D E M A G O G I A
Anécdota: Antonio Goicochea Cruzado
Señores: Eduardo Goicochea, Nilo Verástegui, Vicente Hernández, Santos Malca 'Chimbalcao' y Carlos Montenegro 'Chaplín'.
Demagogia, viene de demagogo y éste a su vez de las
voces griegas δημαγ, demos, pueblo y ωγός, ogos, guía
o conductor. Etimológicamente demagogo quiere decir “conductor del pueblo”, los
grandes hombres como Sócrates, Buda, Jesús han sido por conductores, demagogos,
decía Miguel Lingán a los amigos, en la
cantina de don Santos Malca una sabatina mañana del año 1970.
Se había entablado una discusión
sobre la palabra demagogia entre los
amigos que se aprestaban a degustar un sabroso cebiche de hígado y criadillas
de carnero, preparado por el dueño de casa.
Don Vicente Hernández,
sentencioso interrumpió, demagogia es un conjunto de artes políticas de
gobernar con engaños para mantenerse en el poder.
Miguel le espetó, no tan rápido
señor Hernández, no he terminado; y, continuó:
-Decía lo que decía, porque hasta
inicios del siglo, ese es el prístino significado de demagogo, pero como el uso
social hace el significado del término, cambió, en algún momento un conductor
de pueblo, un demagogo, hizo un gobierno con engaños, con trapacerías y
atropellos a la democracia, y siguió llamándose demagogo. Después de esto
quienes al gobernar o hacer ejercicio político engañaban a sus pueblos fueron
llamados peyorativamente demagogos. A tal manera de gobernar se le denominó demagogia.
-Como Hitler, en Alemania;
Mussolini, en Italia; Stalin en la Unión Soviética, dijo con aires doctos Melitón
Linares.
-Sírveme otro par Santitos, que
esto se pone bueno, dijo el Capitán Zamora, celebrando la discusión con su
estentórea risa.
La discusión siguió con acalorada
intervención de los amigos, de pronto don Santitos colocó sendas cucharas
alrededor de la fuente de cebiche.
-Soquito, le dijo el Capitán a
Manuel Díaz, antes de picar anda compra una media de don Santos Cieza, le ha
llegado un cruceño que abre el apetito mejor que ninguno.
-Que vaya mi párcero Arcelio, que
es el menor de todos y como sabe usted donde manda Capitán no manda marinero,
le replico Manuel: entonces Monito, cumple con el encargo.
Arcelio, resignado, aceptó, no
sin antes advertir que no iniciaran el pique antes de su retorno.
La discusión seguía, con el mismo
entusiasmo y vehemencia que en el inicio. Que si Haya de la Torre era demagogo o no; que
Odría más que demagogo era un asesino; que todos los políticos, llegados al
poder, por situación natural del ejercicio de gobierno recurrían a la
demagogia.
Arcelio demoraba tanto que el
mismo capitán interrumpió, diciendo:
-Al ataque. Y todos empezamos a
comer.
-Un momento, un momento, dijo
Manuel Díaz, Santitos separe en un platito un poco de cebiche para mi Monito.
Efectivamente, don Santos, tomó
un plato e hizo la separación solicitada. Guardó el plato en el cajón de la
mesa.
En pocos instantes la fuente
quedó vacía. Ya no se hablaba de demagógica sino de las habilidades culinarias
del anfitrión. En esos momentos llegó Arcelio con media botella de cristalino
chancayano, quiso justificar su demora pero al ver la fuente vacía exclamó:
-Malos amigos, eso no se le hace
a quien se va a conseguirles su traguito.
-Calla Monito, Santitos, el plato, dijo Manuel.
Don Santos sacó del cajón el
plato le entregó al mandadero que ya se le hacía agua la boca.
-Será asentativo, dijo el
Capitán, salud y la botella empezó a circular.
Arcelio tomó el tenedor y empezó
a dar cuenta de su plato. Perdido en un bosque de cebollas, rocoto y culantro
sólo encontró un trocito de hígado y otro de criadilla. Llamando la atención
con amicalidad y respeto dijo:
-¿Puedes decirme qué es esto,
Santitos?
A lo que el aludido, demostrando
haber sacado provecho de la discusión, le dijo:
-Demagogia hijo, demagogia.
La característica carcajada del
Capitán Zamora subrayó esta acertadísima intervención.
Los amigos se unieron a la
celebración con risas e interjecciones propias de los que ya sentían los
efectos del alcohol, dando como ganador de la discusión a Don Santos Malca
Ramírez “Chimbalcao”.
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