DE TOROS Y
TOREROS...
Pepe Gálvez
De Izq. a Der.: Efrain Quiroz, Mario Alvítez, Edin Hernández (torero sanmiguelino quien lució vestido de luces la década '80), José Carlos Hernández y Ney Reyes; en la antigua Plaza de Toros de San Miguel. Foto: Facebook: Ney Reyes Quiroz
Con la última tarde de toros de la Feria de San Miguel, la soledad volvía a las calles y plazas de nuestro pueblo. Los visitantes propios y foráneos tomaban sus carros y enrumbaban hacia sus destinos dejando y llevando recuerdos, nuevas amistades, vivencias y tristezas.
La noche del primero de Octubre era,
más negra y las estrellas titilaban como si no quisieran presenciar
ninguna despedida, ni la soledad de las almas que se dejaban.
Y las últimas serenatas a las puertas
de las casas de un amigo o de un amor, sonaban con un timbre y un tenor que
cualquiera quisiera mantener en su recuerdo para toda la vida...
Los días siguientes todavía se
saboreaban los recuerdos, los niños nos reincorporábamos a la escuela y con
ello a nuestras andanzas de siempre- Entonces volvíamos al campo, a nuestros
juegos y a nuestras correrías y era allí donde no podía faltar el juego
de toros y toreros.
Los primeros toreros que habíamos visto
en las plazas Sanmiguelinas fueron: El Trujillanito; el siguiente año
vino Isidoro Morales, y después llegó Paco Céspedes. Los niños
todos, queríamos ser como ellos y los imitábamos tanto en sus poses cuanto
en sus voces frente al toro:
Ira jajajaja, Ira jajajaja
Ahhh, toro... Ahhh toro....
En esos tiempos, los toros que "se
jugaban" eran de capa (solo se toreaba y no se le daba muerte) y de Muerte
(aquellos que se lidiaban y terminaba su participación con la suerte suprema, es
decir con el estoque). La Plaza de toros se edificaba unos días antes y al término
de la feria se deshacía el ruedo y los palcos y esas áreas volvían a tener el
uso que antes de la feria se le daba.
Los toros por lo general eran traídos
por los ganaderos que venían "a caballo" o por los peones que los traían
bien sujetos con sus lazos. Y hubo algunas veces en plena corrida que, el toro
saltaba y se escapaba de la plaza....
Ya vienen los toros
ya vienen los bravos
y dice que vienen
del lazo de los buenos
Están don Enrique
y el Zurdo Alvarado
don Antonio y el Cherro
que tal póker de ases....
Así se iniciaba un intento de poesía
que dediqué a los personajes más saltantes de la Feria, los
ganaderos de mi pueblo que más me habían impactado por su pasión taurófila, por
su lazo certero y por su amistad franca y generosa. Estos "Centauros"
no solo fueron famosos en una feria, ya antes lo habían sido y cuenta la
leyenda que los hermanos Alvarado podían perder dos o tres días pero de seguro
que el toro que se había escapado del ruedo sería traído por ellos airosos y
triunfantes con sus lazos firmes y ganadores.
Las puertas del toril tenían que ser
abiertas solamente por ellos y habían sido ellos los que habían revisado a los
toros recién llegados, y también eran ellos los que verían que esos mismos
toros tendrían agua y alimento todos los días, antes del día de la
corrida..
"Los cuatro Ases", como yo
les llamo, iniciaron la presentación de Caballos de Paso en los ruedos
sanmiguelinos, ellos, afiatados con atuendos de "Chalan" traían
sus mejores ejemplares y daban realce a la Feria, sin costo alguno para la afición.
Pero ya la Feria había pasado y nuestro
homenaje a toros, toreros y personajes de la feria, era nuestra conversación y
nuestra palabra de admiración para ellos.
Muchos años pasaron y muchos de los niños
de aquel entonces quiso saltar al ruedo y así lo hicieron como espontáneos y
alguno como verdadero novillero y tal vez no tenga todos los nombres,
pero mencionaré a mis amigos: Manuel Díaz Villate "El
Zoco", al "Ureta" y al único Torero que vistió de luces y
tuvo una brillante presentación en la más solera plaza de América, en
Acho y ese es Alfredo Basauri Rivasplata que se hizo llamar “Alfredo
Rivas” por considerar este apellido más español que el de Basauri.
Me tocó la suerte verlo en sus
presentaciones y sentir la emoción y orgullo de ser su amigo y paisano.
Alfredito, fue el mejor novillero de aquel año, el que mejor oficio demostró y
el que puso los pares de banderillas más hermosos que la afición de esa
temporada vio. Las puso en todo lo alto, de poder a poder, desde el
estribo y las mejores que siempre fueron las terceras... "Al
quiebre".
En la última tarde de aquella temporada
se le consideró como el "Novillero Promesa del Toreo Peruano" y salió
a hombros por sus admiradores..
Así fueron mis Ferias
"Doradas" y así las vivo en mi recuerdo y aunque después en otras
plazas del mundo he visto obras de arte de maestros Matadores y Toros Toros en
Lima o en Madrid, no serán tan lindas ni excitantes como las tardes que vieron
los ojos de mi infancia allá en mi pueblo querido, en las plazas de mi San
Miguel.
PPgalvez
Chicago 1 de Diciembre del 2011
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