Saturday, October 03, 2009

LA RUTA DE LOS PAÑONES / MARCELA OLIVAS


Pañones de Tacabamba (Chota). Imágenes: Martín Gil Serrano.

Marcela Olivas Weston(*)
LA RUTA DE LOS PAÑONES: CAJAMARCA Y CUENCA
Un producto con Identidad territorial


Águila del valle andino
que partes al Ecuador
en tu pico vas llevando
el paño sanmiguelino


Este verso suelen repetirlo las tejedoras de San Miguel (provincia de Cajamarca) como Doña Barbarita Mendoza, ella tiene en la actualidad 70 años, sus manos son ágiles como su mente, aprendió a tejer en la callua (telar de origen prehispánico) desde los 10 años y aún recuerda cuando su abuelita “amarraba los pañones” para venderlos, junto con otras tejedoras en las ciudades de la costa norte del Perú y en el Ecuador.

Nos cuenta con vivacidad cómo que aquellas abuelas intrépidas no solamente bajaban a Trujillo y Chiclayo con sus obras, sino que se aventuraban hasta Piura, cruzaban la frontera, casi imperceptible en aquellas épocas, y se instalaban en la feria de Nuestra Señora del Cisne en Loja, Ecuador, y allí intercambiaban sus productos con los comerciantes de Cuenca. Camino que también hacían los recolectores o comerciantes intermediarios.

Barbarita recibió en el 2003 el premio “Grandes maestros artesanos del Perú” convocado por IDESI, en representación de la tradición textilera de San Miguel de Pallaques, provincia de Cajamarca.

El pañón es un chal rectangular que consta del cuerpo (parte teñida y tejida), las bandas y el fleco en los extremos. Mide regularmente 1.50 mt. de largo por unos 60 cm. de ancho. Esta tradición textil ha sido documentada, por algunos estudiosos que buscaban conocer cómo es que los pañones confeccionados con la misma técnica denominada el amarrado se usaban desde Cajamarca hasta Cuenca en el Ecuador y cómo fue su difusión.

En Cajamarca, la más antigua descripción del teñido amarrado la encontramos en el relato del sabio Antonio Raimondi quien a su paso por la zona (1859) quedó impresionado por la indumentaria femenina, particularmente de los diseños de sus paños de hilo blanco y azul, haciendo una minuciosa descripción de la técnica del teñido:

“Toman hacecillos de hilos y los amarran doblándolos varias veces, de manera que tiñéndolos de hilos y los quedan trechos azules y trechos blancos. Después disponen en el telar el hilo de estos hacecillos de un modo que alternan las partes teñidas y no teñidas de azul, tejiéndolos enseguida, variando los dibujos de un modo admirable. Las extremidades de estos paños son rematadas por una franja blanca. Es en Contumazá donde se fabrica en un mayor número que en Cascas, valiendo los paños en el lugar que son manufacturados 4 o 5 pesos y se venden en Trujillo a 6 y 8 pesos, según la finura del hilo “.

El etnográfo alemán Herman Brüning fotografío en Moche y Laredo (La Libertad), escenas costumbristas con mujeres vestidas con pañones hacia fines del siglo XIX (1895-95). Posteriormente el investigador del arte popular peruano Arturo Jiménez Borja no sólo vio que los usaban en la costa norte hasta Piura en 1950 sino que también coleccionó una muestra extraordinaria de estos tejidos.

Motivada por estos especialistas decidí seguir el camino de las abuelas intrépidas de San Miguel: la ruta de los pañones, en búsqueda de su identidad territorial. En este caso la técnica de teñido de textiles conocida universalmente como Ikat. (1)

Así bajé desde Cajamarca para Chiclayo, continué hasta Piura y Tumbes, crucé la frontera con el Ecuador, pasé por Loja y finalmente llegué a Cuenca. Me habían informado que en el CIDAP, (Centro Iberoamericano de Artesanía y Artes Populares) se habían hecho interesantes investigaciones sobre los pañones, no sólo para identificarlos territorialmente sino para reproducir con esa técnica, nuevos productos a tono con las necesidades y la moda actual.

El manto del vestido tradicional de la Chola Cuencana es hecho al igual que los de las abuelas de San Miguel y de Tacabamba (Chota) con el telar de cintura y teñido con la técnica ya mencionada del ikat, tal como la describe Raimondi, que consiste en amarrar los hilos de la urdimbre antes de proceder a tejer con el modelo que se desee lograr: pueden ser flores, pájaros, plantas, insectos, diseños geométricos etc.. El campo no amarrado puede teñirse logrando los contrastes tan apreciados entre el blanco y el azul, luego se concluye el trabajo en los extremos, donde se hace una blonda, con un punto a la uña o anudado, que representa también figuras tradicionales como escudos de Ecuador y del Perú, barcos, versos, floreros, pájaros, águilas y frases, generalmente de amor, de acuerdo al gusto y creatividad de la tejedora.

Las blondas tienen variantes y se vuelven muy complejas cuando sobre el campo anudado, las bordan con diseños que son generalmente flores y plantas con hilo de seda o algodón mercerizado. Otro procedimiento es aquél en el que sobre un campo de nudos atados en forma de malla se rellena a mano, mediante aguja e hilo los diseños que desee, como es el caso de los paños que encontré en Chordelej, distrito del cantón de Gualaceo, vecino a Cuenca.

Sin embargo, lo notable es que allí en Gualaceo hay un tipo de amarrado del paño que le denominan estilo peruano cuyos elementos decorativos son rosas, pájaros y flores. Entonces no sólo son los lazos familiares, sociales, económicos los nos unen con ésta zona del sur ecuatoriano, sino también los intercambios de tecnologías textiles como es en este caso. Ya los caminos de los Incas nos han demostrado la antiquísima relación entre los territorios del actual Ecuador con el Perú (inclusive se discute la procedencia del inca Atahualpa de madre quiteña).

En Cajamarca, actualmente la gran producción de pañones se ha concentrado en Tacabamba, distrito de la provincia de Chota, donde más de 50 artesanas se dedican a confeccionarlos y que son vendidos por las distintas provincias del departamento y profusamente utilizados por las campesinas de la provincia de Bambamarca, para cargar a los niños, la leña y otros, para cubrirse del frío, etc. Asímismo en la costa norte, el pañon es parte del atuendo que usan las mujeres para bailar la marinera. Sin embargo la calidad ya no es la misma, no se usa el algodón para el tejido, ni se realizan los mismos diseños en el cuerpo ni en las blondas. En las muchas entrevistas hechas, constaté que las tejedoras más jóvenes no practican las técnicas de las abuelas: no tienen el tiempo y tampoco les reporta un beneficio económico hacer los pañones más elaborados.

Al respecto, tomamos el concepto sobre Identidad territorial del Observatorio Europeo Leader:

“… La identidad de un territorio es el conjunto de las percepciones colectivas que tienen sus habitantes con relación a su pasado, sus tradiciones y sus competencias, su estructura productiva, su patrimonio cultural, sus recursos materiales, su futuro, etc. No se trata de una identidad monolítica, sino de un conjunto complejo integrado por una multitud de identidades consustanciales a cada grupo social, a cada lugar, a cada centro de producción especializado, etc. Esta identidad “plural” no es inmutable, sino que, al contrario, puede evolucionar, reforzarse, modernizarse.

Los intercambios, las articulaciones y la cooperación entre los diferentes territorios se pueden intensificar, facilitando la búsqueda de complementariedades, de transferencia de conocimientos, de aprovechamiento a escala de los servicios de asistencia técnica y capacitación, en la puesta en valor de recursos arqueológicos o paisajísticos, en la valoración de los activos…Los activos de un territorio local se pongan en valor, en función de las características de su propia identidad “.
(2)

El hecho que en Cuenca, mediante el CIDAP, se haya retomado ésta técnica, incentivado a los últimos artesanos que la conocen para relanzarla y utilizarla en prendas modernas nos motiva a preguntarnos: aquí en el Perú, en Cajamarca, porqué no seguimos ese ejemplo, y nos aventurarnos como las abuelas sanmiguelinas, a promover éste arte que casi está en decadencia, con obras que vayan a otros sectores de la población y con otros usos.

El norte el Perú y el sur del Ecuador está unidos por una continuidad territorial y cultural. No la perdamos de vista. La prueba contundente de éste intercambio está en los mismos paños de San Miguel: las tejedoras anudaran en sus blondas el Escudo del Ecuador para venderlos allí.

Es pertinente también recordar que Cuenca no sólo es un modelo de ciudad con proyectos sostenibles y conciencia cívica, declarada Patrimonio de la Humanidad, por sus monumentos e historia y sobre todo por la sostenibilidad de sus proyectos. Por ello, gracias a la iniciativa y gestiones de Luis Repetto, Ex Director del Instituto Nacional de Cultura, en abril del 2004 se firmó el hermanamiento entre Cajamarca y Cuenca, por los alcaldes de ambas ciudades.

Y ahora que estamos dando los primeros pasos para la creación de la Red de Museos de artes y tradiciones textiles del Perú, porqué no comenzar a difundir ésta técnica y darle el valor y la identidad territorial que le pertenece?

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(1) Ikat es una palabra derivada del término malayo “mengikat” que etimol{ogicamente significa “amarrar” . La extensión geográfica de ésta técnica textil es bastante amplia. Se ha encontrado en Indonesia, Turquia, Persia, Afganistán, Japón, India y otras zonas de Asia. En América se ha conservado en México, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
(2) Observatorio Europeo Leader


Bibliografía

- Paños de Gualaceo, Dennies Penley, CIDAP, 1998. Cuenca, Ecuador.

- Arte Popular de Cajamarca. Marcela Olivas Weston. Antares, artes y letras, Lima 2003.

- Territorialidad Sierra-Sur. Jorge Luis Puerta, Lima, marzo 2002

- “Innovación en el medio rural”. Cuaderno No. 6, Fascículo 1. Observatorio Europeo Leader. Diciembre 1999.


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(*) Marcela Olivas Weston, destacada arqueóloga, gestora cultural e investigadora peruana. Dirigió el INC - Cajamarca; grata amiga de nuestra tierra sanmiguelina.












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