CARMEN PAJARES
VARGAS:
TE QUEDAS CON NOSOTROS
Antonio Goicochea Cruzado
Carmen, Camu, Camuchita, como con
cariño te llamamos y te seguiremos llamando. Hace dos días iniciaste un largo
viaje por las lindes celestiales y al consuno de las nostalgias te volvemos a
nosotros: Camuchita, la naturaleza te dotó
de talentos que supiste cultivarlos a plenitud: Camucha “la yanasera”,
como te decía tu mamá, siempre con las amigas, siempre amiguera, jugando a la
cocinita, a las amasijeras. Más tarde, en Cajamarca, tu casa tenía las puertas abiertas de par en
par a recibir a los paisanos y amigos. Amigos para siempre…
Tu acendrado catolicismo te hizo
participar en las “pallas” y “pastorcitas” que con anaco, pañuelo y a viva voz,
bailabas y cantabas “las rondas navideñas” que después supimos que se llamaban
villancicos. Tu atiplada voz sobresalía, siendo guía del cantar de los
pastorcitos, “Niño Manuelito/qué te puedo dar/rosas y claveles/que no tengo
más; y en los mayos, meses de María: Ave, ave, ave María/ Ave, ave, ave María/
a tres pastorcitos/la madre de Dios/ descubre el misterio/ de tu corazón…
Y en la Escuela 74, y en el
teatro “Fénix”, en las actuaciones escolares, cuando acariciabas nuestros oídos
al son del Payandé y que tanto gustaba y lo seguimos recordando.
Más tarde fue la iglesia de San
Miguel y su feligresía la que se solazó con tus religiosos cantares.
Después en las actuaciones
literario-musicales, a las que San Miguel es asiduo, Tirso Linares, Juan Alvítez, Ángel Medina y
Bobachón hicieron contigo dúos, tríos, cuartetos, de “polendas”, como diría Benjamín.
Y nos gozábamos al escucharlos. Más tarde aquí en Cajamarca en los setiembres
no había reunión de sanmiguelinos en la que no se escuchara tu voz.
Tu talento histriónico te llevó a
formar parte del elenco teatrístico de San Miguel. Es recordada tu participación
en la obra teatral “El Pasado”, que coprotagonizaste con Luzmilita Bravo. Te
vimos tan hermosa, como que te vio Julio a través de fotos y de ti se enamoró y
no tuvo paz y calma hasta lograr el sí y
formaron un hogar que fructifica en cuatro hijos: Koki, Lalo, Norman y Betty,
los que te están dando unos nietos que son los que en sus mentes y corazoncitos
irán sintiendo el cariño de “mama Carmen”
En tu casa se inició, acá en
Cajamarca, la tradición de las novenas al Arcángel San Miguel, y que hoy todos
los setiembres congrega a los pisadiablos. Trajiste San Miguel a Cajamarca y tu
casa fue el imán que a la sombra del Pisadiablo Mayor, se divertían los “Pisadiablitos”,
como diría Manuel Díaz al entonar la hermosa marinera de Juan Alvítez.
No quiero recordarte de otra
manera, sino con la alegría que siempre entregabas y que anoche con boleros la
rememoraron Pocho, Roger y Koky, al son de guitarras y violín.
Pero creo, como muchos, en la sabiduría de la naturaleza. Los catorce
meses que soportaste tu enfermedad, con
la que sufriste y sufrieron tus familiares y sufrimos tus amigos, nos mostraron
la endeblez de nuestra anatomía y de lo frágiles que somos para los arteros
ataques de las enfermedades. Esos meses de angustia, incertidumbre y
sufrimiento mutuo, al final, llevan a la consolación de ver a nuestra Camucha
trajinar por lindes celestiales, ausentes de dolor, necesidades y de tiempo.
Es posible que Julio, tu Julio
querido, esté cavilando: Cuando no tienes quien te espere de qué sirve que
cuentes las estrellas y en busca de cometas escudriñes vesperales cielos.
Cuando no tienes quien te espere de que te vale haberte metido en charcos y que
el agua cristalina te haya bañado el corazón.
Cuando no tienes quien te espere
de qué sirve que mil veces miraras el reloj, de que te sirve desandar los
caminos, de qué los adioses y hastaluegos.
¡Qué importan los largos
caminares por estrechas cañadas! ¡Qué importan los zigzag trajinantes por lo
abruptos despeñaderos! que tiene la vida. De qué, si no tienes nadie quien te
espere. Cuando no tienes quien te espere y no encuentras más que un lecho frío:
¿de qué sirven todos los trajinares?
-Julio, dice Camuchita, en su
silencio, déjate de esos cavilares que te quedas con mi Koki, con mi Norman,
con mi Lalo, con mi Betty y con mis nietos.
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