VIAJERO
Décimas vivenciales
Décimas vivenciales
Viajero de los setenta,
del íntimo San Miguel,
es parte de mi papel,
rimar lo que se comenta,
y que mi vivir sustenta,
del viaje de los camiones,
por sendas y por peñones,
caminos que miedo dan,
a quienes por ellos van,
pidiendo dos mil perdones.
El viaje con don Espiro,
es digno para contar,
y luego recomendar,
al padre que da respiro;
don Silvio tras un suspiro,
devora las carreteras,
las leves y las matreras,
sin miedos al qué dirán,
el ímpetu de Cerdán,
y las penitentes nueras.
El carro de Shingo Bravo,
camina con sobriedad,
y solo por amistad,
se paga con un centavo,
y si mis angustias lavo,
en aras del buen servicio,
me voy con don Vitalicio,
por suelo cajamarqués,
sin ansias de ir después
al fondo del precipicio.
© Tito Pérez 2017.
del íntimo San Miguel,
es parte de mi papel,
rimar lo que se comenta,
y que mi vivir sustenta,
del viaje de los camiones,
por sendas y por peñones,
caminos que miedo dan,
a quienes por ellos van,
pidiendo dos mil perdones.
El viaje con don Espiro,
es digno para contar,
y luego recomendar,
al padre que da respiro;
don Silvio tras un suspiro,
devora las carreteras,
las leves y las matreras,
sin miedos al qué dirán,
el ímpetu de Cerdán,
y las penitentes nueras.
El carro de Shingo Bravo,
camina con sobriedad,
y solo por amistad,
se paga con un centavo,
y si mis angustias lavo,
en aras del buen servicio,
me voy con don Vitalicio,
por suelo cajamarqués,
sin ansias de ir después
al fondo del precipicio.
© Tito Pérez 2017.
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