Tuesday, December 30, 2014

LA INSURRECCION EN CHOTA / Aníbal Idrogo



LA INSURRECCION EN CHOTA

Aníbal Idrogo

Eleodoro Benel 

En realidad por donde lo veamos al Perú, solo tenemos como historia a las dictaduras, derrocamientos, pugnas por el poder, levantamientos insurgentes, valerosos hombres comprometidos por la insipiente democracia queriendo hacer prevalecer los minusválidos derechos constitucionales solo alcanzaron, muertes, saqueos, desapariciones encubrimientos, olvidos, patrañas envilecidas de los medios de comunicación de ese entonces y que perduran hasta hoy. De todo esto algo muy preocupante y tal vez lo más fundamental fueron las “traiciones” entre nosotros, sino veamos cómo es que los famosos hacendados Villacorta conformando o dirigiendo al “grupo paramilitar Chetillano”, dieron el tiro de gracia a esta insurgencia apoyando al ejercito enviado por el gobierno de Leguía, veamos también la falta de decisión correcta  jamás comprendida, no aprendieron la lección en la guerra con Chile. El coronel Alcázar que se negó a eliminar a sus enemigos pidiéndole a Eleodoro Benel, que cese el fuego ya no más derramamiento de sangre que deje en libertad a las huestes del estado, porque lo consideraron diezmados, dejó que éstos se repusieran y en respuesta  capturaron a los insurgentes y los fusilaron tanto a coronel Alcázar como al teniente Barreda, eso mismo le pasó a Miguel Grau en la guerra del Pacifico.
Pasados los años vivimos solamente de viejos recuerdos creando en todo este tiempo solamente héroes de ficción, sin quitarle méritos por su puesto a muchos grandes personajes anónimos que por razones obvias y de intereses se ocultó la información para siempre, esta insurrección en Chota no es ajena al gran derrotero que tenemos como principio y hemos creado una historia llena de argucias, de historiadores superficiales que nunca se atrevieron a decir la verdad.
¿Debemos vanagloriarnos de nuestras traiciones y derrotas en guerras internas y externas, que en eso si somos muy expertos? claro que no. Hasta cuando a nuestros hijos les inyectaremos una dosis de verdad que vaya ajustada a nuestra realidad, ¿que hemos vendido y recibido en todos estos tiempos?: mentiras y más mentiras.
Somos un país diverso inmerso en una agonía de esperanzas muertas de suicidios nefastos de luchas individuales, como si los problemas sociales fueran casos aislados. Entendamos al Perú andino, como el país de todas las sangres ya lo dijo: José María Arguedas, atormentado por las injusticias de su pueblo terminó siendo parte de ella de sus dolores y sufrimientos de sus eternas luchas frustradas.
La insurrección de Chota, no fue más que una la lucha de intereses de grandes terratenientes por el dominio de sus tierras y de coroneles por ostentar el poder del estado no existía otra razón. Se convirtieron en bandos defendiendo a un gobernante o peleando contra el otro, trayendo como consecuencia el derramamiento de sangre del pueblo humilde, que desde ya eran sometidos al esclavismo en el trabajo haciendo las carreteras sin algún pago mísero, disposición dada por el gobierno de Leguía, no falto quienes se enriquecieron a costa de este sacrificio del trabajo forzado. Generaciones de hoy deben saber la verdad, de que no tenemos héroes de que vanagloriarnos los falsos héroes de papel un día caerán a pedazos y los que lo escribieron también. Apelamos al razonamiento de la juventud en lo sucesivo, que de nosotros depende enseñarles amar al Perú.
Necesitamos escribir nuestra propia historia, necesitamos amar a la patria tan abandonada, necesitamos confiar en nuestros propios esfuerzos y pelear por ellos, si las generaciones pasadas no tuvieron las suficientes agallas para decir la verdad de la historia, no necesitamos buscarla, solo hay que sacar nuestras propias conclusiones, de cómo estamos hoy y que haremos mañana.
El pueblo de Chota, debe tener la mirada altiva y ejecutiva en memoria de aquellos hombres adultos y jóvenes humildes que derramaron su sangre tratando de encontrar justicia y se pusieron de un lado unos y de otro lado otros, siendo utilizados por falsos héroes que hoy les rendimos pleitesía. Que corajudos somos, que falta de realismo frecuenta nuestras mentes citadinas, que olvido profundo de las causas y consecuencias. El corazón chotano debe salir al frente para defender sus derechos en lo venidero y tomar muy en cuenta que las historietas plagadas y viciadas de historiadores entumecidos solo nos han vendido el paraíso de un Perú, que ni ellos mismos tal vez ha sabido defender y querer o simplemente a que intereses respondieron. Que mala historia nos han contado, con los ojos cerrados en plena luz del día.
SOY CHOTANO DE PURA SEPA
Soy chotano de pura sepa
Y orgullo tengo de serlo.
La historia de mi machete
tal vez quieran conocerlo.

Mis héroes están ocultos
en las entrañas del pueblo,
pero han saltado los pulpos
adueñándose del duelo.

Si los Acuntas vivieran
otro sería el misterio,
saldrían todos los santos
dejando libre al monasterio.

Cadáver de E. Benel en la plaza de armas de Cutervo

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