Desde lejos las lagunas
semejan láminas de acero
Señor Ollanta Humala, presidente del Perú:
Desde la apacible ciudad de Colonia, ubicada casi como
un ombligo de la República Federal de Alemania y bañada por esa inmensa
corriente de agua conocida como el río Rhein,
mientras afuera hace un frío del carajo, desde mi ventana observo los árboles que
por efecto del otoño se han despojado de sus hojas y muestran toda su erótica
desnudez, en mi balcón una pareja de pájarillos ha hecho su nido y con celo
amoroso, “no militar”, protegen sus dos huevos. El sol, devaluado en su calor, cabalga
sobre las nubes blancas que manchan el espejo azul del cielo. No hay autos
transitando en la calle, sólo la radio y su música me acompañan.
Pero son otros motivos que me animam a escribirle esta
carta, y lo hago como simple ciudadano, como sanmiguelino “pisadiablo”, y por
lo tanto, como cajamarquino, comprometido con la literatura, con la belleza y
la justicia. No sé cuantos siglos vivo
ya en Alemania y aquí he aprendido la devoción y el respeto que se tiene por la
naturaleza. Aquí también se dan duras batallas en defensa del medio ambiente,
pues las empresas, donde sea que éstas se encuentren, tienen el mismo espíritu
depredador y sólo les interesa llenar de dinero sus cuentas bancarias. Desde algunos
años atrás, durante los gobiernos de Fujimori, Toledo y García se ha permitido,
en nombre del progreso y del desarrollo, el ingreso de empresas mineras que
vienen destruyendo la inigualable belleza de los paisajes
naturales de Cajamarca. Pero no sólo se acaba con la hermosura mineral de sus
lagunas, sino que al suprimir las vertientes de agua desde sus cimientos, no
sólo ponen en pelibro la vida humana, sino también se está acabando con el alma
y la vida de la fauna y la flora de la región, muchos de los cerros que antes
mostraban orgullosos la verdura de frondosos bosques hoy tan sólo exhiben la
soledad de los desiertos. Sí esos pequeños grupos de empresarios mineros no
respetan la naturaleza, el futuro que le espera a los pueblos cajamarquinos sólo
tiene un nombre: DESASTRE, sino miremos, para no ir muy lejos, a Cerro de Pasco.
Como
usted sabe no es necesario ser político o especialista en cuestiones de medio
ambiente para entender la lucha de los pueblos de Cajamarca. Usted mismo señor
Humala en el 2007 pedía coordinar con las organizaciones cajamarquinas para
organizar un paro en defensa del agua, de Quilish y contra el proyecto Conga. Incluso
se puso dramático y con aires de héroe dijo que no sería raro si lo meten preso
por soliviantar el ánimo de las masas. Para nadie es un secreto que en nuestro
país no se hace lo que normalmente
se debe hacer, es decir, para congraciarse con las elites económicas se violan
las más elementales reglas de la democracia y el respeto a las poblaciones. En
Perú reina y gobierna la coima; la corrupción es una institución más; el engaño
y el abuso del que más tiene contra los pobres es pan de cada día y crece bajo
el ala protectora de ciertas autoridades. Es lamentable todo esto, y como aún
tengo sangre en la cara, me da vergüenza declararme peruano.
No soy antimero, ni activista ambiental
radicalizado, deseo, igual que todo el mundo, el desarrollo y el bienestar de
mi gente y de mi país, pero que todo eso se haga con justicia y respeto. Usted
pregonó como candidato la llamada Gran Transformación y con eso despertó las
esperanzas de los desesperanzados, pero ese mismo programa fue variando según sus
cálculos políticos para atraer a los privilegiados de la banca y de las
empresas, quienes hicieron todo lo posible para evitar su triunfo en las urnas,
y ahora cuando ven que usted a traicionado las espectativas populares y que
sólo cambiará todo para no cambiar nada, no dudan en aplaudirlo y usted tampoco
duda en premiarlos, de condecorarlos. El pueblo ya está cansado de pedir, de
rogar justicia, quiere que se le escuche. Tantos años se ha paseado con sus
oficios y sus sellos de una instancia a otra en busca de recepción y solución a
sus problemas y siempre se ha encontrado con la indolencia de las puertas
cerradas, se ha enfrentado a la discriminación y la represión, y muchas veces
la muerte silenciaba sus reclamos.
Por todo esto y muchas cosas más, sería ocioso
repetir lo que usted lo sabe de sobra, además necesitaría decenas de páginas
para enumerarlas, es que se han puesto de pie los pueblos de Cajamarca. Además porque
quieren que las concesiones mineras no se hagan a sus espaldas pues la patria
no se vende, la patria se defiende, y como militar usted lo sabe más que otros,
porque quieren que se respete la naturaleza y el medio ambiente, porque quieren
que sus riquezas no sirvan para llenar los bancos de las transnacionales y a
ellos sólo les quede la pobreza y la muerte, porque quieren una real consulta
previa y una democracia desde las bases, porque defendiendo el agua y la vida
no los califica de terroristas, porque si el suelo y el subsuelo nos pertenece
a todos se debe respetar el buen uso de ellos, porque el pueblo es tranquilo y
pacífico, pero llega un momento en que su paciencia se encabrita y le sale el
indio, entonces se desborda la cordura y ni los fusiles de su gendarmería podrá
detenerlo, ni los estados de emergencia, ni los bloqueos de sus cuentas
bancarias a sus gobiernos regionales.
Señor Ollanta Humala, presidente del Perú, en sus
manos está en decir NO a Conga, aun está a tiempo de rectificar si quiere que el
pueblo lo recuerde con orgullo, sepa usted que la autoridad se gana con respeto
y cariño y no a punta de fusiles, usted sabe que más importante es la vida, que
el agua es un tesoro que vale más que el oro, que hay otras alternativas de
desarrollo y bienestar y que no todo se hace con el oro. Como sanmiguelino “pisadiablo”,
como cajamarquino, desde Colonia, le solicito ordene usted anular el proyecto
Conga porque defendiendo el agua ahora no beberemos nuestras lágrimas mañana, y
es deber y obligación suya defender la vida del pueblo peruano y la integridad
del territorio nacional frente a la voracidad y el egoísmo de un puñado de
empresarios mineros y porque aún queremos seguir viendo como Mariano Iberico: “Desde
de lejos, en una mañana sin viento, la superficie de la laguna semeja una
lámina de acero”.
Cordialmente
Walter Lingán
Colonia, 10 de
diciembre del 2011
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