GUATEMALA ‘OLVIDA’ A MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS
El país
centroamericano ignora a su Nobel y no prevé actos en el
40º
aniversario de su muerte
El País, Ciudad de Guatemala 9 JUNIO
2014
El escritor Miguel Ángel Asturias, retratado por Henri Cartier-Bresson.
El exilio y la marginación que sufrió muchos años
en vida persiguen a Miguel Ángel Asturias
(1899-1974) incluso en la eternidad, ganada por libros clásicos
latinoamericanos y la concesión del premio Nobel en 1967. Guatemala, su país,
por el que tanto hizo desde la literatura, casi lo ha olvidado y solo tiene
silencio para él en el 40º aniversario de su muerte, sucedida en Madrid hace
hoy cuatro décadas.
Una fecha inadvertida en su país y un despropósito
si se considera que Ciudad de Guatemala ha sido nombrada Capital Iberoamericana
de la Cultura 2015.
“Ni siquiera estábamos advertidos”, reconoce la
jefa de información del Ministerio de Cultura, Claudia Velásquez. “Te
agradecemos que nos alertaras. Vamos a emitir un boletín al respecto y lo
distribuiremos a la prensa”. Es el tiempo que corroe la memoria de uno de los
precursores del boom latinoamericano por obras como El señor presidente
y Hombres de maíz.
“Ignorar a Asturias”, comenta el escritor
guatemalteco Gerardo Guinea, premio Nacional de Literatura 2009, “es una
muestra de la ignorancia supina del Estado de Guatemala —que no de algún
Gobierno en particular— con respecto a la importancia que Miguel Ángel Asturias
tiene en la literatura en español. Algo que da pena y vergüenza ajena”.
Añade Guinea que obras como Hombres de maíz,
publicada en 1949, o El alhajadito (1961), colocan a Asturias
como el padre del realismo mágico, un género que inmortalizara otro gigante,
Gabriel García Márquez, merced a la utilización de un lenguaje magistral, a la
vez que más accesible al lector. “El problema con Asturias es que fue
excesivamente barroco para describir sus realidades. Pero el realismo mágico
está en cada una de sus páginas, como sigue estando en cualquier barrio popular
de toda ciudad latinoamericana”.
El nieto del Nobel, Sandino
Asturias, hijo de Rodrigo Asturias Amado, el comandante Gaspar Ilom
—dirigente histórico de la guerrilla—, ve un trasfondo político en el vacío
hacia el Nobel. “Miguel Ángel Asturias tiene dos facetas excepcionales y
universales. Encabezó un movimiento de intelectuales que luchaban contra las
dictaduras de su época y puso ante los ojos del mundo la realidad sangrante que
se vivía, y se vive, en este país”, dos pecados capitales para la
ultraconservadora sociedad guatemalteca, que no se lo perdona.
Todo ello, cuenta Sandino, se tradujo en un vacío
absoluto para Asturias y su obra, al grado que en los periódicos de la época
“estaba prohibido nombrar a Miguel Ángel”, algo que sólo se rompió parcialmente
con el otorgamiento del Nobel, “aunque se silenció el premio Lenin de
Literatura, que se le concedió en 1965”.
Lo anterior explica el actual silencio tanto del
Estado como de la sociedad guatemalteca. “Mi abuelo”, añade, “fue un hombre
perseguido y denostado por el poder y por el statu quo porque
cuestionaba, precisamente, ese estado de cosas, a la vez que denunció todo el
dramatismo de la intervención estadounidense en Centroamérica”.
Así las cosas, el cuadragésimo aniversario de la
muerte de Miguel Ángel Asturias se conmemorará en Guatemala sólo en círculos
intelectuales con un propósito que puede ser el mejor homenaje para el Nobel:
una edición primorosamente cuidada de sus obras más emblemáticas y a precios
que estén al alcance de todos: unos seis euros en un país donde una cajetilla
de tabaco ronda los dos euros.
La militancia política de
Asturias y su compromiso con los grandes sectores de la población sojuzgados
por el régimen obligaron al escritor a vivir muchos años en el exilio. París,
donde residía, y Madrid, donde murió, fueron sus últimos destinos.
Según cuenta Miguel Ángel Asturias Amado, en
declaraciones vía Internet —desde Buenos Aires, donde reside—, fue él quien
decidió que a su muerte su padre fuera enterrado en el cementerio parisiense de
Père-Lachaise, a pesar de tener los ofrecimientos de España y Guatemala.
Recuerda que el Gobierno de México puso a disposición de la familia Asturias un
avión para trasladar los restos mortales desde Madrid hasta la capital de
Francia.
Al respecto, Sandino Asturias añade que fue la
decisión más acertada y sabia. “Era totalmente incongruente que los regímenes
militares tuvieran en Guatemala a Miguel Ángel Asturias, cuando uno de sus dos
hijos, mi padre, estaba en las montañas de Guatemala con una ametralladora en
la mano intentando derrocarlos”.
La familia Asturias no descarta que, en el futuro,
las cenizas del Nobel puedan llevarse por fin a Guatemala, pero subrayan que,
por el momento esas condiciones todavía no están dadas.
Vida y obras
Antes de dedicarse a la Literatura, Miguel Ángel
Asturias estudió Antropología en París en los años veinte.
En su estancia juvenil en Francia contactó con el surrealismo,
que influyó en sus primeras obras. Ese interés por las vanguardias lo compaginó
con la gran atracción por el mundo mágico de las leyendas precolombinas
guatemaltecas.
Su obra más conocida, El señor presidente, publicada
en México en 1946, relata la cruenta dictadura que sufrió su país a
manos de Manuel Estrada Cabrera en las dos primeras décadas del siglo
XX. El nombre de Estrada no aparece en el texto pero hay muchos guiños que
remiten a él.
Del resto de su producción destaca el libro de relatos
Hombre de maíz.
En 1967 es galardonado con el Premio Nobel
de Literatura.
Fallece en Madrid el 9 de junio de 1974 a los 74
años.
Gracias a
nuestro distinguido paisano Melacio Castro por tan importante artículo.
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