escaleras y ahí lo amarró. Sacó su correa y sin compasión la cruzó por todo el cuerpo del inmovilizado muchacho. “Los otros muchachos son chicos, no saben lo que hacen todavía, pero tú ya eres un jovencito y por eso pagas los platos rotos”. Yo temblaba de miedo en un rincón del patio. Toto Carlos enmudecido esperaba su turno en el suplicio. Por suerte a nosotros sólo nos tocó una severa amonestación. “A la próxima fechoría no los salva nadie”, amenazó don Teodoro. Toto Carlos tuvo que horas y horas, como castigo, tirar del fuelle de la fragua para mantener vivo el fuego.

En aquel entonces la famosa plaza de toros se edificaba en el lado posterior del mercado nuevo. Palcos y barreras se construían de adobe y madera. El improvisado redondel era terminado días antes de la primera corrida de toros para la feria de septiembre. En una de estas tardes, mientras “pisábamos” el barro para los adobes, Toto Carlos me pasó la palana pero con tan mala suerte que su filo se clavó en mi pie izquierdo, no perdí un dedo, pero llevo la marca imborrable de una cicatriz inolvidable. Si mal no recuerdo uno de los hermanos Novoa se lucía de torero junto a las grandes figuras entre las que destacaba el famoso Paco Céspedes. En esa época todos los muchachos nos desvivíamos por emular a Paco Céspedes, pero Cesitar, el hijo menor del “paisa” Torres, soñaba con ser como Manuel Benitez El Cordobés, ese gran matador español.

Los dos primeros años asistí a una escuelita ubicada en una vieja casona de la calle Grau. Frente a la escuela vivía la familia Vigo, en la misma acera existía una panadería en la cual me inicié en las labores de repartidor de pan antes de ir a la escuela. Frente a esta panadería tenía su taller de zapatería don César Cruzado. El hermano menor de los Vigo, alto, moreno, delgadísimo y de cabellos ensortijados fue uno de mis compañeros de aula. Años más tarde me cruzaría con frecuencia con su hermano mayor en la facultad de medicina de San Marcos. La escuelita de mis primeras letras fue inaugurada por las maestras Luzmila Bravo Barrantes y Melva Arias, esta última se casaría, algún tiempo después, con Javier Jave, mi maestro en la famosa Escuela Prevocacional de Varones Nro. 73. Varios de nosotros, por ese entonces, vivimos enamorados de Luzmilita Bravo. Mucho tiempo estuvo conmigo su perfume embriagador y aún recuerdo aquella vez que me colocó sobre sus faldas y con disimulo, extasiado, recostaba mi espalda sobre el calor de su pecho. Y claro, para una representación teatral o la declamación de un poema con motivo de alguna fiesta patria o aniversario especial yo era el escogido y me esforzaba por no defraudar a mi amada maestra.

Mis padres, pobres pero con grandes dotes de magos, multiplicaban un pan y estiraban el té para repartirlo entre la numerosa prole, me compraron el primer par de zapatos para el desfile escolar de fiestas patrias. Seguramente creyeron que iba a tener una talla de basquetbolista y me compraron zapatos más grandes de lo que me correspondía, esperando que un año más tarde no haya necesidad de comprar nuevos zapatos. La noche anterior al desfile llovió sin misericordia y llenó de agua los baches de las calles. En pleno marcial desfile por la calle Bolívar, al saltar uno de estos pozos, el zapato voló y naufragó parsimonioso como el Titanic. Rojo de vergüenza abandoné el desfile ante la risa del público. Desde ese día empecé a odiar los desfiles cívico-militares y ser miembro de una familia tan trabajadora y tan misia. Los domingos solía trabajar de dependiente en la tienda de abarrotes del Totí José Castañeda y cuyo pago era de cinco soles, una bolsa de naranjas y dos pescados secos.

Y mis padres también amaban “el nomadismo”. Habitamos diferentes casas en poco tiempo. Según testimonios de mi tía Francisca nací en la calle Cajamarca, muy cerca a la peluquería de don Humberto Pérez. Su esposa, doña Victoria Quiróz es posible que pueda saberlo, pues ella, como mi madrina, me cargó a la pila bautismal. Luego recuerdo haber vivido en la calle Grau, frente a la casa de la familia Carlos Reyes-Luz Quiróz, en la casa contigua a la del laureado poeta nacional Demetrio Quiróz Malca. De ahí mi estrecha amistad con los hermanos Calín y el Conejo Homero Reyes. El diestro jugador de yases Rodrigo Malca, hoy convertido en un famoso showman que con su potente voz hace estremecer a la iglesia desde sus raíces, nos invitaba a su casa para jugar a las escondidas con la clara intención de ganarse un poco del amor de Calín. Vestidas de negro diviso en mis recuerdos a las militantes católicas doña Úrsula y Carmen, tías de Calín y Homero, que me hacían rezar el credo y el padrenuestro para estar siempre limpio de pecado. Frente al local de la antigua comisaría vivían, en una vieja casona, los hermanos Alberto y Enrique Quiróz, conocidos por el apodo de Cafeteras. Debo también traer a la memoria a don Víctor Hernández El chilposo que siempre intentaba robarme un pan de mi canasta cuando pasaba frente a su cantina con olor a kerosene. Recuerdo al Motori persiguiendo a las chicas o bailando borracho frente a la tienda de don Aníbal Quiróz. También al gigante y fortachón Manuel Díaz Zango que se disfrazaba de diablo en los carnavales y repartía latigazos sin interesarle quien se le cruzara en su camino de shapingo.

Cuando mi padre se fue a Bagua nos tocó emigrar a una casa ubicada frente al chorro, en la salida a Calquis y Taulíz. Aquí hice buenas migas con Norma y sus hermanas, hijas de don Miguel Cubas. Con Manuel Carrascal y sus hermanos, así como con su primo Víctor Carrascal El Tarzán que solía caminar descalzo. También habitamos una casa en una calle cerca a la casa del zapatero don César Cruzado, ahí se acrecentó mi amistad con el Pichón Julio Cruzado, que hace poco me escribió un mensaje virtual recordando nuestros gloriosos años de cuando jugábamos sin tener conciencia como el tiempo pasaba. Finalmente fuimos a reunirnos con mi padre a Bagua. Dos años después me enviaron a Lima, desde donde en 1982 los vientos del destierro, del nomadismo, me llevaron a Alemania, primero a Muenster, luego a Aachen y terminaron mis andares en Colonia, la ciudad donde resido desde 1984. Y desde entonces de San Miguel llevo el recuerdo de la iglesia y su campanario, de la plaza de armas y las callecitas empedradas y divididas por una acequia donde muy temprano solía lavarme los pies.

El engreimiento que nos brindaban las maestras de la primera escuelita se acabó cuando nos trasladamos a la Escuela Pre-Vocacional de Varones Nro. 73, cuyo director era don Hernán Mendoza Vásquez, más conocido como Pavoenfarra. Era alto, canoso y piel colorada, será por eso el apodo tan certero que le endilgaron. Este señor había prohibido a los alumnos de la escuela jugar fútbol en la plaza de armas y en el atrio de la iglesia. Naturalmente todos hacíamos caso omiso a esa prohibición, incluido su hijo el Orejón Oliverio. Desde la habitación que tenía en plena plaza de armas mantenía férrea vigilancia y con suma paciencia anotaba los nombres de los famosos futbolistas, la cantidad de goles anotados y el volumen de los gritos. El día lunes en plena formación en el patio nos iba llamando de uno en uno a los deportistas que podríamos habernos convertido en una de las glorias de fútbol peruano. Frente a todos los alumnos, maestros y algunos padres de familia nos llamaba de todo, menos aquello de que cultivando el deporte estábamos también desarrollando el alma. “Estos sinvergüenzas, vagos, se dedican los fines de semana a destruir el parque, a molestar a la gente devota que va a iglesia en busca de paz espiritual”. Todos con la cabeza gacha soportábamos el agravio, lo mismo hacía el Orejón Oliverio. Pero los peores de todos esos shapingos eran los hermanos Monsefú: Benjamín, Elmo y Juan, hijos de don Pepe y doña Jeshu que regentaban una picantería al costado de la casa del “paisa” Torres y la chinganita de doña Fisha. “Estos son lo peor de lo peor, los zánganos, los destructores”, y señalaba con gestos furibundos al famoso trío. El castigo impuesto era cantar un bolero, un huayno o cualquier canción. A mí me pedía siempre, no sé las razones, que cante el bolero de Javier Solís que empezaba diciendo; En el oro de tu pelo me he enredado / el sabor de tu boca me ha quemado... Quién sabe que libidinosos recuerdos le traían tan ardiente canción. Luego nos llevaba a la dirección, sacaba el famoso “san martín de tres puntas” y descargaba toda su furia sobre nuestros traseros. El Orejón Oliverio ni cantaba ni era tocado por el cuero corrector de malas conductas y costumbres. Se quedaban los dos a solas y escuchábamos la carajeada que le rompían los oídos más no las ganas se seguir jugando fútbol en la plaza de armas o en el atrio de la iglesia. ¿Y quién no soñaba con ser un Paco Elera para defender en el arco los colores de la selección sanmiguelina o ser un goleador como Tirso Linares?

Como les contaba, en la escuela 73 me tocó como maestro del segundo año de primaria el maestro César Torres, más conocido como “paisa” Torres. Entre los compañeros que recuerdo en esta etapa están los hermanos Quesquén, el Ashé Carlos Malca Becerra cuyo peor insulto era llamarlo “criacho” de don Benjamin Bravo, el Sebo Javier Quiróz, sobrino de nuestro maestro, el Pichón Julio Cruzado Quiróz, el Gordo Eladio Reyes, Caíco Carlos Malca, el Haragán Juan Hernández, Winston Malca y Jorge Serrano, entre muchos otros. El “paisa” Torres, más que un docente era un tirano cuyo lema no podía ser otro que la letra con sangre entra, en especial la tabla de multiplicar. Podría decir que la tabla de multiplicar la aprendimos más por miedo que por convicción. En la pizarra dibujaba un círculo grande, alrededor del círculo y al centro un número que variaba del uno al doce de acuerdo a su gusto. Luego señalando un número externo al círculo multiplicado por el número del centro, preguntaba por el resultado. Quien demoraba en contestar o balbuceaba con temor o duda, era golpeado salvajemente. De una patada estrellaba al alumno contra la pizarra o con la palmeta de madera intentaba rompernos las manos o llamaba a uno de los Quesquén, al más grande, quien cargaba al alumno a castigar y con un trenzado de cuero el “paisa” Torres le golpeaba las nalgas hasta que reventaban sangre. Normalmente llegaba borracho a clases y se quedaba dormido inclinando la cabeza sobre el pupitre. Sus ronquidos eran estrepitosos. Al despertar empezaba con los suplicios. Hasta que una vez su sobrino Javier Quiróz no pudo soportar más los golpes y salió corriendo del aula con la intención de ir a quejarse donde su madre. Al “paisa” Torres se le pasó la borrachera y corriendo detrás le gritaba: ¡No, Javichito, no te vayas, no te volveré a pegar!

El aula estaba ubicada en la parte posterior del patio central y había sido el antiguo camal del pueblo. Aún olía a sangre y a carne descompuesta. Al costado había un patio de tierra que lo ocupamos como cancha de fútbol con el nombre de El Maracaná. De aquí salíamos llenos de goles y de tierra. Desde una de las paredes posteriores se divisaba la llamada Curva del Moro y cuando asomaban los camiones de Vitalicio Yeckle, del Shingo bravo Marco Guzmán y del Champa Mario todos comentábamos con orgullo en ser algún día choferes para recorrer carreteras y cruzar desiertos y montañas. En esta época llegó a nuestras vidas la hermosa Arlita, celestial criaturita tan linda como una reina de belleza, hija de don Ramón Gálvez, comerciante de abarrotes, cuyo local estuvo ubicado en la esquina del jirón Bolívar y la calle Grau, frente a la casa del Pisadiablo Víctor Hugo Alvítez. Cuándo estábamos a punto de culminar la primaria, nuestros corazoncitos se alocaban al ver pasar, con esa cadencia de hembras en pleno apogeo, a las hermanas Florencia, Carmen y Emilia Romero, hijas de uno de los maestros más querido de la escuela. Fue la temporada en que me hice inseparable con el Ashé Carlos Malca y el Araña Víctor Saravia. En una oportunidad los volví a encontrar en Lima, después se me perdieron de vista y sólo de “oídas” sé que Carlos Malca reside en la olímpica ciudad de Barcelona.

Los perros Bochero, cuyo dueño era don Leonidas Romero, de quien se decía que tenía un pacto con el diablo que habitaba en el Condac, y Tarzán, que pertenecía al Cherro Alberto Quiróz, hombre que andaba a caballo y con el sombrero a la pedrada, se habían declarado enemigos acérrimos. El Bochero, hermoso, musculoso, se desplazaba zumbón por todo el jirón Bolívar como si fuera consciente de su hermosura y fortaleza. El Tarzán, robusto, campechano, de un carisma que se dejaba querer con solo mirarlo una vez, más bien de mirada serena solía pasearse tranquilo, con pachocha por las calles cercanas al panteón y el mercado, así como por la plaza de armas. Pobre de aquél que traspasara sus fronteras respectivas que ellos instintivamente habían marcado. Cada encuentro era seguido por una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo. Semejaban dos gladiadores luchando a muerte por conservar la vida. La gente cruzaba sus apuestas, si bien es cierto que el Tarzán gozaba de las simpatías mayoritarias, también era derrotado con frecuencia. Hasta que llegó el momento que el Tarzán empezó a huir del Bochero. El Tarzán ya más viejo, casi sin dientes y sin fuerzas evitaba encontrarse con el Bochero.

NUESTRA GENTE. Domingo en San Miguel. Foto@rte Pisadiablo

Cerca al acogedor Parque de los Haraganes tenía su casa don Abelardo Diaz, el famoso vendedor de las máquinas de coser Singer. En las tardes acostumbraba sentarse en una de las bancas, a veces solo, otras veces en animadas tertulias con algunos vecinos. Era delgado y su miopía la compensaba con gruesos anteojos. El Chimbalcao Santos Malca también descansaba horas y horas, agotado por alguna temprana borrachera. También recuerdo a Casiano Castañeda hablando en voz alta, un católico practicante y muy devoto, pero cuando bebía alcohol se le cruzaban los chicotes y convertido en un hereje se mandaba con ácidas críticas contra el cura del pueblo. “Y el que diga que no, que se vaya a la Mishka, donde vive Casiano”, esa era la célebre frase de este parroquiano. Otra vecina conocida de este barrio era doña Zarela quien cargaba en una canasta toda su vajilla, deteniéndose a lavarlos en las acequias y pilones de agua que encontraba. Debido al parkinson le temblaban las manos de manera incontrolable, pero la gente comentaba que eso le sucedía por haberse comido las garras del cuy. Su hijo, un amable y respetoso zapatero remendón, se le conocía como El Zarelo.

La casona de don Benjamín Bravo era enorme con varias entradas en el jirón Bolívar y otra en la calle Grau. En uno de los salones que daba al jirón Bolívar se expendía los domingos chicha de jora preparada por aquella joven y atractiva muchacha Pola y su fiel amiga Filomena. Una temporada vivimos frente a esta casa. Con mi amigo de travesuras, el Chueco Martín Rojas nos pasábamos días enteros en el amplio patio modelando diminutos adobes, construyendo abstrusas carreteras, pequeños puentes. No llegamos a convertirnos en ingenieros tan sólo ingenuos paisanos en una Lima monstruosa y caótica. El Pichuta Jorge Pérez más molestaba que apoyaba nuestros juegos, por lo que, con infinidad de trucos, lo alejábamos de nuestro territorio. Desde el patio veía cruzar, de su habitación hacia la cocina, entre los barandales del inmenso balcón, a la hermosa Luzmilita Bravo, mi maestra, y yo abajo suspirando por ella, y ella arriba suspirando quién sabe por qué otro querer. El Ashé Carlos y el Cachirulo Juan se pasaban los días cargando agua en ganchos para alimentar los barriles de agua para la chicha que preparaban Pola y Filomena así como llenar los barriles en la cocina y la lavandería. Y cuentan que al Cachirulo Juan le nacieron los hijos con dientes y los “ojos abiertos” y en vez de pedir leche pedían cerveza.

En julio del 2009 llegué a San Miguel después de más de cuarenta años de ausencia. Partimos en 1966 y no volvimos más y si no hubiera sido, en mi caso, por el casual encuentro “virtual” con el poeta Pisadiablo Víctor Hugo Alvítez quizás no se me hubiera ocurrido regresar. No quiero decir que me había olvidado de San Miguel. No, los recuerdos seguían vivos alimentados por las historias que mis padres contaban. Y cuando llegué, acompañado de dos de mis hijos, el hijo carnal Sayri, y el hijo espiritual “La danza de la viuda negra” sentía que el mundo se levantaba en una palma de mi mano y en la otra San Miguel de Pallaques y su iglesia, cuyo campanario guarda tantos recuerdos de aquella niñez humilde pero llena de felicidad. Ahora, a más de cuarenta años de distancia, las gigantescas calles y plazas, las quebradas y los ríos caudalosos, los caminos interminables y las casas de monstruosas dimensiones que mis ojos de niño conocieron se han reducido, se han empequeñecido brutalmente. Hoy, San Miguel de Pallaques, el andino pueblo donde nací, cabe en la palma de una de mis manos y la gente sigue siendo un mar de de ponchos y sombreros, llenos de esperanzas y laborando por un futuro grandioso.

Frankfurt-Caracas-Köln, junio-julio del MMX.

Walter Lingán, Conejo Homero, Chueco Martín y Mario Pashón, en emana conversación en una esquina de la Plaza de Armas de San Miguel. Foto archivo: Walter Lingán

INVESTIGADORAS VISITARON SAN MIGUEL, JANGALÁ, LLAPA Y COCHÁN

Víctor Hugo Alvítez
INVESTIGADORAS ESPAÑOLA Y PERUANAS VISITARON
SAN MIGUEL, JANGALÁ, LLAPA Y COCHÁN

Iglesia Matriz y Plaza de Armas de San Miguel
Ariadna Baulenas, historiadora y arqueóloga, investigadora de la Universitat Autónoma de Barcelona, llegó a San Miguel, buscando información para su tesis doctoral sobre religión andina, acompañada de Roxana Lazo y Natali Aldave, arqueóloga y antropóloga respectivamente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). “El motivo de mi búsqueda en internet sobre San Miguel, se debe a que debo viajar a Llapa, a inicios de la próxima semana, pues estoy estudiando la divinidad Illapa, y sé que allí existen leyendas al respecto”.
Investigadoras visitantes

Luego de informarle la manera de llegar a San Miguel, desde la ciudad capital de Lima, arribaron el día lunes 21 de junio; inmediatamente con Mario Alvítez visitaron el sitio arqueológico de Jangalá y los distritos de Llapa y Cochán, quedando admiradas del imponente paisaje, hospitalidad de la gente; riqueza cultural y natural de nuestra tierra, que debemos impulsarla definitivamente pensando en el turismo como fuente de generación de ingresos económicos y destierro de la pobreza.
Caserío de Jangalá

“… Ojalá pueda regresar en agosto levantar un plano del sitio y prospectar un poco la zona, para poder regresar a Barcelona con un buen corpus de información que me permita empezar a redactar un proyecto de investigación particularmente pensado hacia la intervención arqueológica en el sitio. De hecho ayer en la noche estuve hablando con un geólogo quien a partir de las fotos ya me pudo dar algunos datos más acerca del yacimiento y se ofreció en acompañarme en agosto para poder hacer su estudio in situ. Parece pues que las cosas van tomando forma. Un proyecto de tal magnitud requiere tiempo y esfuerzo, pero no dude que pondremos todas las herramientas a nuestro alcance para conseguir que sea una realidad en un lapso mediano de tiempo…”.

El Castillo Imponente conjunto monumental en Cochán

Estas jóvenes investigadores en compañía de un geólogo, retornarán a San Miguel en agosto próximo para continuar con sus trabajos, y ya no solamente atraídas por el dios Illapa, sino motivadas por la riqueza patrimonial arqueológica que encierra esta provincia, llamada a convertirse en una de las más prósperas de la Región Cajamarca.

Queda entonces a nuestras autoridades, sociedad civil y pueblo en general, brindar todas las atenciones, facilidades y apoyo requeridos a fin de salvaguardar el patrimonio material e inmaterial y en futuro cercano –a corto plazo- tener en valor Jangalá, el Castillo de Cochán, entre los principales considerados proyectos de inversión turística a nivel regional.
Iglesia y Plaza de Armas del Distrito de Llapa

Nuestras autoridades –en especial- los líderes sociales, candidatos a las municipalidades y el pueblo en su conjunto, tienen la palabra, vísperas a la creación del Ministerio de Cultura en el Perú y un nuevo amanecer para San Miguel.

¡Hagámoslo por nuestra Tierra,
hagámoslo por San Miguel y su desarrollo,
hagámoslo por nuestras próximas generaciones!
¡Mañana, puede ser muy tarde!...
Ariadna said...
En nombre mío y de mis colegas quiero expresar públicamente mi más sincera gratitud a Víctor Hugo Alvítez y Mario Alvítez, todo el desinteresado apoyo que nos brindaron en nuestra visita. Al mismo tiempo quisiera hacer extensivo este agradecimiento a todas aquellas personas que, si bien es imposible poder citar aquí, facilitaron nuestro trabajo en la zona.
Muchas gracias y nos vemos pronto San Miguel!
Ariadna Baulenas i Pubill
Fotos: Ariadna Baulenas

Friday, July 09, 2010

SANMIGUELINOS EN LA GUERRA DEL PACÍFICO

Bronce del Monumento que perenniza la memoria de los Héroes Sanmiguelinos, caídos en la Batalla de San Pablo: 13 de Julio 1882 (Parque 13 de Julio, San Miguel - Cajamarca). Foto@rte Pisadiablo

SANMIGUELINOS EN LA GUERRA
DEL PACÍFICO

25 de enero de 1880
José Manuel De los Ríos

13 de Julio 1882

José María Barrantes
José Quiroz C.
Juan Castro
Agustín Quiroz
Epitacio Alcántara
Manuel Flores


“Como las estrellas
brillando eternamente”


Obsequio del
Dr. Víctor M. Barrantes Cansino
1915


Autoridades, maestros, estudiantes y pueblo en pleno, cada 13 de Julio de todos los años, rendían tributo a nuestros héroes, se entonaba a viva voz el Himno Nacional y colocaba ofrendas florales al monumento que inmortaliza la memoria de sanmiguelinos caídos en la Batalla de San Pablo. Esta tradicion debe retomarse y rendir pleitesía a verdaderos hijos ejemplares de nuestra tierra que ofrendaron sus vidas en defensa de la Patria.
(Foto archivo: Prof. Jorge César Díaz Sánchez)
¡HONOR Y GLORIA A LOS HÉROES SANMIGUELINOS DE SAN PABLO!


INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO A LOS SANMIGUELlNOS CAÍDOS EN LA BATALLA DE SAN PABLO

Cajamarca, 15 de Marzo del 2009.

El 13 de Julio de 1958, las Autoridades, señoras, señoritas, señores y jóvenes de San Miguel, asistieron a la Inauguración del Monumento que se levanta al costado izquierdo de la Iglesia Matriz, como recuerdo de los sanmiguelinos que murieron en la Batalla de San Pablo contra el ejército chileno en la Guerra del Pacífico.

La siguiente fotografía, que muy gentilmente nos ha enviado y lo explica el Prof. Jorge César Díaz Sánchez, congrega por última vez a los sanmiguelinos más ilustres de finales de los años 50 que se reunieron para rendir homenaje a los sanmiguelinos que murieron en la Batalla de San Pablo, contra la escuadra chilena, en la infausta la Guerra del Pacífico.



En cuclillas de izquierda a derecha: Melitón Linares, Luis Pérez, Aníbal Quiroz Burga, Rafael Quiroz Caballero, Hermógenes Díaz Quiroz, Diego Chico Segura, Arístides Barrantes Malca, Miguel Cubas Ríos, Manuel Correa y Juan José Ramírez Espinoza. Parados de izquierda a derecha: Gustavo Ramírez, Santos Burga León, Mercedes Malca de Linares, Oiga, Sara y Aurora Yepez Ortiz, Jacob Novoa Malca, Zoila Contreras de Quiroz, "Amaranto", Telmo Quiroz Castañeda, Arístides Ortega Cruzado (Alcalde de San Miguel) Raquel Novoa Vda. de Farro, María Luisa Rojas de Quiroz, Aurelia Quiroz Rojas, Teresa Mallqui, Ina y Humberto Arias Cubas, Lucha Barrantes de Chico, Rosa y Rosario Vásquez Torres, Marina Quiroz Rojas, Esther y Orfelia Díaz y Lorenzo Quiroz

SAN PABLO UN DÍA DE HEROISMO, UN DÍA DE HISTORIA


SAN PABLO UN DÍA DE HEROISMO
UN SIGLO DE HISTORIA
(*)
/

Iglesia de San Pablo

Mujeres armadas de palos, hombres con fierros y fusiles viejos, niños con piedras, ancianos con sus bastones. Todos llenos de valor patrio echaron a los chilenos que habían llegado a Cajamarca armados hasta los dientes, en su tarea exploratoria.

Pocos días después cuando llegó el General en Jefe las fuerzas patriotas, encontró a un pueblo decidido a defender su ciudad a costa de sus vidas si fuera preciso.

No eran sólo intenciones. Ya estaba en organización el escuadrón “Vengadores de Cajamarca”, que después tendría un papel preponderante.

“TOMAREMOS CAJAMARCA”

Los chilenos recibieron los informes de sus exploradores espías “Cajamarca no tiene protección, es la ocasión de invadirla”.

Ya estaban preparados, deberían avanzar estrechando la tenaza desde dos flancos. Uno debería partir de Cajabamba, y otra la más poderosa, desde San Pablo.

Algunos pensaban reforzar la ciudad para su defensa, otros en atacar los dos frentes y evitar que avnazaran hacia la Capital.

El General Iglesias opinó diferente. Su decisión fue, atacar el flanco de San Pablo y cortar la retirada del enemigo hacia la costa.

Hacia San Pablo deberían marchar la primera División al mando del Coronel Justiniano Borgoño e integrado por el Batallón Callao N° 2 y las columnas: Libres de Trujillo, Chota, Bambamarca, Hualgayoc, San Miguel y Llapa con un total de 417 hombres y la Segunda División al mando del Coronel Manuel Cayo y compuesta por la columna Naval o artillería con dos compañías y el Batallón Trujillo con cuatro compañías.

Además reforzarían la Columna de Honor compuesta de 30 soldados y el Escuadrón Vengadores de Cajamarca. Esta división solamente tenía 200 hombres.

HACIA SAN PABLO

La primera División recibió las órdenes de marchar hacia San Pablo, desde San Miguel. La segunda División debía hacer lo mismo desde la hacienda Chimbil.

El 12 de julio, las fuerzas de San Miguel, llegan a la Hacienda Capellanía, al lSu Oeste de San Pablo y distante del enemigo a poco más de diez kilómetros. El Ejército esperaba solamente la llegada del General en Jefe para que dirija las accines de combate.

Pero, precisado por el tiempo, el Jefe de Estado Mayor General, Coronel Lorenzo Iglesias, alno llegar el esperado General en Jefe, mandó acortar distancia con el enemigo a fin de entrar en batalla cuanto antes. A las fuerzas de Chumbil les fue comunicada esta decisión.

Las fuerzas peruanas, salieron tras el enemigo a las 4 y 30 de la mañana del 13 de julio de 1882.

La tropa salía decidida a dar cuenta de los invasores. El camino se hacía distante aveces, aveces corto. El tiempo pasaba sobre la cabeza de los soldados que iban decididos a batirse por la patria. O se expulsaba al enemigo o se moría en el intento. No había más alternativa. Entre vivir libre o morir heroicamente sólo los cobardes tenían una opción distinta. Cajamarca estaba amenazada. Vencer al enemigo aquí significaría haberlo vencido en un espacio de profunda peruanidad. La victoria sería una victoria del Perú entero. La muerte un holocausto en aras de la dignidad, la justicia y la patria.

Los pies sólo tenían una dirección: hacia San Pablo.

EL ENEMIGO SE PREPARA

Mientras la tropa peruana avanzaba, la chilena salió de San Pablo para esperar aprovechando la agreste geografía, en mejores condiciones. Su artillería fue convenientemente emplazada en las partes altas que dominaban el camino.

Divididos sus 600 hombres en cuatro que se posesinaron en el panteón y chacra del “Batán” tres. Una quedó de reserva.

Los chilenos dominaban el panorama de La Laguna por donde debían aparecer los peruanos.

Los vieron venir, ocultos y bien guarnecidos por el terreno observaban a los decididos soldados de la patria.

Los invasores emboscados esperaban nerviosos. Los peruanos avanzaban sin saber que estaban ya a corta distancia. Sin embargo, un campesino que había observado los movimientos de l tropa chilena informó a tiempo, lo que permitió modificar el plan de acción.

LA MUERTE LLEGÓ TEMPRANO

Se ordenó el avance. Un ligero error puso a tiro a la “Columna de Honor” una cerrada descarga dio en el blanco patrita, muchos soldados peruanos cayeron. Había sido diezmada la columna que mandaba el Coronel Eudocio Ravines, quien fue una de sus primeras víctimas. Eran las 6 y 30 de la mañana. Los nuestros respondieron Fue un infierno.

Poco a poco fuimos ganando terreno, hasta que el Batallón Callao N° 2 rompió la defensa enemiga. Dos compañías de esta batallón lograron alcanzar altura y dominar las posiciones del “Batán”.

El enemigo agazapado en los accidentes del terreno comenzaron un feroz contraataque haciendo retroceder nuestras filas, cosa que se hizo a costa de grandes pérdidas.

Nuevamente se avanzó pero sin éxito definitivo. Las fuerzas enemigas mejor armadas y más numerosos que nuestros improvisados soldados que se fueron reclutando en el camino, fueron ultimándolos heroicamente en el camino.

La orden del Jefe del Estado Mayor fue: “replegarse hasta La Laguna a fin de evitar mayores pérdidas”. Los chilenos aumentaron su fuego y las bajas de los peruanos cuando arreciaron con su caballería fue en aumento.

¡COBARDES!

Nuestras tropas sorprendidas por el ataque de la caballería enemiga, en la prisa de su retirada, iban quedando regados en el camino. Nuestros soldados en su huida eran alcanzados por las balas chilenas.

Quedaron muchos heridos tendidos en el campo de batalla.

Veamoq que dice el Coronel César A. Bazo, testigo presencial del hecho, en su documentada “Historia de la Batalla de San Pablo”.

“Durante toda la persecución, los soldados chilenos cometieron contra nuestros soldados, los mayores excesos, pues a ningún prisionero se le dio cuartel, efectuando, como siempre, la acción salvaje de “el repase” y exterminando y mutilando a los heridos de la manera más cruel y horrorosa”.

“¡Qué desgracia para el Perú haber tenido a semejantes adversarios!”. En efecto. Actos de semejante cobardía quedaron manchados para siempre en el uniforme de su ejército.

LES LLEGÓ LA HORA

Mientras las fuerzas chilenas se encontraban “mutilando” a los heridos en un festín de horror sangriento, no se percataron que la Segunda División ya había coronado el cerro “El Cardón”.

El Coronel ordenó que todos os pobladores de San Pablo siguieran a la tropa a fin de presentar una vista numerosa al enemigo. Jóvenes y mujeres acompañaron gustosos a nuestros soldados, aterrando a los chilenos que se replegaron con todas sus fuerzas en la Plaza de San Pablo y se ordenaron en columna esperando a nuestros soldados.

La batalla fue decidida prácticamente con el primer disparo de cañón. Muchos chilenos dejaron sus huesos sobre nuestra sagrada tierra invadida.

El reloj marcaba las 9 y 30 de la mañana.

Enardecidos los peruanos comenzaron a atacar con furia. El enemigo resistía. Por la derecha aparecieron los diezmados soldados de la primera división, que volvieron en guerrilla, dispararon al enemigo una cerrada carga.

Los chilenos optaron por retirarse a como diera lugar. Sin orden ni guía fugaron de las fuerzas peruanas desocupando San Pablo, dejando armas, parque y toda la ambulancia (hospital transportable en los campos de batalla).

No habían tenido tiempo ni siquera de montar. Gran número de caballos que, enjaezados y cn municiones y armamento quedaron para nuestras victoriosas armas.

A las 10 y 30 de la mañana, la victoria era completa. A las 11 y 55 fue arriada la bandera del enemigo del cuartel chileno. En su fuga ni siquiera habían recuperado su enseña. Esto puede darnos una idea del terror que los embargó para poner los pies en polvorosa.

Nuestro ejército agotado no pudo organizar una persecución adecuada. Los derrotados chilenos no pararon hasta las costas de La Libertad.

LOS RESULTADOS

Las bajas de nuestras filas fueron de 251 muertos y 57 heridos. Lo que significaban alrededor del cincuenta por ciento de la heroica tropa.

Se tomaron algunos prisioneros. Once fueron internados en el hospital de Cajamarca y dos llevados a Chachapoyas en idénticas condiciones.

Nuestras fuerzas no actuaron con la cobardía del invasor. Fueron bien tratados los prisineros. Los chilenos por el contrario, pasaron por las armas a los adversarios heridos. Así se escribió una de las páginas más brillantes de nuestra historia. Llena de heroísmo, generosidad y valentía. Donde pudo más el amor y el valor a la patria que la poca preparación militar y el escaso armamento.

Y, LA VICTORIA SE LLAMÓ PERÚ

PROCLAMA AL PUEBLO DE CAJAMARCA

Cajamarquinos:

La actitud asumida por vosotros, durante las pocas horas que el ejército invasor holló esta capital, ha venido a dar una prueba más de lo que puede el amor al suelo que los vio nacer.

Estoy orgulloso de vuestra conducta, pues ella traduce las aspiraciones de este pueblo noble, dispuesto hoy como siempre a sacrificarse por sostener incólume el honor nacional:

Nuestros hermanos marchan hoy en busca del enemigo. Ninguno se ha eximido al llamamiento que se les ha hecho en nombre de la patria y estoy seguro que todos ansían morir buscando como sudario los pliegues de nuestra bandera.

¿Y habrá alguno que o quiera imitarlos? ¿Imposible! Y los que no se crean capaces de hacerlo, salgan de aquí con tiempo, pongan a salvo su cobardía e ingratitud, que la conciencia de todo patriota y la Historia les cumplirán justicia.

Es preciso convencerse de que nuestras desgracias e infortunios y todos nuestros desastres, sólo pueden borrarse arrancando al enemigo, en el campo de batalla, los laureles que nos ha negado la fortuna.

Estos campos que antes fecundó el trabajo, deben ser regados con nuestra sangre, que es la semilla vivificante de los pueblos que aspiran a ser libres.

Estas altas cimas que nos rodean deben ser testigos mudos de vuestro heroísmo.

Cumplid pues, con vuestro deber, que en el campo de sacrificio os acompañará como siempre.

Vuestro conciudadano y amigo.

Miguel Iglesias

Cajamarca, Julio 11 de 1882

(*) EL SIGLO. El primer semanario de Cajamarca. Año I, N° 20. Cajamarca, 12 al 19 de julio de 1982. Director: Luciano Escobar Díaz. Págs. 10 y 11.

BATALLA DE SAN PABLO / Reacción patriótica de Cajamarca. Julio 1882

REACCIÓN PATRIÓTICA DE CAJAMARCA
Julio 1882
(*)
Por José Dammert Bellido
“El 29 de junio, cuando menos lo esperábamos –relata un testigo presencial- estando Cajamarca tranquila y desguarnecida, un cuerpo de caballería chilena mandado por el capitán Luis Dell’Orto se atrevió a invadir nuestra ciudad; la indignación que produjo este hecho, fue indecible: los chilenos fueron recibidos en forma despectiva; se realizaron incidentes que prueban la dignidad y valor despueblo cajamarquno. Sólo permanecieron en Cajamarca las fuerzas chilenas, día y medio, salieron en fuga precipitadamente porque ya el pueblo tomaba actitud hostil y se preparaba a tomar la ofensiva”.

“Entre tanto, el general Iglesias –prosigue el mismo contemporáneo- que se encontraba en Chota, había tomado disposiciones ordenando buscar al enemigo y batirlo donde quiera que se le encontrase. El general, dejando en Chota la 1ª. División al mando del coronel don Lorenzo Iglesias, se constituyó en esta ciudad donde fue recibido con júbilo y entusiasmo que rayaba en delirio; jóvenes, ancianos y niños le pedían que lave con sangre la afrenta que habían inferido los chilenos al pueblo cajamarquino. El respetabilísimo caballero, don Mariano Castro Saldívar, empuñando una bandera peruana seguido de numeroso pueblo al acorde bandas de músicos, y al repique de las campanas que tocaban arrebato, recorría las calles juntando a los bravos que tenían ansiedad por volar al combate”.

“Aparte de que a las fuerzas que había traido el general Iglesias –advierte el mismo actor de los sucesos- se unieron muchos ciudadanos, se formó el escuadrón “Vencedores de Cajamarca” compuesto de lo más selecto de nuestra juventud. Tomó el mando de dicho cuerpo el señor Castro Saldívar, siendo capitanes los señores Mariano Castro Iglesias y Jacinto Sotomarino”.

El vocal de la Corte Superior de Loreto Julián Maradiegue escribiría en “El Oriente” de Iquitos a 13 de julio de 1907: “Cajamarca sintiese herida en su decoro, en su altivecen su entereza tradicional. Irguióse potente y llamó en la forma irresistible de las insinuaciones íntimas al Jefe Superior para que preparase el desquite”.


Obelisco en el campo de batalla en San Pablo

Don Vicente Pita en su “Anuario” relató los acontecimientos de esos días. El día 3 de julio reunidos en su casa los enardecidos grupos de los barrios, que no pudieron realizar el ataque a los chilenos en la noche del 29 de junio, y bajo un directorio compuesto de distinguidos y patriotas jóvenes, se acordó unánimemente atacar al enemigo en su cuartel de San Pablo; organizar el batallón “Vengadores de Cajamarca” y llamar para el ataque a las fuerzas peruanas acantonadas en Chota, despachándose el mismo día un expreso al Jefe Político y Militar del Norte. Se nombraron a los capitanes que debían proceder inmediatamente al alistamiento de voluntarios en sus respectivas compañías y todos henchidos de entusiasmo salieron resueltos a la lucha.

La noche de la llegada del mencionado Jefe Superior el Sr. Pita hizo quemar cohetecillos y repicar las campanas lo que alarmó a Prefecto coronel Callirgos Quiroga, quien colocó los cañones en la plaza, pero aclarado el asunto visitaron al general Iglesias que se encontraba indispuesto y se decidió realizar un mitin el día 10. Congregados este día los ciudadanos en la plaza de la Recoleta con la banda de músicos y muchas banderas y cohetes se inició el desfile por la calle Junín para bajar al puente Independencia, donde en el mismo sitio se levantaría el Arco conmemorativo al 13 de julio de 1882. El joven Santiago Rojas dirigió al pueblo un patriótico discurso, manifestando que había llegado el momento de castigar al invasor. Se continuó luego hasta la puerta de la jefatura donde se solicitó la presencia del Jefe Superior. Salió en su representación el Prefecto para manifestar que el Jefe estaba indispuesto y que aplaudía el patriotismo del pueblo de Cajamarca. Don Vicente hizo ver el objeto del pueblo y solicitó al Prefecto presidiera el comicio, quien los acompañó a la Plaza. El Dr. José A. Arteaga después de un elocuentísimo discurso fue designado para redactar el acta respectiva y a medida que ésta se firmaba organizábase en la casa que sirvió de cuartel a los chilenos el batallón “Vengadores de Cajamarca”, en el que estaban representados todos los gremios sociales: del foro los señores Indalecio Arce, José A. Arteaga y Julián V. Maradiegui; militares Soriano Pozo y otros; de la juventud Ricardo Bernal, los Sousa, Sotomarino, Justiniano Guerrero y muchísimos estudiantes; de los obreros todos los del batallón militarizado, como todo cajamarquino, tan ardorosos patriotas como el memorable Cuesta, que supo inmortalizar su nombre en la primera acción del 13 de julio. Desfiló después en correcta formación por compañías al compás de una marcha bélica, con atronadoras vivas al Perú, dirigiéndonos a la Jefatura Superior, donde entregué el acta que contenía el solemne juramento de venganza hecho por el pueblo cajamarquino, concluyendo por pedir armas e inmediata movilización sobre San Pablo. El Jefe Superior manifestó que le era muy sensible no satisfacer los deseos del pueblo por la falta absoluta de armamento, ofreciendo llamarnos tan pronto como lo consiguiera.

Completamente decepcionados regresamos a lal plaza donde se pronunciaron varios discursos rebosantes de patriotismo e indignación y después de una viva al Perú unísono e imponente, lanzado por todo el pueblo quedó disuelto el batallón que estaba llamado a dar a la patria una gloria mayor que la que le dio la columna del mismo nombre.

Al frenético entusiasmo de Cajamarca, sucedió un silencio sepulcral en la ciudad, como señal de muerte.

Eran las cinco de la tarde y atravesando la desierta plaza, encontré en la esquina del baratillo a don Mariano Castro Zaldívar, quien me manifestó el sentimiento que le había causado ver que la falta de armas privara al Perú del valioso contingente que le ofrecían los cajamarquinos sus paisanos, pero que estaba haciendo todos los esfuerzos para conseguir más armas de las pocas que ya tenía y que reuniera a los jóvenes para reorganizar “Vengadores”, cuyo nombre la había agradado mucho; concluyó con ofrecerme su casa, que estaba desocupada, citándome para el efecto, a una del siguiente día.

Concurrí a la cita, con un grupo de los principales jóvenes, como Maradiegue, Bernal, etc. y encontramos al Sr. Castro que estaba organizando una compañía a órdenes de su hijo Mariano con algunas armas. Pasamos a la casa inmediata de Bernal, donde tomamos los últimos acuerdos, hice traer mi caballo y dejándolo a mi amigo Dr. Carlos Montoya mi sombrero y bastón y dándole un abrazo que yo creía el último marchamos todos entusiastas al cuartel, quedando formada la columna “Vengadores” contra compañía al mando de Justiniano Guerrero.

Toda la noche pasamos requisando bestias en compañía del entusiasta joven comandante Haza, y aunque recorrimos todas las casas de los hacendados, desde la de don Catalino Miranda, no conseguimos sino un caballo en la del Sr. Agustín Pérez García, lo que nos valió la fortuna de que su dueño decidiera acompañarnos.

El comando de este cuerpo de voluntarios lo asumió el Coronel Manuel Hurtado y Haza.

La conmoción en la ciudad de Cajamarca, debió ser grande durante esas semanas, porque en los libros parroquiales solo se registran bautizos hasta el 24 de junio para apuntarse nuevamente a partir del 28 de julio; matrimonios hay 2 el 10 y uno el 19 de julio.

El alistamiento de los alumnos del Colegio Nacional San Ramón es objeto de una emotiva narración del Dr. Horacio H. Arteaga, que es preferible reproducir, lo mismo que la sentimental despedida de la casa materna.

Los estudiantes del juramento fueron Gregorio Pita, blanco, bautizado el 2 de octubre de 1861, de 17 días por el Pbro. Mateo Guerra, hijo natural de Francisco Pita y Mercedes García, siendo los padrinos don José Larrea con poder del Sr. Dr. Valentín Quesada; José Manuel Quiros, bautizado el 28 de abril de 1867, americano, hijo natural de Pedro Quirós y Manuela Goicochea, de nueve días, por el Pbro. Miguel Mariano Narro, padrinos Juan Quirós y Manuela Goicochea (¡sic!) Enrique Villanueva, del que no he encontrado la partida bautismal. El teniente Benigno Manso, era natural de Ascope, mestizo, a los 24 años “muerto de una herida de bala en La Chota” según se lee en el libro de defunciones de Santa Catalina, el 1º de julio de 1883.

El teniente Néstor Batanero, alumno de San Ramón, era limeño, según testimonio del coronel César A. Bazo, y hermano del también limeño sacerdote Narciso Batanero, Vicario castrense del Estado Mayor de la Jefatura Superior del Norte. El Pbro. Batanero estuvo en la Batalla de San Pablo, obsequió años más tarde un retablo a la iglesia de San Francisco, y falleció de canónigo de la Catedral de Lima. Según la partida de bautismo del seminarista Narciso sus padres fueron don Ramón Alberto Batanero y doña Rosa Infante y era “niño español” (parroquia de San Sebastián de Lima fjs. 69 v., n.217,3.12 1852).

Desde su hacienda Pauca, el 6 de julio, José M. Puga ofrece enrolarse, junto con algunos amigos, en “los últimos puestos de soldados” al saber que “un reducido número del ejército chileno arrió la bandera patria en el suelo de la libertad, como es reputado el que guarda la tumba de Atahualpa”. No se conoce la respuesta de Iglesias.

El día 11 el Jefe Superior lanzó una vibrante proclama, para incitar a los cajamarquinos a unirse a las fuerzas que combatirían al enemigo.


“A las seis de la mañana del día 12 de julio de 1882, en la Plaza de Armas formaban las fuerzas que debían marchar a San Pablo. Desde ese momento “Vengadores de Cajamarca” perfectamente montados en caballos de propiedad particular de cada uno de sus soldados tomó la vanguardia del ejército”, narra un testigo presencial. Vicente Pita escribió que ese día salió “un grupo de los ‘Vengadores’ del diminuto batallón Trujillo con otro grupito de artilleros y entre todos solo ascendían a poco más de cien hombres, con el risible nombre de 2º división”.

Durante la permanencia de Iglesias en Chota, incitó éste a que se formaran grupos de voluntarios para ayudar al ejército. La “Columna Chota” integrada por 69 hombres bajo el mando del Coronel de Guardia Nacional Manuel Antonio Sánchez; la “Columna Bambamarca” con 58 y jefe el sargento mayor Domingo Mejía; la “Columna Hualgayoc” con 28 y comandada por don Tomás Tejada; la “Columna San Miguel” con 25 dirigida por don Jacinto Barrantes; y la ·”Columna Llapa” con 22 bajo las órdenes de don Tiburcio I. Barrantes, respondieron a esa invitación.

Siguiendo las indicaciones del General en Jefe el día 6 salieron de Chota por el camino que conducía a la hacienda “Capellanía” las tropas acantonadas en esa población, legando a Bambamarca, el 7 pasaron a Hualgayoc, y el 8 en tránsito por Quilcate recibieron un expreso enviado por el Gobernador de San Miguel, comunicando que, parte de las fuerzas chilenas acampadas en ese pueblo se habían reconcentrado en San Pablo; el 9 llegaron a San Miguel e informado de la situación enemiga y del escaso número de combatientes peruanos frente a la superioridad del enemigo envió un expreso a Cajamarca.

Además “la situación de estas tropas era por demás lamentable: carecían de armamento y uniforme; utilizaban rifles de diversos sistemas…; los soldados ofrecían el más abigarrado de los aspectos semejando a nuestras colecticias montoneras de antaño, en donde se agrupaba un paisaje armado de rifles, escopetas y rejones” refiere el Dr. Urteaga.

Al llegar el parte oficial a manos de Iglesias, éste dispuso que la “Columna de Honor” compuesta de oficiales subalternos en número de 68 hombres, reforzada con 30 individuos de tropa del Batallón “Trujillo” Nº 1 y a órdenes del coronel Eudocio Ravines, saliera en el acto para San Pablo el día 11; al día siguiente lo seguiría el resto de los soldados.


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(*) EL SIGLO. El primer semanario de Cajamarca. Año I, N° 20. Cajamarca, 12 al 19 de julio de 1982. Director: Luciano Escobar Díaz. Págs. 7 y 8.

Monday, July 05, 2010

SALUDO A LOS MAESTROS EN SU DÍA / Antonio Correa Malca

CPC. Antonio Correa Malca

SALUDO A LOS MAESTROS EN SU DIA
El día 06 de Julio de todos los años se celebra el día del Maestro, Instituido por D.S. Del día 04 de mayo de 1954.

Eh. Ahí en la mentalidad de nuestras poblaciones andinas, el Maestro ejerce influencia decisiva, poderosa y eficaz. Es el mentor del Pueblo, es por lo general, el Consultor Obligatorio cuando surge un problema, es el feliz dirimente de los conflictos.

El maestro ese modesto y abnegado servidor del Estado, que regenta la escuela elemental del Caserío o Villorrio, es quien paciente sagazmente está transformando la conciencia de nuestros niños y jóvenes, poniéndolos en contacto con la vida moderna.
El Maestro Primario como popular del progreso y en causador de nobles inquietudes colectivas, no se limita a impartir la enseñanza, aconsejada por los programas oficiales, dentro de los estrechos límites del plantel. Anda de casa en casa, de choza en choza, muchas veces su escuela está a 4 y 5 mil metros sobre el nivel del mar, aconsejando insistentemente a los padres de familia para que envíen a sus hijos al colegio.

La más noble de las profesiones y el más digno de los oficios el de maestro y me permito ponerlo con M Mayúscula porque Mayúscula es su vocación y su esfuerzo.

Al Maestro con Cariño

¿Se acuerda usted de su época de escolar? Seguro que sí, ya que representa una de las etapas más gratas de nuestras vidas. Viendo a sus hijos o nietos partir al colegio, recordara con nostalgia aquellos días de las primeras letras, de los amigos entrañables de los momentos de alegría. Claro, de esos años siempre tendremos presente a un personaje inolvidable EL MAESTRO.

Hoy en este día muy especial compartimos con ustedes los sentimientos de reconocimiento y gratitud a todos los Maestros y Maestras del País y muy especial a nuestros Maestros Cajamarquinos de las trece provincias de Cajamarca, especialmente a aquellos que ejercieron y vienen ejerciendo el magisterio en condiciones precarias y con sueldos que no corresponden a su nivel.

Como una expresión de gratitud, hago extensivo este homenaje a todos los maestros que tuve en mi vida, especialmente a los del inolvidable Colegio Nacional Mixto San Miguel. No menciono sus nombres por temor a olvidarme, inconscientemente de algunos de ellos, pero no puedo dejar de mencionar al profesor Germán Ortega cuyo nombre honra a nuestro Colegio por el cúmulo de virtudes que ostenta.

En este día, Día del maestro, hago llegar un salud muy especial a los siguientes Maestros: Juan C Paredes Azañero, Víctor Barrantes Becerra, a Antonio Goycochea Cruzado, Rafael Cubas, Nelson Quiroz, a Humberto Quiroz Quiroz, Dr. Germán Ortega, Dr. Wilson Canelo Ramírez al Dr. Fidel Ramírez Prado, al Dr. Willy Ramírez Chavarry. Arq. José Arce, Ing. Julio Cruzado, Ing. Luis Gonzales Cacho. Mario Alvites Moncada, a todos los profesores del Prestigioso Colegio Nacional Mixto San Miguel, a los profesores y profesoras de los Centros Primarios de Nuestra Provincia, así como a los profesores y profesoras de los centros educativos de los trece Distritos de nuestra Provincia y de todos los caseríos.

A TODOS LOS MAESTROS DEL PERU

Quien Mejor que tu Maestro
¿Quién si no Tú, con paciencia Entiendes mis errores y los corrugues con amor?
¿Quién si no Tú, con sabiduría haces llegar el Conocimiento a mi ser?
¿Quién si no Tú, participas en todos mis juegos con tus ganas Inmensas de Vivir
¿Quién si no Tú, entregas lo Mejor cada día en nuestra Escuela?
En Verdad
¿Qué nadie como Tú Maestro.

¡Saludo a todos los Maestros del Perú en su Día!

Friday, July 02, 2010

FELIZ DÍA / Julio

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FELIZ DÍA / Julio
Congratulaciones a nuestros queridos amigos, familiares y paisanos sanmiguelinos en el Día de su Onomástico, deseándoles muchas felicidades y parabienes:
1. Arlita Gálvez Núñez / Lima
3. Inés Barrantes Villanueva / San Miguel
3. Kelly Malca Hernández / San Miguel
4. Eddy Alfonso Quiroz Saravia / Lima
6. Nurkia Allison Salet Soto Ríos / San Miguel
9. Raquel Violeta Tello Chico / San Miguel
11. Roger Rodas Cubas / Cajamarca
12. Winston Serrano Barrantes / Lima
14. Teresa Elizarbe Farro de Hernández / San Miguel
17. Yudy Torres Yeckle / Trujillo
20. Kenia De la Cruz Ramírez / San Miguel
21. Prof. Teodosio Rosales Romero / San Miguel
22. María Crisálida Quiroz Gálvez / Lima
23. Aurora Reyes Hernández / San Miguel
24. Elina Marcela Alvítez Moncada / Trujillo
24. Jesenia Gálvez Lingán / Chiclayo
24. Elizabeth Cabanillas Pérez / San Miguel
25. Elden Chuquilín Celis / Chiclayo
26. Wilson Alberto “Chino” Murga Tello / San Miguel
28. Alberto Quiroz Gamarra / San Miguel
28. Marina Tello de Verástegui / San Miguel
28. Nora Llique Quiroz / San Pablo
28. Wiston Edgardo Quiroz Cieza / Lima
28. Oscar Agustín Alvítez Moncada / San Miguel
30. Zené Domínguez de Alvítez / Chimbote
Nuestro recuerdo permanente el dìa de su natal a quienes partieron a celebrar en el cielo junto al Hacedor
pisadiablo100@hotmail.com
Gracias
Víctor Hugo Alvítez / "Pisadiablo"

Thursday, July 01, 2010

DÍA DEL MAESTRO / Jorge César Díaz Sánchez

Prof. Jorge César Díaz Sánchez
DIA DEL MAESTRO


Desfile por Fiestas Patrias. Alumnos de la Escuela Pre Vocacional de Varones N° 73 de San Miguel, acompañados del recordado Prof. Eleodoro Linares Vera (Foto archivo: Nora Linares Gálvez)

El día seis de Julio, celebramos en todo el Perú el DIA DEL MAESTRO, motivo especial para que rindamos un homenaje a todas aquellas personas que con sacrificio, abnegación y muchas veces con mucho cariño cimentaron nuestras almas para convertirnos en personas de bien.

Es muy propicia la oportunidad en esta ocasión rendir un homenaje a los PROFESORES de la Escuela Pre Vocacional de Varones N° 73, hoy llamada Institución Educativa “MANUEL SANCHEZ DIAZ”; nombre de uno de los más preclaros maestros que han enseñado en la Escuela de Varones de San Miguel, por más de 47 años, comprendidos entre 1888 hasta 1935 .

El rimista Tito Perez Quiroz, en su libro titulado PALLAQUES, Poesía terrenal, en las páginas 080-081, escribe un poema de versos libres titulado ESCUELA 73, quien estudió la Primaria por la década de 1960, donde hace un recuerdo de los Profesores que le enseñaron; empieza su homenaje mencionando al Director Prof. HERNAN MENDOZA VASQUEZ, recuerda a los profesores: FIDEL BECERRA, EMETERIO VERA; al profesor LUIS MALCA RODAS; al profesor LUCHO JAVE; finaliza este poema con los siguientes versos:

Escuela setenta y tres
Mil gracias por cobijarme
Y tantas lecciones darme
En años que Dios fijó.

De igual manera, hago un recuerdo de los profesores de la década del 1950, época en que cursé la primaria (1952-1957) en el recuerdo al Director de la Escuela 73, Prof. EDILBERTO APAESTEGUI CORREA, fallecido a comienzos de este año en Chiclayo, al Prof. ABDON SARAVIA BARRANTES, Prof. DIEGO CHICO SEGURA, Prof. ARISTIDES BARRANTES MALCA, Prof. CESAR TORRES CRUZADO, LUIS MALCA RODAS, Prof. OCTAVIO LINGAN CUBAS, Prof. CESAR ARMANDO ROMERO TEJADA, y por los años 1957 fue nombrado Director el Prof. HERNÁN MENDOZA.

De acuerdo a informaciones, por las décadas 1920,1930 y 1940, entre otros profesores que enseñaron en la Escuela Nº 73, tenemos al Director MANUEL SANCHEZ DIAZ; a don PANCHITO MALCA (Abuelo de Luis Vera-Bedoya) a don LUIS MONDOÑEDO, a don ALEJANDRO MEDINA; por la década del 1930 se iniciaban en la docencia don Abdón Saravia Barrantes, César Torres Cruzado, Don Luis Malca Rodas, etc.

Por la década de 1930, se cuenta una anécdota, cuando aparecen los primeros simpatizantes del APRA en San Miguel; que a consecuencia de unos sucesos en Trujillo, fue prohibido que hagan vivas o sean simpatizantes del partido de Víctor Raúl; cuentan que el profesor Alejandro Medina se le acusa de ser aprista y es detenido y confiscado en el calabozo de la comisaría de San Miguel y fue su alumno Alfonso Barrantes Lingán, alumno del 2do grado de primaria, quien a la edad de 8 años lo acompañó en la prisión por los días que duró su reclusión.

Esperamos que los alumnos que estudiaron en las décadas de 1970, 1980, 1990 y 2000, hagan llegar los nombres de sus profesores que les enseñaron la Primaria en la Escuela N° 73 hoy “Manuel Sánchez Díaz”



Atendiendo lo invocado por el autor del presente artículo, entusiasta Prof. Jorge César Díaz Sánchez, y en aras de la revaloración y plena vigencia debo mencionar a los Maestros de la antigua Escuela Pre Vocacional de Varones Nº 73 de San Miguel, que conocí durante mi estancia de Tercero a Quinto años de primaria, porque de Transición al Segundo año los realicé en la Escuela Primaria Mixta Nº 738 de San Miguel; bajo la dirección de la Prof. Melva Arias cubas; al finalizar la década ’60 fueron los siguientes señores:

Prof. Hernán Mendoza Vásquez / Director.
Prof. Eleodoro Linares Vera
Prof. Martín Célis Santa Cruz
Prof. Emiterio Vera Silva
Prof. Humberto Mego Fernández
Prof. Carlos Cruzado Mejía
Prof. Jorge Polar Quiroz
Prof. Florentino Tomay Alva
Prof. Vejarano
Prof. Ambrosio Chaupis.


En Tercero y Cuarto años de primaria fui alumno del Prof. Florentino Tomay Alva, concluyendo el Quinto con el Prof. Emiterio Vera Silva, a quienes los recuerdo con inmenso respeto y gratitud.

Víctor Hugo Alvítez Moncada

Antiguo Centro Escolar o Escuela Pre Vocacional de Varones N° 73. San Miguel - Cajamarca (Foto archivo: Luis Vera Malca "Bedoya")