Sunday, April 03, 2016

CANTARES DE MUJER. Cuando la tarde muere / Socorro Barrantes Zurita

La misa de mes por el eterno descanso de MANUEL CASTAÑEDA GAMARRA será el día 16 de abril a las 11:00 am. en la Iglesia Matriz de San Miguel. De allí invitamos a los amigos a pasar al Restaurant El Edén para un compartir en nombre de nuestro Manuelito.

CANTARES DE MUJER

Cuando la tarde muere

La tarde recoge las sombras
que deja el guardián de la vida

 
Manuelito, bailando con su madre.
 
            Rosita Castañeda, hermanita, qué lenguaje inventar para curar la pena, de la familia, perdiendo en el brumoso destino, al hijo de las entrañas, al hermanito que jugó travesuras en los prados de San Miguel, al amigo que consoló desvaríos de los amores primeros, al padre de bondadoso querer,  al profesional que entregó la propia vida por acompañar al paciente de urgente atención especializada.

            Se ha ido Manuel, dando la mano a la mujer que encerraba en el vientre un niño que no pudo nacer,  buscando nacer. “Amar es entregar la vida por los demás”. Así lo hizo, exactamente,  Manuel.  Expuso la propia subsistencia para enrumbar hacia la sanidad a pacientes que ahora lamentan su deceso. ¡Ay caminito! ¿En que abra de tu destino, Manuel perdió el rastro de la vida terrenal, para hallar la eterna? Aúlla el viento en la inmisericordia de lo fatal.  Las tululas, entreveran el rito de las tres, con  lágrimas del mal tiempo.  Un bólido mecánico amenaza la hora, estallando en  segundo mortal.  Rueda la vida de cinco hermanos, desecho el cuerpo, desecha el alma,  en tristísimo eco en el vientre de la madre.

            Se consume la llama efímera del día,  los fantasmas  del ocaso. El 12 de marzo cierra la entrañable historia del amado hijo, del querido hermano, del amigo fiel, del bendito padre, del obstetra, quien  salvó el aliento de innumerables pacientes y, sin embargo, nadie pudo salvar la de él. Cuánto dolor escrito en las carreteras, generalmente por humanas fallas, por imprudencias insalvables, por el desliz de un segundo.  La tristeza  azul, cubre los restos mortales de Manuel y de los compañeros de aquel  final viaje.  Las aves consternadas pian la pena, la  jalca gime, de las lagunas brotan espíritus buenos que recogen solidariamente los restos de aquellos cuerpos yertos, para guardarlos en la memoria de sus infinitas aguas. Volverán hechos recuerdos hermosos, buenos, inolvidables…

            Rosita, nuestra Rosita,  nos queda hermanarnos, aún más, en esta pesadumbre inmensa, regar flores en la sangrante herida de tus padres y familia.  Compartir este café amargo, irreversible y coronar el recuerdo de Manuelitio, con la memoria de su vida entre las manos y el corazón.


 

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