MUJER SANMIGUELINA:
ARTESANA VIRTUOSA Y LABORIOSA
Por: Arrufo Alcántara Hernández
María
Isabel Alcántara Hernández
Estas notas las
escribimos en el día internacional de la mujer, para relevar la memoria
histórica, la sabiduría milenaria, la expertiz y la virtuosidad de la mujer
Artesana Sanmiguelina de la ciudad y del campo; lo hacemos atendiendo al
llamado de Doña Martina Hernández Correa, que merecidamente “siempre (han)…
alcanzado infinitos reconocimientos tanto para nosotros (as) como para la tierra
que nos vio nacer”, por lo que nos aunamos a este reconocimiento.
De la información
textilera de Doña Martina, mujer proveniente de una familia de excelentes
artesanas, es necesario explicitar y relevar las ideas fuerza que envuelve y
están contenidas en el trabajo artesanal de la mujer sanmiguelina, estas son:
1 1. Constituye un saber
hereditario intergeneracional,
2 2. La madre como el agente principal de
socialización de la sabiduría textil,
3 3. La destreza habilidosa puesta por “algún
dios” en las manos de la mujer “que jamás alcanzará la máquina”,
4 4. Trabajo hecho en el hogar en base a un
equipo técnico mínimo,
5 5. “la labor” (diseños) como los íconos que
transmiten pensamientos y sensibilidades de las tejedoras,
6 6. El instrumental mínimo que mantienen los
nombres del quechua extirpado del habla cotidiano de los sanmiguelinos por el
colonialismo, y
7 7. De los vaivenes que
experimenta esta actividad en nuestros tiempos contemporáneos.
Como la artesanía,
es una empresa que se nutre de la sabiduría y la energía familiar, por ello,
escribir sobre ella constituye también un esfuerzo de familia; en este sentido,
estos apuntes están enriquecidos del espíritu hereditario y hechos en memoria de
nuestra madre Doña María Angélica Hernández Correa, y ahora es relatado por
María Isabel, quien vía teléfono nos informa detalladamente de los pormenores
DEL SABER TEJER y el significado social y ético que envuelve a este laborioso
quehacer cotidiano de la niña, la joven, la mujer adulta y la anciana
sanmiguelinas.
“El tejido, en sus diversas formas, es el
trabajo del ciento por ciento de las mujeres del campo, nuestras madres nos
educaron que al matrimonio debemos llegar con prendas del novio hechas por nuestras
propias manos; alforjas, dos ponchos, bufandas, alfombras, pullos y sobrecamas
deben llevarse al nuevo hogar, porque sería una gran tristeza ir sólo con
nuestro cuerpo a la casa ajena. Pero en el pueblo (ciudad) ya no se practica
estas costumbres, porque las jóvenes tienen que estudiar para enfrentar la vida
de otras maneras, ya como profesionales o comerciantes” (María Isabel).
De esta información
de experiencia directa y vital, tenemos que hacer una deducción fundamental,
que el tejer es una actividad universal para la mujer sanmiguelina, porque “se
abre los ojos tejiendo y se los cierra tejiendo”; esta es la razón porque en
San Miguel existen distintos tipos de tejido, con determinadas predominancias
de unos de ellos en la ciudad y otros en el campo. En la ciudad destacan el Telar a Kallwa “para confeccionar
trabajos en hilo fino” de algodón industrial
para elaborar “ponchos, manteles, servilletas, bufandas y pashminas”; el
Tejido a Crochet para elaborar tapetes, almohadones y colchas de hilo
de algodón; Tejidos a Palillo para
confeccionar faldas, chompas, chalinas, gorros, vestidos para bebés, alfombras
y colchas de lana industrial; el Tejido
Punto Cruz para confeccionar alfombras y objetos decorativos de lana y los Bordados con Aguja Fina para adornar pañuelos, mantones, pañoletas y
manteles, utilizando madejas de hilo especial de bordar; este último, clásica
actividad de las mamás e hijas casaderas mientras esperan al ser amado.
En el medio rural
la actividad textil es envolvente a toda la población femenina en todas sus
edades, aquí el hilar, tejer, bordar y llevar el atado (q´ipi o q´ipe en
quechua) en la espalda es esencialmente de naturaleza femenina; mientras que el
varón está inhabilitado social y moralmente para ejercer esta actividad, considerando
a aquellos que se los descubriera como “amujerados”, para ellos está reservado el trabajo físico
en la labranza del campo y a la vez presentar el caballo muy bien “enjaezado”
con adornos de plata y prendas textiles elaboradas por la esposa u obsequiados
por la pretendida, en nuestros tiempos se los habrá cambiado por el carro o la
motocicleta. En este contexto campesino, el tejido predominante es el Telar
plano o de Kallwa “que tiemplan la fuerza y la energía laboral de la mujer
mientras está atada a su tejido amarrado al pilar de la casa o al árbol,
mediante la “chamba” y a su cintura, a través de la “sikicha”(María Isabel).
Destacan el telar con hilos de lana industrial o de oveja, para confeccionar
ponchos llanos, ponchos a cordoncillo, ponchos empalmado, chales, paños para
los “fondos” o polleras de las mujeres, “pullos de dormir” (cubrecamas llanas
sin labores y multicolores), “sobrecamas” (colchas elaboradas con lana para las
labores y algodón para el tejido) y los “pullos para cargar” (lliclla en
quechua) a los bebes y trasladar objetos en la espalda.
Indudablemente que
estas actividades textiles familiares y sus correlatos éticos y morales, vienen
siendo debilitados por la producción industrial y el mercantilismo urbano que
se impone por sus bajos costos o por el trabajo que se oferta a la mujer
mediante los recientes programas sociales. Sin embargo, el confuso y convulso mundo posmoderno ante
su imposibilidad de homogenizar mentalidades y sensibilidades de las
poblaciones retorna a la valoración de la naturaleza, la ecología y de las
tecnologías y culturas locales. En este filón de la vida contemporánea, las
sabidurías y culturas locales encuentran la posibilidad de seguir persistiendo
e influyendo en la vida sana de la humanidad; como la vienen demostrando la
Asociación “Artesanía San Miguel Arcángel”, que se inserta en el mundo
globalizado llevando la sabiduría y el trabajo habilidoso de los artesanos y la
identidad sanmiguelina.
Doña Martina dice:
“Nuestro taller está implementado por: balanza, cinta métrica, máquina de
coser, tijeras, agujas y lo más importante las manos artesanas”; los tejedores
de arte textil de la Isla Taquile del Lago Titicaca, declarados patrimonio
oral, inmaterial e intangible de la humanidad, dirán: “awaq maki, qori
maki”(manos que tejen, manos de oro). Asimismo, nos dice los artesanos
“trabajan en sus hogares con un equipo mínimo”. Aquí vale destacar que el
arsenal tecnológico de nuestras sociedades originarias prehispánicas cuyas
herencias se proyectan hasta hoy, no estuvo sustentado en los instrumentos, en
la maquina; sino más bien, en la capacidad cognitiva, la destreza manual y en
la relación afectiva de sus gentes con la naturaleza. Es la propia naturaleza
modificada mínimamente (kungallpos, putij, palos de hillawas, kallwas) que
participa en el trabajo vital para criar la vida. Allí los portentosos
monumentos arquitectónicos, textileros, orfebrería, acueductos de regadío,
crianza de la papa, el maíz, la quinua, la kiwicha, el chocho, la maca de los
Caxamalcas, los Recuay, los Chimus, Mochicas, Chankas e Incas; que se
edificaron sin alarde de gran maquinaria e instrumental. Por ello Doña Martina
no se equivoca al decir que la destreza de las manos artesanas fue puesta por
“algún Dios”. Pensamiento concordante con la cosmovisión andina, para la cual,
la sabiduría proviene de la capacidad de los hombres para sintonizarse con las
necesidades vitales de la Pachamama, de la madre tierra, que no es más que
sintonizarse con las energías cosmotelúricas auscultando su devenir vital. Esta
es la naturaleza de la tecnología de la artesana sanmiguelina: cognitivo mental, expertiz técnico manual,
afectividad con su propia obra e identidad con su tradición cultural
hereditaria.
Esta naturaleza
tecnológica la forma, la edifica y la construye en el proceso de escoger las labores, todas las artesanas
sanmiguelinas son laboreras, porque
hacen las labores de su tejido y
para laborear no existe instrumental tecnológico en el mundo, más que su
capacidad mental, su destreza manual, el gusto y cariño para tejer. El trabajo
de laborear empieza desde la urdimbre con el conteo de las hebras que formaran
la base de “la labor” (diseños de la
silueta de la iglesia matriz, del Arcángel San Miguel, de Chalanes jineteando
sus caballos e iconos de la fauna y flora sanmiguelina), el escogido de las
hebras para ponerlas en las hillawas, la combinación de las hillawas y las
tramas para ir formando las labores del tejido y el acabado final que deberá
quedar con estética calidad.
De este modo, el tejido y el saber tejer, se
constituyen en las precondiciones materiales y humanas para convertirse en
Mujer, es decir en persona capaz de asumir mayores responsabilidades en la
familia, persona con los valores de laboriosidad, el trabajo, la afectividad, el
cariño y el honrar a la familia. Este es el rol formativo y sentido ético del saber tejer en la familia sanmiguelina,
“la mujer que sabe tejer bien, es laboriosa y virtuosa que con sus manos
edifica su hogar, y aquella ociosa y necia con sus propias manos lo derriba,
así nos aconsejaba el papá y la mamá”(María Isabel).
San Miguel de
Pallaques es un pueblo de artesanos, es así que un gran porcentaje de los
negocios de la ciudad expenden conos y madejas de hilos de algodón y lana
industrial, muchas familias urbanas en forma individual o asociada tejen
productos artesanales para el mercado local, nacional y externo; y el ciento
por ciento de las familias rurales tejen para el consumo familiar cotidiano,
“tejidos ajenos” por contrato y para expenderlos en las ferias festivas locales
y regionales. Destacan en esta actividad las comunidades de Santa Rosa,
Sayamud, Calquis, Sunuden, Cochan entre muchísimos otros.
A estas artesanas
virtuosas y laboriosas de San Miguel, nuestro reconocimiento y afecto, porque
ellas son las depositarias de la sabiduría, la tradición y la identidad
sanmiguelina, ellas seguirán siendo las tejedoras del tejido familiar y social
de nuestra añorada tierra.
Andahuaylas, Marzo del 2014
Estimado
Víctor Hugo
Con mis
saludos cordiales, allí te envío unos apuntes sobre el arte textil san
miguelino y sus roles formaticos y éticos que contiene como actividad. Mi
reconocimiento a Doña Martina y a todas las artesanas de San Miguel.
Comentabas
que en tiempos siguientes habrá un evento sobre artesanía textil, me gustaría
enviar un trabajo para tal evento.
Un
abrazo.
Arrufo Alcántara Hernández
Vice Presidente Académico UNAJMA (Universidad Nacional José María Arguedas).
MSC. Sociología. Dr. Ciencias Sociales
Fonos: #0156992 #988204316 Cl:951059312
Vice Presidente Académico UNAJMA (Universidad Nacional José María Arguedas).
MSC. Sociología. Dr. Ciencias Sociales
Fonos: #0156992 #988204316 Cl:951059312
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