El diario de la integración regional
10 de Noviembre de 2011
10 de Noviembre de 2011
Yo quiero para mi San Miguel: paz, justicia, libertad y educación
Nadie escogió la tierra en que debiera nacer. Hemos nacido
aquí, allá o acullá y empezamos a quererla. Nací en San Miguel y por eso
la quiero. No tuve que aprender a quererla, me nació en el corazón ese
sentimiento así de pronto ya que fue la tierra de mis primeros sabores,
de hojarasca recién horneada, o de los panes que no se quemaron en la
puerta del horno; de los olores de andanga quemada al barrer las brasas;
de los olores de los caminos con las lluvias primeras; de los primeros
colores de luminosos amaneceres y tornasolados ocasos.
Es la tierra de los inviernos de frío y de neblinas, es la de las golondrinas y de los loros parlanchines y de los pajarillos cantores en los asoleados días del estío.
Por los caminos recorridos, en los que deja la nostalgia huellas profundas… Me lanzo a caminar por esos caminos y te digo San Miguel: Que te quiero San Miguel.
Que no envidio la tierra de otros, por muy grande que la crean. Comprendo sus ditirambos, comprendo sus ponderaciones y enaltecimientos. Su tierra es su tierra y la mía es la mía, él engrandece a la suya y yo hago grande a la mía.
Por eso es que quiero a San Miguel, y la quiero y la querré grande y próspera. Por eso no faltaré a sus fiestas jubilares.
Ha tenido, San Miguel, entre otros, hombres y mujeres que la engrandecieron, a ellos nuestros agradecimientos:
Ha tenido al Padre Vásquez, sanmiguelino en la curia del vaticano, quizá el que más alto haya llegado de entre todos los pisadiablos;
A Alfonso Barrantes Lingán, un social demócrata que el Perú ahora necesita y reclama;
A Demetrio Quiroz Malca, poeta renombrado, premio nacional de poesía, cuya obra espera ser publicada por el fondo editorial que debiera instituir este concejo;
Al ingeniero Rafael Villanueva Novoa, genetista de trigo que fue condecorado por la URSS por sus logros científicos,
A Nicolás Sarabia, maestro y músico al que se le debe aquella hermosa canción-himno JARRO VERDE.
Porque no rendirle un homenaje en vida a un Sanmiguelino, que ha representado internacionalmente a Cajamarca, pero que en sus venas corre sangre san miguelina, me refiero al ilustre profesor Antonio Goicochea Cruzado, no sólo debemos acordarnos cuando éllos hayan muerto, una vez pido a las autoridades, que piensen que los san miguelinos están en todo el mundo, pero merecen un respaldo y/o un homenaje, pues es parte del incentivo que se les puede dar por parte del pueblo por intermedio de sus autoridades.
A aquellos artesanos que con sus trabajos labraron porvenires de bien; a mujeres con nombre propio o anónimas que han labrado en sus telares la grandeza de San Miguel, nos enorgullecemos de todos ellos y de sus obras.
Pero mientras más se quiere a la tierra, más duele sus frustraciones y carencias. No les miento si les digo, que también me duele San Miguel: Que tengan mis palabras el perfume de la libertad. Libertad de pensamiento y libertad de expresión. Que flameen esas banderas por siempre, parafraseando aquella otra canción-himno de San Miguel: (…) Juventud tu triunfo inmenso me alboroza, libertad, libertad.
Me duele ver a algún joven que no ha encontrado rumbo en la vida y desperdicia por allí su tiempo y su cuerpo. Me duele ver a aquella juventud que ha perdido rumbo.
Me duele ver a paisanos que aceptan una realidad que lacera y envilece.
Me duele ver la indolencia de algunas autoridades frente a la problemática de San Miguel y de sus carencias.
Me duele ver a autoridades indolentes que pareciera que solo están nombradas para calentar el asiento que los coloca frente a su escritorio.
Cómo quisiera que el municipio difunda la obra completa del poeta mayor de San Miguel, don Demetrio Quiroz-Malca.
Cómo quisiera que San Miguel tuviera una educación de calidad, en que los profesores trabajen considerando el entorno en que nacen los aprendizajes, que las actividades educativas sean contextualizadas al medio sanmiguelino y se aplican en la mejora de la realidad.
Cómo quisiera que San Miguel viva en paz, pero paz producto de la justicia, que tendremos que alcanzarla por la brega de todos los sanmiguelinos.
Es la tierra de los inviernos de frío y de neblinas, es la de las golondrinas y de los loros parlanchines y de los pajarillos cantores en los asoleados días del estío.
Por los caminos recorridos, en los que deja la nostalgia huellas profundas… Me lanzo a caminar por esos caminos y te digo San Miguel: Que te quiero San Miguel.
Que no envidio la tierra de otros, por muy grande que la crean. Comprendo sus ditirambos, comprendo sus ponderaciones y enaltecimientos. Su tierra es su tierra y la mía es la mía, él engrandece a la suya y yo hago grande a la mía.
Por eso es que quiero a San Miguel, y la quiero y la querré grande y próspera. Por eso no faltaré a sus fiestas jubilares.
Ha tenido, San Miguel, entre otros, hombres y mujeres que la engrandecieron, a ellos nuestros agradecimientos:
Ha tenido al Padre Vásquez, sanmiguelino en la curia del vaticano, quizá el que más alto haya llegado de entre todos los pisadiablos;
A Alfonso Barrantes Lingán, un social demócrata que el Perú ahora necesita y reclama;
A Demetrio Quiroz Malca, poeta renombrado, premio nacional de poesía, cuya obra espera ser publicada por el fondo editorial que debiera instituir este concejo;
Al ingeniero Rafael Villanueva Novoa, genetista de trigo que fue condecorado por la URSS por sus logros científicos,
A Nicolás Sarabia, maestro y músico al que se le debe aquella hermosa canción-himno JARRO VERDE.
Porque no rendirle un homenaje en vida a un Sanmiguelino, que ha representado internacionalmente a Cajamarca, pero que en sus venas corre sangre san miguelina, me refiero al ilustre profesor Antonio Goicochea Cruzado, no sólo debemos acordarnos cuando éllos hayan muerto, una vez pido a las autoridades, que piensen que los san miguelinos están en todo el mundo, pero merecen un respaldo y/o un homenaje, pues es parte del incentivo que se les puede dar por parte del pueblo por intermedio de sus autoridades.
A aquellos artesanos que con sus trabajos labraron porvenires de bien; a mujeres con nombre propio o anónimas que han labrado en sus telares la grandeza de San Miguel, nos enorgullecemos de todos ellos y de sus obras.
Pero mientras más se quiere a la tierra, más duele sus frustraciones y carencias. No les miento si les digo, que también me duele San Miguel: Que tengan mis palabras el perfume de la libertad. Libertad de pensamiento y libertad de expresión. Que flameen esas banderas por siempre, parafraseando aquella otra canción-himno de San Miguel: (…) Juventud tu triunfo inmenso me alboroza, libertad, libertad.
Me duele ver a algún joven que no ha encontrado rumbo en la vida y desperdicia por allí su tiempo y su cuerpo. Me duele ver a aquella juventud que ha perdido rumbo.
Me duele ver a paisanos que aceptan una realidad que lacera y envilece.
Me duele ver la indolencia de algunas autoridades frente a la problemática de San Miguel y de sus carencias.
Me duele ver a autoridades indolentes que pareciera que solo están nombradas para calentar el asiento que los coloca frente a su escritorio.
Cómo quisiera que el municipio difunda la obra completa del poeta mayor de San Miguel, don Demetrio Quiroz-Malca.
Cómo quisiera que San Miguel tuviera una educación de calidad, en que los profesores trabajen considerando el entorno en que nacen los aprendizajes, que las actividades educativas sean contextualizadas al medio sanmiguelino y se aplican en la mejora de la realidad.
Cómo quisiera que San Miguel viva en paz, pero paz producto de la justicia, que tendremos que alcanzarla por la brega de todos los sanmiguelinos.
Por: Julio César Montenegro Yeckle
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