Wednesday, October 31, 2012

DIA DE LOS DIFUNTOS EN SAN MIGUEL / Antonio Correa



DIA DE LOS DIFUNTOS EN SAN MIGUEL DE PALLAQUES

Cementerio "San Juan" de San Miguel. Foto: Pisadiablo

Por: Antonio Correa Malca

El día de todos los Santos es una fecha de dignidad. La costumbre de encender velas en las tumbas de los familiares sigue siendo fuerte.

Desde el año 731 el  1° de Noviembre se celebró en memoria de los Santos de la Iglesia que no tenían su día especial. Desde el siglo XI el día 2 de Noviembre se dedicó a los muertos normales, con el nombre de día de todos los difuntos.

Los centenares de pálidas llamas de las velas de las tumbas forman bellas figuras y dan un ambiente denso al paisaje, también es común poner flores y coronas en las tumbas ese día.

Según la tradición sanmiguelina, desde las doce del día 1° de Noviembre hasta el mediodía del 2, las almas de los difuntos andan sueltas y vienen a saludar a los familiares vivos.

En las casas suelen levantarse altares de ofrendas con los alimentos preferidos puestos sobre una mesa, una vela encendida y una cruz. Al pie se aparecen cenizas para observar a la mañana siguiente si el difunto ha dejado huellas a su llegada.

Entre las ofrendas estaban los panes, roscas y galletas que se preparaban con anticipación, había que amasar y hornear el pan, también se hacían los bollos para las niñas y los toros para los hombrecitos. A un pedazo de maza  le poníamos hollín de la tronera del horno y así teníamos los cabellos para los bollos y los toros y nos sentíamos felices de hacerlo.

El 2 de noviembre, día de los difuntos en el calendario católico, los campesinos acuden al cementerio, visitan y rezan en las tumbas de sus seres queridos. Los llevan coronas hechas con flores de papel de seda y tela, ramos de flores naturales y encienden velas.

La familia almuerza el fiambre que ha llevado, un plato de cuy, tamales, cancha y otros potajes tradicionales. Existe la creencia de que el alma acude y comparte con los presentes las conversaciones y el almuerzo al aire libre. A ella le trasmiten sus vicisitudes, alegrías y tristezas; hemos venido a visitarte taitito, te saludamos todos tus hijos; te dejamos este pancito, madrecita ahora que bajas del cielo.

El ritual se complementa con los rezadores que hacen responsos funerarios con velas y agua  bendita.

En cientos de sepulcros sanmiguelinos se celebra una ceremonia familiar e íntima que consiste en la limpieza de la tumba, el retoque de la lápida, el rezo de oraciones con velas encendidas y la entrega de las ofrendas al alma del difunto.

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