DINA BARRANTES Y LOS TEJIDOS DE SAN MIGUEL
César Vásquez Barrantes
Señora Dina Barrantes Quiroz
El 25 de febrero del presente año se celebró el cuarto aniversario del fallecimiento de mi madre Dina Barrantes Quiroz.
Quiero
en esta remembranza hacer un homenaje a mi Madre y a las mujeres Sanmiguelinas
que han trabajado y trabajan en el anonimato, contribuyendo de manera
directa al desarrollo del País.
Mi Madre
desde muy temprano tuvo inquietud emprendedora y trabajó arduamente en el proceso productivo de los
tejidos de San Miguel, patrimonio cultural de nuestro pueblo, único en el
departamento de Cajamarca; esta costumbre la aprendió y practicó a lado de su
madre, mi querida abuelita Mercedes Quiroz Arvildo.
Recuerdo
en mi niñez que en San Miguel había una febril actividad en la confección de
los tejidos de hilo, donde participaban con mucho entusiasmo las mujeres Sanmiguelinas,
era todo un proceso de producción que comenzaba con la llegada de los hilos o
la fabricación de los mismos como en el caso de las prendas de lana de ovino.
En todo este proceso teníamos
involucradas en su mayoría a las mujeres de San Miguel quienes con esta
actividad solventaban o ayudaban al sostenimiento de sus hogares.
El
esfuerzo de mi madre se centró en la
comercialización con su participación año tras año en las ferias regionales y nacionales llevando el
producto bandera de San Miguel, las
obras (término con el que se refería en nuestro pueblo a esta actividad).
Los
tejidos Sanmiguelinos eran de hilo hechos a mano con el sistema de callua que es
una alternativa a los telares que se conocían en otros pueblos. Una de las
ferias más importantes sin lugar a dudas era de Corpus Christi en Cajamarca,
para la cual mi madre se preparaba cuidadosamente poniendo mucho énfasis
en la calidad de tejido que iba a exponer. Ella era exigente y
supervisaba el proceso desde la selección de los hilos hasta tener el
producto terminado.
Individual de mesa tejido con hilo de algodón mercerizado
El viaje a la feria de Corpus Christi se programaba con
mucho entusiasmo y la reserva del asiento en el camión de don Vitalicio Yeckle
se hacía con un año de anticipación, el viaje comenzaba muy temprano por la
mañana y en el camión Ford íbamos recorriendo Jangalá, Llapa, Mutuy, El Empalme,
siempre flanqueados por el este con el
hermoso Castillo de Cochán, y así
seguíamos ascendiendo hasta llegar a la
parte alta de San Miguel denominada la
Jalca. El viaje se hacía muy ameno con los cuentos y los dichos de don Vita, la
mayoría de pasajeros eran expositores de
tejidos de San Miguel, muchos de ellos llevaban el fiambre que consistía en
deliciosos potajes como gallina, cuy, tamales en hoja de tuyo o un sabroso
asado de cerdo, el ambiente era de camaradería y de optimismo, Al medio día llegábamos al restaurant La Aurora, hacíamos un descanso
para almorzar. Don Vita revisaba acuciosamente su camión. Después de almorzar
reiniciábamos el viaje de una tres o cuatro horas pasábamos por una alturas
arriba de los 3,000 msnm el frio
aumentaba cuando pasábamos por la lagunas, mejoraba cuando pasábamos por unas inmensas plantaciones de Pinos (hoy
Granja Porcón), así continuaba nuestro camino muy cerca de lo que son los
yacimientos auríferos de Yanacocha para luego descender y llegar a Cajamaraca en
donde permaneceríamos por espacio de una semana.
Al
llegar lo primero que hacíamos era guardar las cosas en el hotel e ir a los
Baños del Inca y tener un baño placentero, el que repetíamos todos los días muy
temprano.
En
Cajamarca vivía un distinguido sanmiguelino el Sr. Juan Quispe, empresario en
Hotelería y Turismo, quien de voluntad propia actuaba como un promotor ad
honoren de los tejidos de San Miguel, daba estadía gratuita a los participantes
de la feria en su Hotel que se encontraba en la plaza de armas de Cajamarca. El
Sr. Juan Quispe proporcionaba un ambiente para la exposición y venta de los
tejidos en la Feria y para cerrar con broche de oro organizaba una cena de gala
en su hotel para las expositoras de los tejidos de San Miguel que eran sus
paisanas.
Las obras que se exponían era
productos de aplicación para el hogar tales como: servilletas de té, café, vino, coctel, manteles
de mesa, cubrecamas, ponchos tipo chalan, otros utilitarios como alforjas, chalinas,
toallas, etc.
Grande
fue la satisfacción de Mamá Dina cuando por varios años yo y mi esposa Mary,
para no perder la costumbre participamos en la Feria Internacional de Artesanía
en Florencia - Italia, llevando los famosos tejidos de San Miguel los que
fueron suministrados por mi Madre.
Así
pasó su vida en San Miguel mamá Dina junto a su esposo, Eusebio Vásquez,
trabajando palmo a palmo por el progreso de su familia.
Quiero
reiterar mi homenaje a mi madre por su voluntad emprendedora y también a las damas Sanmiguelinas que hicieron de esta
actividad su modo de vida y a quienes
siguen con esta tradición de producir los tejidos de San Miguel, mi
saludo cariñoso para Barbarita Mendoza y Martina Hernández.
Tejidos de San Miguel: Ponchos tipo
chalan, cubrecama, mantel de meza, pisos de mesa servilletas y alforjas
Miami, USA
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