Pepe Gálvez
NAVIDAD EN SAN MIGUEL DE LOS 50's
A mi padre,
mi "guerrero de la luz" porque supo,
junto a mi madre,
darnos las más bellas navidades...
Diciembre en San Miguel, siempre fue un
mes de alegrías y de encuentros, de celebraciones y festividades aunque dicen
que alguna vez el último día del año tuvo su ambiente trágico y por esas cosas
de la vida se acabó con la muerte de un señor.
En esos tiempos, San Miguel era un
distrito de la provincia de Hualgayoc y no teníamos un colegio secundario, por
lo que nuestros estudiantes tenían que salir a Cajamarca o a Chiclayo, o
Pacasmayo, o Trujillo y los más suertudos a Lima. Por ello "los
colegiales", como se les llamaba, regresaban a pasar las vacaciones de fin
de año en la casa de Mamá.
Si no había colegio secundario, tampoco
teníamos algún centro de educación superior y los pocos estudiantes
y/o profesionales también hacían el retorno a nuestro pueblo, para pasar
las vacaciones en familia. Así pues las casas se iluminaban con la alegría del
reencuentro y el relato de los avances que había en materia del conocimiento
científico, técnico o humanista.
Aquí también se daban cita, artesanos y
profesionales no universitarios que regresaban a visitar a su familia y a gozar
del reencuentro con amigos y familiares.
En las diferentes casas se
"mataban sus animalitos" para ofrecer los mejores potajes en las
reuniones que se efectuaban para agasajar a los hijos que venían después
de unas agotadoras jornadas de estudio o de trabajo, lejos del terruño querido.
Ese año mi Papá, que estudiaba en Lima,
llegó con regalos y con la noticia de haber concluido su carrera profesional.
Como otros años en la casa se hizo las reuniones con amigos que celebraban el
encuentro y como coincidió con la venida del Hijo mayor de mi bisabuelita, se
dispuso un banquete en la casa de ella con muchísimos invitados.
Se hizo amasijo en los dos hornos, se
utilizó tres sifones para el bizcochuelo y las manos de las chicas que
ayudaban en la casa no se daban abasto en la confección de las rosquitas,
las basas, los panecitos y las turquitas; se hicieron panes de yema y las
cortadas. Y mis tías disponían de todo lo relacionado con las invitaciones: los
manteles, las servilletas y las mesas para la gran reunión.
Se mandó matar un chancho muy grande y
se dispuso todo para recoger dos latas y media de manteca, se necesitó de mayor
numero de ayudantes, tanto en la cocina como en el patio donde se improvisó un
comedor que albergaría a los invitados y a sus hijos. Ese día fue una fiesta de
confraternidad donde se comió y se bebió con generosidad y camaradería.
Los días siguientes se dedicaron a
preparar la Navidad. Los niños salíamos al campo a buscar el "lanche",
las pajas y los "tuyos", para hacer con nuestros familiares
"la Peña" donde colocaríamos el Misterio y los animales, las
fuentes de agua, la estrella de Navidad y otros adornos alusivos.
Cada año los niños de los diferentes
barrios se vestían con indumentarias de "Pastorcitos" los varones y
de "Pallas" las niñitas. Los niños del barrio del Panteón eran
los más entusiastas, parte de su indumentaria era colocarse unas chapas
de gaseosa atadas alrededor de las pantorrillas, de tal manera que cuando zapateaban
las chapas sonaban como cascabeles...
Niño Manuelito
que te podré dar
mi corazoncito
que no tengo más.
Entre peña y peña
He visto una luz
cunita y almohada
del Niño Jesús
Las manecillas en el tambor
le cantan ¡glorias al Niño Dios!!!
Estas eran algunas estrofas que
en tiempo de cashua cantaban los niños y avanzaban danzando por las calles
hasta las puertas de la casa donde había una Peña.
Yo vivía ilusionado con que mi mamá me
diera la oportunidad de vestirme de "pastorcito", pero nunca pudo ser
porque "no tenía la indumentaria". Esta ilusión la comenté a mi papá
y me dijo que no me preocupara que haríamos una cosa que nunca se había
hecho en San Miguel...
Así pasó Navidad con los cánticos y las
visitas a las peñas, con las fiestas y la quema de cohetes, con la puesta de
nuestros zapatos en el balcón para que el Niño nos deje un regalito, con la
alegría de encontrarlos al siguiente día y jugar hasta cansarnos, con los sabores
de la Cena y la asistencia a los ritos de la Misa de Gallo.
Igualmente hubo las fiestas de fin de
año y todo era alegría y celebración, pero nada de hacer lo que
nunca se había hecho en San Miguel.
El tres de Enero en una visita que
hicimos a la casa de mi bisabuelita, mi papá le dijo:
- Mamá vamos a
representar la "llegada de los Reyes Magos que vendrán a adorar al
Nino" y necesitamos...
En esos momentos yo salí con mis hermanos
a jugar en los patios... Y al final de la visita mi bisabuelita le dijo a
mi papá...
- Ya dispuse para que
el Rosendo traiga los animales para pasado mañana, así que tú ponte de acuerdo
en la hora y lugar para que se ponga a tu disposición...
- Bueno mamá, dijo mi
papá y nos despedimos
Ya mi papá se había puesto de acuerdo
con nuestro vecino, don Santos Cieza y con algunos amigos y otros jovencitos
dentro de los cuales estaba Armando Ramírez quien era muy diligente
y entusiasta, con los “Morrocos”, con el “Chochoca”, y Gonzalo Azcurra y
otros jóvenes amigos de la casa, y nos dijo
- Los Reyes Magos vendrán a adorar al
Nino. Tú, dirigiéndose a mí, serás el Rey Blanco; tú, le dijo a mi hermano
serás el Rey Indio y tú, dirigiéndose a Oscar, el hijo de don Santos Cieza,
serás el Rey Negro.
Las señoritas Blanca Gálvez y Elvirita
Rivasplata, con mis hermanas, se encargaron de confeccionar las túnicas, las
coronas, las sandalias, y las fajas; otros amigos se encargaron de prestarnos
cofres que fueron vestidos con telas de satén de colores muy bonitos
donde traeríamos las ofrendas, el oro, el incienso y la mirra.
Armando Ramírez, corría de nuestra
casa hasta la casa de don Moisés Ramírez en cuyo patio estaban
estacionados los burros que fueron ataviados con almohadones y sábanas
para darles la apariencia de camellos. En lugar de bridas tenían unos
cordones dorados y muy solemnes fuimos montados en las gibas de los
improvisados “camellos” con los que empezamos el recorrido desde Zaña
hasta nuestra casa que estaba en la esquina de la plaza en frente de lo
que es hoy La Municipalidad Provincial.
Mucha gente nos acompañó en el
trayecto, unos mirando desde sus casas y otros caminando alrededor de los
tres "camellos". Habían luces de bengala, cirios, velas, algunos
pastorcitos y la banda de músicos de los "Morrocos".que tocaba un
huainito cuya letra no recuerdo pero que consultando con el "Negro" Armando
Huertas me dijo que se llamaba "Los pastores".
La adoración de los Reyes Magos
se realizó a partir de las 6 de la tarde y cuando llegamos a la casa donde
estaba el Niño Dios, cumplimos con el rito de arrodillados besar los pies del
Niño y terminar con la adoración por los concurrentes y esta fiesta concluyó
con quema de cohetes y la ingesta de chocolate con rosquitas y queso en
"rebanadas" para todos.
Todo fue alegría, todo celebración y
eso fue, lo que NUNCA SE HABÍA HECHO EN SAN MIGUEL...
Terminamos la noche de adoración como
yo termino este relato, cantando:
Adiós Niño Manuelito
hasta el año venidero
si tú nos prestas la vida
volveremos a adorarte...
PPgalvez
Chicago Diciembre del 2011
P.D. Silbando el huainito "Los
pastores", todas las navidades, mi papá llegaba con las manos llenas de
regalos para todos los de la casa. Hoy que escribo esta crónica me lo
imagino recorriendo las calles del cielo porque seguro él se inclinará
reverente para adorar los pies del Niño Dios... en la casa que está al frente
de lo que ahora es la Municipalidad Provincial de San Miguel.
Fotos@rte Pisadiablo
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