Un cuento de Walter Lingán (APESAM)
Sed nocturna
Conversación
"Así fue que empezaron papá y mamá / y ya somos catorce y esperan más / tirándose piedritas en la quebra'a / así se enamoraron papá y mamá /..." Escuché esta canción y recordé a mis padres. Mamá fue entregada a papá como quien se entrega un mueble para la casa. Supongo que mamá nunca estuvo enamorada de papá sin embargo cumplió con el rito de entregarle catorce hijos a un ritmo casi bianual. Papá no era malo, en todo caso, era bien parecido, alcalde de la ciudad y tenía una profesión que despertaba la admiración de la gente del pueblo donde vivía. Sabía contar historias con humor, sarcasmo y también con mucho realismo feroz. Una noche contó que el abuelo, en las alturas de San Miguel de Pallaques, tuvo sed, pero, como estaba dormido, no pudo levantarse en busca de agua.
Entonces su cabeza se desprendió y se fue a beber
agua a un pozo muy cerca de la casa. Al regresar no pudo pegarse de nuevo al
cuello del abuelo, pues la abuela al escuchar los estruendosos ronquidos del
viejo, encendió la vela y vio el cuello tronchado de su marido.
La viejita se desmayó por la impresión pero la
cabeza, asustada, salió disparada, no se fijó bien en el camino y se quedó
enredada en unas zarzamoras. Un vecino noctámbulo al descubrir la cabeza, le
marcó la frente con una cruz usando barro del camino. Al día siguiente, como de
costumbre, el abuelo se levantó a desayunar y la abuela se percató del símbolo
pintado en la frente. Desde ese momento supo que a su marido sólo le quedaba un
año de vida. Y así fue. Anoche en mis sueños tuve mucha sed y desperté con un
terrible dolor en el cuello. "Así fue que empezaron papá y mamá / y ya
somos catorce y esperan más / tirándose piedritas en la quebra'a / así se
enamoraron papá y mamá /..."
Walter Lingán
Fotosarte Pisadiablo
Fotosarte Pisadiablo
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