Saturday, November 24, 2012

Homenaje al CLUB “UNIÓN FRATERNAL” de San Miguel, 120 años después / Víctor Hugo Alvítez

Homenaje al CLUB “UNIÓN FRATERNAL” de San Miguel, 120 años después. I


Cincuentenario del CLUB SOCIAL “UNIÓN FRATERNAL”
de San Miguel de Cajamarca.
1892 – 24 de Noviembre 1942

I Parte

“El 24 de noviembre de 1942, celebró el Club ‘Unión Fraternal’ de San Miguel de Cajamarca, jubiloso y pleno de emoción y optimismo, la grandiosa efemérides de su Cincuentenario”. Con estas palabras inicia el folleto – memoria publicado sobre el particular acontecimiento de la institución que bregó por el desarrollo de San Miguel, hace hoy exactamente 120 años de su fundación y que tuvo una larga vida y presencia en nuestro pueblo para ir apagando su llama votiva a inicios de la década ’80. Su perdurable existencia y fértil savia la debemos a nuestros antecesores a quienes hoy rendimos homenaje y gratitud por sus altos valores de fraternidad y solidaridad hacia el pueblo que los vio nacer y/o acoger. Los sanmiguelinos tenemos el deber y compromiso de revivir esta noble institución, así como ellos lo hicieron en difíciles momentos atinando a la inteligencia, apertura e incorporación de sangre nueva y joven comprometida. Allí está el éxito.
Difundimos parte de esta rica y valiosa historia para que de una vez, tomando conciencia se retome la conducción de la recordada institución que representó y dignificó a los  sanmiguelinos por casi un siglo de existencia, más aún cuando algunos descendientes viven en nuestra ciudad. Pisadiablo

LA MEMORIA DEL CINCUENTENARIO
 Tras breve pausa, el señor don Carlos P. Farro. Presidente del Unión Fraternal, da lectura a su Memoria:

Señores, consocios:

“Una vez más agradezco la designación de mis consocios, con la que me han honrado, eligiéndome Presidente de esta noble Institución, lo cual me brinda la feliz oportunidad de hacer uso de la palabra en esta excepcional actuación, con motivo de las bodas de oro del Club “Unión Fraternal” de esta localidad.

Sea, pues, mi primera palabra de agradecimiento para todos los presentes, que se han dignado concurrir al acto, dándole así mayor realce.

El progreso tiene por base fundamental la unión en el trabajo, y todo bien se consigue con la buena voluntad de cada uno para colaborar, respetar y cumplir con las disposiciones que nos sirven de norma, lo que en el fondo es lo que se llama una buena organización. Tal es sentir del Club “Unión Fraternal”, y me perdonaréis repita aquí lo que siempre he dicho: el progreso de él depende de nosotros mismos.

El cumplimiento de nuestros Estatutos debe ser nuestro afán. Ellos han sido elaborados con plena voluntad y raciocinio nuestro; nadie nos ha obligado a ello, ni nadie nos obliga a espetar lo que nosotros hemos aprobado cada uno de sus artículos ha sido bien discutido, distinguiendo y separando lo bueno de lo malo, lo consciente de lo inconsciente, nos hemos entregado de corazón y con juramento a cumplir y hacer cumplir lo que ha razón dictó y la voluntad aprobó para que sirva de ley en el seno de nuestra Institución.

La distinción con que he sido honrado, la estimo como un puesto de avanzada; cuando la marcha de la Institución es uniforme, cuando la voluntad de sus componentes es unicorde. En tal caso parece que crece el espíritu del designado a su representación; asume aparentemente el comando, pero no es él quien maneja el organismo, es la institución misma, es la voluntad de todos los que están de acuerdo para darle buena dirección; es una resultante de todas las fuerzas componentes aportando cada uno su educación, su moralidad y su juicio correcto; es entonces cuando se puede apreciar al hombre, sus alcances y su educación, trasunta su inclinación y sus móviles en una  palabra su espíritu; y, viceversa, puede adquirirlos si no aporta ninguno, ni más ni menos como en un centro educativo social.

En su aspecto moral, la institución no es solamente una reunión de personas; es la amalgamación de ideas, con que cada uno de los socios aporta para elaborar algo en beneficio del Club, del cual es miembro.

Agradezco una vez más la designación de ser su presidente, porque así me hallo en la situación de poder rogar a cada uno de mis consocios, y aún de los que no lo son, no desmayen en la colaboración que pide muestra Institución, para darle así el lugar preferido a que tiene derecho por tantos títulos, y hasta por su sola denominación CLUB “UNION FRATERNAL”.

Con la emoción que es natural experimentar al hacer memoria de tiempos pasados, voy a relatar en síntesis, la historia del Club “Unión Fraternal”, que los presentes juzgo la conozcan y los que nos sucedan, también la conocerán con afectuosos recuerdo. Hoy día de la fecha cumple el Club “Unión Fraternal”, cincuenta años de vida desde aquel de su fundación o sea el 24 de noviembre de 1892. Reunidos en aquel día memorable los señores Ismael Amézaga, hombre ilustrado, de conocimientos vastos, de un corazón nobilísimo; don Victoriano Sarabia, cuyas dotes personales son conocidas en los anales de la historia de este terruño, educado en el Colegio de San Ramón de Cajamarca, Director de un Colegio de Instrucción Media en esta ciudad, cuyos profesores fueron hijos de la misma y además fundadores del Club que hoy día celebramos sus bodas de oro, fue Subprefecto de nuestra provincia y nos legó ejemplos de ciudadano culto y honrado, aspirante del porvenir de nuestro pueblo.

Don Manuel Sánchez Díaz, a cuya personalidad se le debe gratísima memoria, fue el educador más contraído y cuyas enseñanzas recibieron muchas generaciones de este pueblo, recibiendo un rayo de luz intelectual para sus cerebros y un ejemplo inmaculado de honradez y cariño para sus corazones, fue el patriarca de este pueblo, estricto en el cumplimiento de su misión y cuyo nombre lo veneramos con gratitud las personas que fuimos sus alumnos.

Hace pocos años que dejó de existir pagando el natural tributo a la naturaleza material, pero su memoria en nuestro espíritu no muere nunca; la gratitud es perdurable.

Don Roberto Serrano, hombre abnegado en el trabajo, de una sencillez exquisita en su trato, de una alma de niño, con su esfuerzo ciudadano y acrisolada honradez nos legó el patrimonio necesario para rendir culto a nuestro Dios; luchó,  se esforzó y trabajo, y murió después de ver cumplida su aspiración. Me preguntaréis ¿Cuál es ese patrimonio? Y yo les contesto: El Templo que es obra de orgullo de San Miguel y que admiramos todos los naturales y extraños.

Don Jacinto Barrantes el auténtico ciudadano sanmiguelino, fue quien impulsó el progreso integral de este pueblo, lleno de aspiraciones, de luces, de energía constructiva de honradez acrisolada, realizó la compostura de la mayoría de las calles de esta ciudad, realizó también obras de aliento y utilización para los vivientes del lugar, mejorando sus condiciones de vida, así por ejemplo, hizo construir una acequia en La Banda, acueducto, cuya extensión es por lo menos de cuatro leguas y da regadío a muchas hectáreas de terreno, que antes eran eriazos por falta de agua, haciéndolos fértiles y productivos. Realizó la construcción de un gran puente de piedra, que nuestros ojos muchas veces indiferentes, al pasar por él no le dan la verdadera importancia; pero que por su utilidad y solidez es una de las obras más importantes que tiene San Miguel y que sirvió de base para la construcción de la carretera a Hualgayoc, sin que haya pensionado al Estado en ningún centavo; y por él vemos pasar a diario los camiones con toneladas de peso, veloces y seguros, llevando el adelanto y la civilización a los pueblos.

Don José Quiroz Linares, ciudadano nato sanmiguelino, defendió este pueblo exponiendo su vida y la de su familia, cuando algunos invasores enemigos intentaron destruirlo, luchando con denuedo en defensa de sus moradores y el honor de sus familias. También intervino en la construcción de las murallas del cementerio, recinto sagrado, donde descansan los restos de la mayoría de nuestros consocios y en donde nos es dado elevar nuestras plegarias y depositar coronas del recuerdo por los que fueron. Desgraciadamente las paredes que lo circundan, están destruyéndose y reclaman pronto reparación.

El párroco doctor Quirós, hijo también de San Miguel, ejerció sus funciones en esta Doctrina por muchos años. Fiel siervo de Cristo, cumplió con sus deberes sagrados, en todos sus actos con humildad y amor al prójimo ejemplares y cuyo recuerdo no ha desaparecido en las personas que tuvimos la suerte de conocerlo.

El señor don Manuel T. Ramírez, hombre público, fue diputado nacional y dejó en su Cámara las huellas de su hombría de bien, laboriosidad e inteligencia.

El señor don Braulio Larrea, limeño de origen, hombre de bien a carta cabal y de vasta ilustración, fue como uno de los principales gestores para la fundación del Club y fue secretario vitalicio.

El señor don Isaac Quiroz, que aún vive radicado en Lima, digan persona, de reconocida honradez, fue el Cajero del Club, con una ancianidad aureolada por el prestigio de sus buenos actos, y rodeado de cariño de los suyos, lleva la vida grata y apacible de los buenos.

El señor don Manuel Quirós y Caballero, sanmiguelino de vasta educación, dignísima persona, fue instruido en el Colegio Nacional de Guadalupe en Lima e instaló en esta ciudad un Colegio de Instrucción Media, cuyos profesores fueron todos sanmiguelinos, ignorándose de que no haya seguido funcionando después.

El señor don Bartolomé Novoa, sanmiguelino, fue ingeniero de Minas, cuya profesión la adquirió en Alemania y después de recorrer varios puntos de Europa y Asia, vino a prestar sus servicios al país. Profesional de fuste, cuyas dotes intelectuales eran bastante conocidas dentro y fuera del país ocupó siempre el principal puesto en las grandes empresas que sirvió. Dio un alto timbre de honor al Club y a su ciudad: San Miguel; faltamente la inexorable parca lo arrastró prematuramente cuando aún esperábamos mucho de él, como ha acontecido con tantos otros hombres de bien, que eran la grandeza y el orgullo de San Miguel y que dejaron bien sentado el nombre del Club. A estos hombres ilustres siguieron muchos otros, como son:

Señor Abelardo Cruzado Solís 
Señor Alejandro Cubas Cotrina
Señor José Gálvez Novoa
Señor Feliciano Ríos
Señor Exequiel Castañeda
Señor Eliseo Malca Solís
Señor Antonio Malca Novoa
Señor Gerardo Castañeda Barrantes
Señor José Cástulo Sarabia
Señor Manuel C. Barrenechea
Señor Carlos L. Lamas
Señor Eliseo Barrantes Cubas
Señor Fermín Castañeda
Señor José Manuel Huerta
Señor Juan B. Ríos
Señor Fortunato Caballero
Señor Eugenio Cubas
Señor José María Cueva

Y algunos otros más que por falta de datos no me ha sido posible consignarlos.

Todos estos señores fueron los socios activos que formaron el Club “Unión Fraternal” y eligieron como su primer presidente al señor Ismael Amézaga.

Para todos ellos ofrendamos un recuerdo en estas páginas.

Fatalmente nuestro pueblo carece de centros de trabajo, donde poderse ganar los medios económicos para la subsistencia, o por mejorar de condición nuestros consocios han ido saliendo de este lugar los unos y los otros han dejado de existir; pero dejando todos una huella constructiva en el Club; así formamos la Biblioteca de un gran número de volúmenes, obsequiados por los, socios en general, biblioteca que tuvo renombre en todo el departamento. El señor Francisco Burga obsequió con tal objeto la que tenía su hijo, el señor doctor don José Isidro Burga, quien fue también socio de nuestro Club, graduado en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, cuya ilustración y talento son muy conocidos en el departamento, y aún en la capital de la República, pues llegó a ser diputado a Congreso y descolló como parlamentario. Dichos volúmenes fueron cientos y de gran valor, pero fatalmente han desaparecido.

Los socios honorarios del Club, en sus primeras etapas fueron los siguientes:

Señor doctor Juan B. Quirós vecino de San Miguel.
Señor Juan de M. Cruzado, vecino de San Miguel.
Señor Carlos Montoya Bernal, vecino de Hualgayoc.
Señor doctor Arturo Osores C., vecino de Lima.
Señor José Isidro Burga, vecino de Santa Cruz.
Señor doctor José del C. Gallardo, vecino de Cajamarca.
Señor Alberto Cáceres, vecino de Lima.
Señor Ing. Bartolomé Novoa, vecino de San Miguel.
Señor Francisco Burga, vecino de Santa Cruz.
Señor Jacinto Barrantes, vecino de San Miguel.
Señor José Quiroz Linares, vecino de San Miguel.
Señor Baltazar Castañeda, vecino de San Miguel.
Señor Manuel Verástegui, vecino de San Miguel.
Señor Manuel Cubas Terrones, vecino de San Miguel.
Señor Tiburcio Barrantes, vecino de Llapa.
Señor Eulogio Becerra, vecino de Llapa.
Señor Manuel Barrantes Quiñones, vecino de Llapa.
Señor Temistocles Carcelén, vecino de Chepén.
Señor José Smith, vecino de Chepén.
Señor Eusebio Rodríguez, vecino de Guadalupe.
Señor doctor Salomón Quirós y Caballero, vecino de San Miguel.
Señor Carlos C. Amézaga, vecino de Lima.
Señor Eloy Cubas Gallo, vecino de Lima.
Señor José M. Amézaga, vecino de Lima.
Señor H. Eulogio Amézaga, vecino de Lima.
Señor Emilio G. Amézaga, vecino de Lima.
Señor Francisco Vera, vecino de Lima.
Señor Manuel Luipera, vecino de Lima.
Señor Belisario Angulo, vecino de Lima.
Señor Eduardo E. de Orellana, vecino de Lima.
Señor Pedro Demetrio Cabo, vecino de Lima.
Señor Juan Francisco Iriarte, vecino de Lima.
Señor Flavio Castro Iglesias, vecino de Lima.
Señor doctor Pedro de Osma, vecino de Lima.

Todos los socios mencionados, cooperaron con un grano de arena para la formación de la base que diera cimiento sólido al edificio institucional en cuyo seno se habían concentrado los mejores elementos de San Miguel y que por consecuencia, servía para las mejores orientaciones en el adelanto de la ciudad.

De la espléndida Biblioteca con que entonces contaba el Club, existen muy pocos volúmenes conservados en su poder, estando el resto según informaciones particulares, dispersos.

Muebles: Contó entonces el Club, en los primeros años de vida, con todo el menaje necesario; pero gran parte ha desaparecido, encontrándose un escritorio y un reloj de pared en el salón Municipal de este Distrito.

Local: El Club tiene su local propio, adquirido por escritura pública, el cual en la actualidad lo ocupa el Puesto de la Guardia Civil, en condición de impropiedad, transitoriamente, constituyendo el único patrimonio existente que nos legaron nuestros antepasados, en su afán de que perduraran en hechos de propósitos nobles que persiguieron y que nosotros, a nuestra vez, transmitiremos a las generaciones venideras sanmiguelinas.

También han tenido el Club los siguientes socios:

Señor José Castañeda Cubas
Señor Pedro Rodríguez
Sr. Telésforo Cruzado Solís
Sr. Manuel T. Barrantes Ríos
Sr. Arsenio Ramírez
Sr. Bernabé Correa
Sr. Moisés Pajares (Llapa)
Sr. Mariano Castro Cubas
Sr. Eusebio Rojas
Sr. Federico Cubas
Sr. Herminio Segura (Hualgayoc)

De todos los socios de que he hecho mención sólo quedan cinco que viven actualmente, de los cuales 3 son activos y fundadores y los otros dos honorarios. De los primeros son: don Isaac Quiroz, don Elises Barrantes Cubas y don Alejandro Cubas Cotrina, residentes en Lima. De los segundos son: don Eloy Cubas Gallo y don Tiburcio Barrantes residentes en Lima y Cajamarca respectivamente. Todos los cuales existen todavía como faros luminosos en el horizonte emotivo de San Miguel, como pirámides en nuestro camino, que se yerguen como testigos de un pasado glorioso, para rememorarnos épocas vividas, para señalarnos el camino que debemos seguir el presente, estimulando nuestras actividades en las labores ejemplares que desplegaron en el Unión Fraternal, cuya marcha gloriosa fue interrumpida como ya tengo dicho, por la ausencia de unos y por la muerte de otros; van pues a los que nos acompañan todavía, nuestro más emocionado saludo en esta fecha y la expresión de nuestro recuerdo que será imperecedero.

A principios de año 1921, entusiasmados con el ejemplo que nos legaron nuestros antepasados, reorganizamos el Club, bajo la presidencia de nuestro consocio el Sr. Victoriano Sarabia Ríos y a cuya capacidad y dinamismo, fue encomendando su dirección como lo había sido en su fundación.

Se hizo la reorganización con la asistencia de los siguientes socios:

Sr. Victoriano Sarabia Ríos
Sr. M. Absalón Rivasplata Malca
Sr. Reynaldo Cortez
Sr. Alfredo Rivasplata Malca
Sr. Eladio Serrano Quiroz
Sr. Ambrosio Arias Condemarín
Sr. Carlos P. Farro
Sr. Leopoldo Lara Barrantes
Sr. Genaro Lara Barrantes
Sr. César Torres Castañeda
Sr. José Cástulo Sarabia
Sr. Manuel J. Vera
Sr. Luis A. Losio
Sr. Raymundo Mondoñedo Alegría 
Sr. M. Nicolás Sarabia
Sr. Abraham Malca Rodas
Sr. Feliciano Cruzado Barrantes
Sr. Mariano Barrantes Burgos
Sr. José Manuel Cubas
Sr. Hermilio Villanueva Farro

Estando pues reorganizado el Club, y establecido normalmente, el presidente Sr. Sarabia Ríos, que como maestro pedagogo, actuó largo tiempo aquí por motivos de salud, pidió se le sustituyera en la presidencia, siendo elegido entonces el Sr. M. Nicolás Sarabia, digno representante de esta entidad que por muchos títulos se ha hecho siempre merecedor de la estimación general y a quién su vasta cultura lo ha puesto en el sitial en que se encuentra actualmente, ejerciendo el apostolado de vocación.

Esta reorganización tuvo no poco tiempo de vida, pues se realizaron nuevas Juntas Directivas, habiendo sido su presidente en varias de ellas el Sr. Alfredo Rivasplata; pero fatalmente la escasez de trabajo y mejores colocaciones profesionales, alejó a muchos de ellos fuera del lugar, pero desde donde se encuentran nos acompañan espiritualmente a fin de robustecer este organismo que tanto renombre dio otrora a este pueblo.

Posteriormente, el 22 de marzo de 1941, un grupo de jóvenes aspirantes, intelectuales, con ideas de sociabilidad, que corresponde más o menos a la segunda o tercera generación, descendientes sino de sangre de los fundadores, pero sí de ideas y cultura que tenían formado el Club “Cultural Deportivo”, el que comulgando con un solo sentir con el “Unión Fraternal”, el decano sanmiguelino, se fusionaron, con el nombre de este último, que nunca pedía morir o desaparecer por estar contemplada la vida del Club en sus Estatutos estando así asegurada su existencia y además existir tres socios fundadores que ya los he referido más adelante y también el último presidente del Club reorganizado el Sr. Alfredo Rivasplata, lleva ya de vida un año ocho meses, correspondiendo a mi labor de este período 7 meses, como presidente del Club Unión Fraternal. Esta labor parece dar principio a una convalecencia franca y vigorosa del Club.

La fecha referida, 22 de marzo e 1941, bajo la presidencia del Sr. Juan L. Mata, siendo secretario el Sr. Bartolomé Vera Cubas, se llevó a cabo dicha sesión por la que quedaban fusionados los dos clubes con el solo nombre de Unión Fraternal; practicadas las elecciones fue elegido presidente el Sr. José Manuel Cubas, asistieron al acto los siguientes socios:

Sr. José Manuel Cubas
Sr. Genaro Lara Barrantes
Sr. César Torres Castañeda
Sr. Leopoldo Lara Barrantes
Sr. Jacob E. Novoa
Sr. Raymundo Mondoñedo Alegría
Sr. Orlando Cruzado
Sr. Artemio Gálvez Vera
Dr. Edmundo Guevara Salinas
Sr. Vicente Hernández Sánchez
Sr. Juan de Dios Lara Cubas
Sr. Victor Malca Rodas
Sr. Carlos P. Farro
Sr. Carlos Reyes Illescaz
Sr. Carlos Villanueva Novoa
Sr. Bartolomé Vera Cubas
Sr. Luis E. Malca Rodas
Sr. Rafael Quiros Caballero
Sr. Juan L. Malca Regalado
Sr. J. Salomón Cubas B.

Pocos días después, por incompatibilidad del puesto que desempeña el señor Cubas, jefe de la Caja de Depósitos, hubo de renunciar a la presidencia eligiendo en consecuencia al Dr. Edmundo Guevara Salinas, en la misma sesión, 29 de abril de 1941, el señor Leopoldo Lara, entregó al Club, la placa de bronce de la fundación, pues lo había tenido guardada después del receso de la primera reorganización, conserva dicha placa el auténtico recuerdo imperecedero de un pasado de gloria, allí está a la vista exhibiendo un verdadero título y posesión del Club Unión Fraternal.

En fecha 30 de junio del mismo año, el Club recibió y agasajó en sus salones a los historiadores Dres. Alejandro Miró Quezada y Enrique Marco, quienes con motivo de seguir la ruta de Pizarro a Cajamarca visitaron esta localidad. En la sesión de la fecha fueron elegidos socios Honorarios de la Institución.

El 27 de setiembre de 1942, el Club recepcionó al periodista Sr. José Eulogio Garrido, Director del Diario “La Industria” de Trujillo, designándole como socio del Club.

Debo hacer mención que en el trascurso de la vida institucional, en distintas fechas han ingresado como socios los siguientes señores:

Sr. José Santos Burga León
Sr. Gerardo Castañeda Terrones
Sr. Jorge López Silva
Sr. Eusebio Quispe Mendoza
Como socios Transeúntes.

Como socios activos:        
Sr. Dr. Humberto Lara Cubas
Sr. Dr. Julio A. Lara Cubas
Sr. Julio Ramírez Calderón
Sr. Clotario Terrones Sáenz
Sr. Asunción Cubas Balcázar
Sr. Felipe Hernández Muñoz
Sr. Leoncio Perales Rangel
Sr. Jorge Vargas S.
Sr. Victor M. Vera Cubas
Sr. Miguel Burga Farro
Sr. Carlos Alfonso Ríos
Sr. Guillermo Bazán Peralta

También es mi deber aclarar un hecho muy significativo en la vida del Club y muy digno de mención, pues se pone de manifiesto el grado de adelanto del ambiente femenino de nuestro pueblo, me refiero a nuestras consocias que son las siguientes:

Dra. María Judith Cobián Novoa
Srta. Rosa T. Gálvez Vera
Srta. Carmen Gálvez Vera
Sra. Helvia Lara de Villanueva
Srta. Celia Mestanza Pasos
Srta. Rosaura Montoya
Srta. Quijano Elena
Sra. María Luisa Rojas de Novoa
Sra. Marina Villanueva de Malca
Srta. Tacna M. Cruzado
Srta. Susana Lingán Celis
Srta. Ida Lingán Pérez
Srta. Emilia Mestanza Wiessand
Srta. Olga Mestanza Pazos
Srta. Mercedes Malca Castillo
Srta. Sabina Malca Castillo
Srta. Ada María Villanueva Malca
Srta. Amalia Vera Cubas

Por tratarse de la fecha clásica del Club, he dado un ligero recorrido a las actas de las sesiones y me ha satisfecho profundamente al ver la cooperación de nuestras dignas consocias designadas hoy con el título de socias Colaboradoras, y me han complacido el interés que en todas las épocas han tomado por el bienestar de la Institución, no emitiendo esfuerzo alguno en el desempeño de las labores y comisiones que se les ha encargado; no han servido solo de adorno decorativo, han ayudado intelectual y materialmente, ellas pues son dignas de todo nuestro respeto. Todo lo que acabo de manifestar pone muy en alto el valor moral de la mujer sanmiguelina; y no podía ser de otra manera, pues, la mujer es el baluarte principal de la familia y ésta de las instituciones, vale decir el engrandecimiento de los pueblos, los que forman una república fuerte y poderosa.

El primero de noviembre del año en curso, efectuaron las elecciones generales, con el fin de hacer el cambio de la Junta Directiva del Club, por estar determinado así en los Estatutos, habiendo sido reelegido el que os habla, como su Presidente, distinción altamente honrosa para mí y que me pone en la feliz circunstancia de dar cuenta en esta pequeña Memoria los cincuenta años de vida que cumple nuestro querido Club Unión Fraternal.

A la vez deseo también hacer una relación aunque ligera de los enseres y útiles con que cuenta la Institución:

En su Biblioteca tiene un total de 180 volúmenes, que corren a cargo del Bibliotecario, bajo un respectivo inventario y hay la tendencia de hacerla Biblioteca Popular. Muebles, cuenta con pocos, y el interés principal es el de conseguirse un juego que dé no sólo la utilidad sino un golpe de vista de mejor presentación. Local, tiene su local propio, y lo ocupa precariamente el Puesto de la Guardia Civil, actualmente el Club ocupa uno arrendado. Además cuenta el Club con su aparato de radio receptor Philco de cinco tubos, mesa de ping – pong, un juego de ajedrez un hermoso Estandarte, obra y obsequio de las socias.

He hablado de las actividades del Club, en los diferentes aspectos, como lo requiere el caso. Por lo demás son acuerdos internos para llevar adelante la buena marcha de la Institución.

Nuestro esfuerzo no ha desmayado para llevar adelante un programa digno de celebrar la fecha que conmemoramos, habiendo recibido como valiosa colaboración, una artística Copa, obsequiada por el Sr. Dr. Dn. Manuel Salomón Quiroz, residente en Lima, exponente de simpatía al Club y amor al terruño y que por nuestro intermedio ofrenda a su pueblo que lo vio nacer. La Copa se está disputando en el torneo de Fútbol, para lo que se ha nombrado una comisión del seno del Club.

La Institución que represento, el Club Unión Fraternal, en sus fines y en su esencia es completamente apolítica, sin desechar por esto ningún esfuerzo o apoyo que lleven consigo el buen nombre del pueblo o de su honor si que estuviese este comprometido. Ella ha sido la brújula directiva y hará siempre lo posible por levantar con honra el estandarte sanmiguelino.

Hoy, con motivo del cincuentenario del Club, he hecho una ligera remembranza, recordando un tiempo feliz pasado en el cual puede decirse que se han comprendido tres etapas, y estoy seguro que esta última no será interrumpida, al menos es así mi vehemente deseo. Y aún más estoy seguro irá más bien evolucionando, en armonía con la civilización actual que imprime a la juventud rumbos más vastos hacia horizontes más hermosos y felices. Que las huellas que nosotros dejamos a nuestro paso por el Club, sea para esa generación una aurora de nuevo día de radiante luz.

Agradezco a todos ustedes por su amable presencia en este recinto que lo honran y por la atención que me habéis prestado, dejando así en mí un recuerdo indeleble de gratitud.

También suplico a todos me dispenséis las faltas que hayan encontrado en la presente Memoria, la que solo trasunta mi buen deseo”.

Largos aplausos finalizaron la lectura de la memoria del señor presidente don Carlos P. Farro, haciéndole demostraciones de simpatía. Luego el socio del Club Unión Fraternal señor Vicente Hernández dio lectura al siguiente discurso:

Mañana continuaremos con la segunda parte y el discurso del señor Vicente Hernández

No comments: