RECORDANDO A DON
ALCIDES
SANMIGUELINOS DE SIEMPRE. De izquierda a derecha: señores: Leoncio Mestanza Pazos,
Farmacéutico Víctor Malca Alvarado, Prof. César Torres Cruzado, Alcides Alvites
Rojas, ?, ?, Prof.. Diego Chico Segura y ? Plaza de Armas de San Miguel,
1960 (aprox.). Foto Archivo: Pis@diablo
Dejando los chascarros atrás, don Alcides Alvítez se puso
de pie, dejó el cigarro en la mesa, tomó el vaso con mano firme, lo trajo a la
altura del pecho, se lo pasó a la mano izquierda, aspiró una buena bocanada de
aire y con voz paladina y además de recitador, dijo:
Sueña
el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Los circunstantes aplaudieron con ganas. Don
Jelulito, sacó del bolsillo su blanco y planchado pañuelo e hizo, cual plegado
con papel tisú, un barco. -Este barco, que no es el Calderón, somos nosotros
que navegamos en el proceloso mar que es la vida, dijo. Chiroque, Kid Anfor y
don Armando, aplaudieron con ganas y la cantina adquirió una gravedad, aquella
con la que los intelectuales insuflan a las circunstancias.
-Amigos, dijo don Alcides, don Pedro Calderón de la
Barca, mejor que otros nos define la vida, en sus dos monólogos, porque sueña
el rico, el pobre, el miedoso, el emprendedor, el agresor: todos sueñan, todos
soñamos, mis queridos amigos. Los versos que les estoy diciendo pertenecen al
segundo:
Sueña
el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
-Segismundo también soñó cuando añorando tiempos
mejores con hierros en la cárcel, constreñido y convencido decía:
Yo
sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
-Y sueño yo, como técnico hidráulico, traer agua
limpia y potable a todo San miguel. Y ganarme los frijoles, pero bien ganados,
sentenció don Alcides.
Cuando don Alcides y su Constanza, volvían los
primeros días de setiembre, días antes de la Fiesta Patronal, buscaba, yo, las
razones que mueven a los pisadiablos volver a los lares primeros y lo
explicaba:
Los setiembres, a los sanmiguelinos,
nos llenan de una extraña mezcla de nostalgia y
exultación de tiempos idos;
y, de presentes
y futuros con promesas.
Los que por conocer anhelante otros caminos,
otras frondas, otros ríos;
los que fueron a mirar otros celajes
y allende pisan otras tierras;
los que fueron tras otros horizontes y a las
distancias,
tras las fronteras,
halagüeños porvenires
-diáspora obligada-
en cuerpo y alma vuelven,
regresan a bañarse en amistad, ternura
y en ancestros.
Vi como San Miguel salía con
los brazos abiertos a recibir al visitante,
que San Miguel tiene,
para él,
las puertas abiertas de par en par.
Y es tanto su cariño
que San Miguel
en muchos echó raíces
y sus vidas se sembraron aquí
al conocerle.
Hoy, nos quedan sus recuerdos que doña Constanza,
Carmen, Norma, Gladis, Sonia, María Elena, los tienen presentes y perciben que
los trajines de don Alcides están quedos, ya no escuchan sus recitares, ni anécdotas, ni chascarros y
sienten un vacío insondable. Chocho, también, asume profunda nostalgia.
Lo evocaremos nosotros y lo añorarán su caja de
herramientas, su “ssstilson”, la reina de las llaves, como la llamaba, su
tarraja, su sierra, … que hacía tiempo yacían tranquilas en el desván, ellas,
también, sentirán el vacío.
¿Qué es la vida? ¿Acaso frenesí, ilusión, sombra,
ficción y sueños?, son eso y realidades que nos hacen trascender.
¡Cuántos bienes pequeños, que a la postre se han
tornado grandes, nos dejó don Alcides, como el que la casa de mis padres
tuviera agua potable y yo siguiera amando a la literatura y volviera con
delectación a Calderón de la Barca y al siglo de oro de la literatura española!
14/agosto/2013
Antonio Goicochea Cruzado
SANMIGUELINOS DE SIEMPRE. De izquierda a derecha: señores: Leoncio Mestanza Pazos,
Farmacéutico Víctor Malca Alvarado, Prof. César Torres Cruzado, Alcides Alvites
Rojas, ?, ?, Prof.. Diego Chico Segura y ? Plaza de Armas de San Miguel,
1960 (aprox.). Foto Archivo: Pis@diablo
Gracias a la colaboración de nuestros paisanos
Jorge C. Díaz y Pepe Gálvez, hemos podido reconocer a nuestros
distinguidos paisanos, agradeceremos puedan seguir nombrando a quienes faltan. Asimismo,
pueden alcanzarnos fotos de sus archivos personales y familiares para su
difusión. Tratamos de cumplir con una cultura de la Memoria, no con una cultura
del olvido, Estos personajes que difundimos en nuestra sección SANMIGUELINOS DE SIEMPRE, merecen toda
nuestra gratitud, en su momento ofrendaron lo mejor de sus vidas para el
desarrollo de nuestro pueblo. Víctor Hugo Alvítez
http://sanmiguelcajamarca.blogspot.com/2013/05/sanmiguelinos-de-siempre-archivo.html
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