Desnudaron la casa, los recuerdos quedaron colgados a las vigas como queriendo morir como ropa tendida olvidada. Pero cuando el ventanal y el balcón se enteran que será otro el dueño, deciden desclavarse por si solos y se desplazan por las callecitas empinadas para luego levantar vuelo. La luz y el bullicio han penetrado al interior y recorren los ambientes borrando las huellas de travesura de unos niños que ahora son grandes. La casa está abierta y han escapado los sueños y se han perdido en la nada, la casa está vacia donde duerme el eco y sus pesadillas. Pronto la despojarán del tejado y calamina como abriéndole el alma, desnudándola poco a poco.
Daniel Cubas Romero
Textos: Daniel Cubas Romero
Fotos: Víctor Hugo Alvítez
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