Thursday, December 22, 2011

NAVIDAD EN SAN MIGUEL DE LOS 50's / Pepe Gálvez


Pepe Gálvez 
NAVIDAD EN SAN MIGUEL DE LOS 50's

                                                                                               A mi padre,
mi "guerrero de la luz" porque supo,
 junto a mi madre, 
                                         darnos las más bellas navidades...

Diciembre en San Miguel, siempre fue un mes de alegrías y de encuentros, de celebraciones y festividades aunque dicen que alguna vez el último día del año tuvo su ambiente trágico y por esas cosas de la vida se acabó con la muerte de un señor.

En esos tiempos, San Miguel era un distrito de la provincia de Hualgayoc y no teníamos un colegio secundario, por lo que nuestros estudiantes tenían que salir a Cajamarca o a Chiclayo, o Pacasmayo, o Trujillo y los más suertudos a Lima. Por ello "los colegiales", como se les llamaba, regresaban a pasar las vacaciones de fin de año en la casa de Mamá.

Si no había colegio secundario, tampoco teníamos algún centro de educación superior y los pocos estudiantes y/o profesionales también hacían el retorno a nuestro pueblo, para  pasar las vacaciones en familia. Así pues las casas se iluminaban con la alegría del reencuentro y el relato de los avances que había en materia del conocimiento científico, técnico o humanista.

Aquí también se daban cita, artesanos y profesionales no universitarios que regresaban a visitar a su familia y a gozar del reencuentro con amigos y familiares.
En las diferentes casas se "mataban sus animalitos" para ofrecer los mejores potajes en las reuniones que se efectuaban para  agasajar a los hijos que venían después de unas agotadoras jornadas de estudio o de trabajo, lejos del terruño querido.

Ese año mi Papá, que estudiaba en Lima, llegó con regalos y con la noticia de haber concluido su carrera profesional. Como otros años en la casa se hizo las reuniones con amigos que celebraban el encuentro y como coincidió con la venida del Hijo mayor de mi bisabuelita, se dispuso un banquete en la casa de ella  con  muchísimos invitados.

Se hizo amasijo en los dos hornos, se utilizó tres sifones para el bizcochuelo  y las manos de las chicas que ayudaban en la casa  no se daban abasto en la confección de las rosquitas, las basas, los panecitos y las turquitas; se hicieron panes de yema y las cortadas. Y mis tías disponían de todo lo relacionado con las invitaciones: los manteles, las servilletas y las mesas para la gran reunión.

Se mandó matar un chancho muy grande y se dispuso todo para recoger dos latas y media de manteca, se necesitó de mayor numero de ayudantes, tanto en la cocina como en el patio donde se improvisó un comedor que albergaría a los invitados y a sus hijos. Ese día fue una fiesta de confraternidad donde se comió y se bebió con generosidad y camaradería.

Los días siguientes se dedicaron a preparar la Navidad. Los niños  salíamos  al campo a buscar el "lanche", las pajas y los "tuyos", para hacer con nuestros familiares  "la Peña" donde colocaríamos el Misterio y los animales, las fuentes de agua, la estrella de Navidad y otros adornos alusivos.

Cada año los niños de los diferentes barrios se vestían con indumentarias de "Pastorcitos" los varones y de "Pallas" las niñitas. Los niños del barrio del Panteón eran los más entusiastas, parte de su indumentaria  era colocarse unas chapas de gaseosa atadas alrededor de las pantorrillas, de tal manera que cuando zapateaban las chapas sonaban como cascabeles...

Niño Manuelito
que te podré dar
mi corazoncito
que no tengo más.

Entre peña y peña
He visto una luz
cunita y almohada
del Niño Jesús

Las manecillas en el tambor
le cantan ¡glorias al Niño Dios!!!

Estas eran algunas estrofas  que en tiempo de cashua cantaban los niños y avanzaban danzando por las calles hasta las puertas de la casa donde había una Peña.

Yo vivía ilusionado con que mi mamá me diera la oportunidad de vestirme de "pastorcito", pero nunca pudo ser porque "no tenía la indumentaria". Esta ilusión la comenté a mi papá y me  dijo que no me preocupara que haríamos una cosa que nunca se había hecho en San Miguel...

Así pasó Navidad con los cánticos y las visitas a las peñas, con las fiestas y la quema de cohetes, con la puesta de nuestros zapatos en el balcón para que el Niño nos deje un regalito, con la alegría de encontrarlos al siguiente día y jugar hasta cansarnos, con los sabores de la Cena y la asistencia a los ritos de la Misa de Gallo.

Igualmente hubo las fiestas de fin de año y todo era  alegría y celebración, pero nada de hacer lo que  nunca se había hecho en San Miguel.

El tres de Enero en una visita que hicimos a la casa de mi bisabuelita, mi papá le dijo:  
-       Mamá vamos a representar la "llegada de los Reyes Magos que vendrán a adorar al Nino" y necesitamos...

En esos momentos yo salí con mis hermanos a jugar en los patios...  Y al final de la visita mi bisabuelita le dijo a mi papá...

-       Ya dispuse para que el Rosendo traiga los animales para pasado mañana, así que tú ponte de acuerdo en la hora y lugar para que se ponga a tu disposición...

-       Bueno mamá, dijo mi papá y nos despedimos 

Ya mi papá se había puesto de acuerdo con nuestro vecino, don Santos Cieza y con algunos amigos y otros jovencitos dentro de los cuales estaba Armando Ramírez  quien era  muy diligente  y entusiasta, con los “Morrocos”, con el “Chochoca”, y Gonzalo Azcurra y otros jóvenes amigos de la casa, y  nos dijo

- Los Reyes Magos vendrán a adorar al Nino. Tú, dirigiéndose a mí, serás el Rey Blanco; tú, le dijo a mi hermano serás el Rey Indio y tú, dirigiéndose a Oscar, el hijo de don Santos Cieza, serás el Rey Negro.

Las señoritas Blanca Gálvez y Elvirita Rivasplata, con mis hermanas, se encargaron de confeccionar las túnicas, las coronas, las sandalias, y las fajas; otros amigos se encargaron de prestarnos  cofres que fueron vestidos con telas de satén de colores muy bonitos donde traeríamos las ofrendas, el oro, el incienso y la mirra.

Armando Ramírez, corría de nuestra  casa  hasta la casa de don Moisés Ramírez en cuyo patio estaban estacionados  los burros que fueron ataviados con almohadones y sábanas para darles la apariencia de camellos.  En lugar de bridas tenían unos cordones dorados y muy solemnes fuimos montados en las gibas de los improvisados “camellos” con los que empezamos el recorrido desde Zaña  hasta nuestra casa que estaba en la esquina de la plaza en frente de lo que es hoy La Municipalidad Provincial.

Mucha gente nos acompañó en el trayecto, unos  mirando desde sus casas y otros caminando alrededor de los tres "camellos". Habían luces de bengala, cirios, velas, algunos pastorcitos y la banda de músicos de los "Morrocos".que tocaba un huainito cuya letra no recuerdo pero que consultando con el "Negro" Armando Huertas me dijo que se llamaba "Los pastores".

La  adoración de los Reyes Magos se realizó a partir de las 6 de la tarde y cuando llegamos a la casa donde estaba el Niño Dios, cumplimos con el rito de arrodillados besar los pies del Niño y terminar con la adoración por los concurrentes y esta fiesta concluyó con quema de cohetes y la ingesta de chocolate con rosquitas y queso en "rebanadas" para todos.

Todo fue alegría, todo celebración y eso fue, lo que NUNCA SE HABÍA HECHO EN SAN MIGUEL...

Terminamos la noche de adoración como yo termino este relato, cantando:

Adiós Niño Manuelito
hasta el año venidero
si tú nos prestas la vida
volveremos a adorarte...

PPgalvez
Chicago Diciembre del 2011

P.D.  Silbando el huainito "Los pastores", todas las navidades, mi papá llegaba con las manos llenas de regalos para todos los de la casa. Hoy que escribo  esta crónica me lo imagino recorriendo las calles del cielo porque seguro él se inclinará reverente para adorar los pies del Niño Dios... en la casa que está al frente de lo que ahora es la Municipalidad Provincial de San Miguel.

 Fotos@rte Pisadiablo

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