ICONOGRAFÍAS
DE ÁNCASH.
Tomo I
ICONOGRAFÍAS PREHISPÁNICAS DE
ÁNCASH. Tomo I. Formato A4, 253 páginas;
apareció el año 2009, como iniciativa y necesidad de artesanos por contar con instrumentos
que amparen y vislumbren un buen trabajo y como tal productos de calidad;
resultando el primer catálogo de iconografías del arte ancashino prehispánico,
impulsado y publicado por Asociación Áncash, Consorcio de Recursos-Technoserve y
Municipalidad Provincial de Huari; en tiraje de 2 000 ejemplares del primer
catálogo, bajo el entusiasmo y edición de Jorge Luis Puerta y Eliana Castro,. Trabajo enriquecido con aporte de conocidos
arqueólogos: Francisco Bazán del Campo, Bebel Ibarra Asencios y Marcela Olivas
Weston, a decir del editor y director ejecutivo del Proyecto
Competitividad-Áncash Consorcio de Recursos Technoserve.
El manual incluye 197 iconografías del variado y diverso
proceso cultural de Áncash, dividido en nueve capítulos según periodización de
Jhon Rowe, del Período Precerámico Inicial (10 000 a 3 000 a C.) al Imperio Inca
(1 450 d C.). Importante publicación que coloca en hábiles manos de artesanos,
artistas, ilustradores, diagramadores, quienes trabajan diferentes proyectos del
área de influencia de Antamina, con la finalidad de mejorar e innovar productos
y nuevas creaciones sobre diversos materiales y soportes: arcilla, piedra,
textil, madera, metal, cuero, etc. en búsqueda de ventajas comparativas y
apertura de mercados en mundo globalizado, además de vigorizar identidad y salvaguardia
de vasta tradición ancashina.
“El catálogo quiere darle el valor merecido a la imagen.
Por eso, en cada ficha, la imagen vectorizada, resultado final del proceso, ocupa
el lugar principal… Cada ficha registra también la información básica de
espacio y tiempo en los que se produjo, y la fuente de donde se ha tomado…”
En prólogo “Áncash: el signo y la forma” por Arqlº. Marcela
Olivas, coincide en señalar los objetivos principales de tan valiosa
recuperación: “Este primer tomo de iconografías prehispánicas de Áncash es solo
una reducida muestra dirigida a los artesanos, a los artistas, a los
diseñadores en general, como fuente de inspiración y motivación creativa en los íconos de las culturas desarrolladas
en Áncash durante muchísimos años... las iconografías son felinos, serpientes y
seres antropomorfos. Seres mitológicos estilizados como el ‘felino emplumado’,
las cabeza trofeo que decoran los recipientes y adornan la vestimenta de los
personajes antropomorfos y zoomorfos, probablemente con contenido simbólico. En los motivos escultóricos cerámicos hay
diversos personajes mitológicos, sacrificadores de cabezas, guerreros o pontífices
con tocados ostentosos y de gran tamaño, flanqueados muchas veces por mujeres”.
La
Enciclopedia virtual, ICONOGRAFIA define desde su procedencia latina y griega,
lo siguiente:
“Del
latín iconographĭa,
el concepto de iconografía hace referencia a la descripción de imágenes, cuadros, monumentos, estatuas o retratos.
El término está vinculado a la colección de imágenes (en especial aquellas que
son antiguas) y al tratado descriptivo sobre éstas. La iconografía, por lo
tanto, es la disciplina que estudia el
origen y la formación de las imágenes y sus relaciones simbólicas y alegóricas”.
“Del
griego eikon y graphein ‘descripción de imágenes’. Rama de la
historia del arte que tiene entre sus tareas determinar el contenido y temas de
las obras de arte, los programas de ciclos y la investigación del surgimiento,
difusión y transformación de los tipos de representaciones de estos temas y
programas. Iconografía es la ciencia que estudia el origen y formación de las
imágenes, su relación con lo alegórico
y lo simbólico,
así como su identificación por medio de los atributos que casi siempre les
acompañan”.
Iconografías prehispánicas de
Áncash, tomo
I, Incluye mapa de sitios arqueológicos mencionados en referido catálogo y referencias
precisas extraídas de los capítulos siguietes:
Capítulo I. Período Precerámico Inicial. (10 000 a 3 000 a.C.). Trata sobre
las primeras manifestaciones artísticas del hombre. Como conocemos los primeros
grupos de recolectores, pescadores y cazadores se establecieron en los Andes, ocupando
distintos pisos ecológicos y aprovechando cuevas en las alturas donde plasmaron pinturas
de animales que conocieron, rescatándose además textilería: cordeles, redes,
cestas, más presencia de maíz, frijol y ají, según hallazgos de Thomas Lynch en
Cueva del Guitarrero.
Capítulo II, Período Precerámico Tardío (3 000 a 1 600 a C.), “ya existía un
arte maduro expresado en tejidos entrelazados y petroglifos cuya iconografía se
regía por convenciones que perdurarían en todo el pasado andino prehispánico”,
caso La Galgada. La representación de la serpiente era frecuente, composiciones
antropomorfas y aves.
Capítulo III, Período Inicial (1 800 a.C. – 200 d.C.). El culto marino a través de la iconografía
de Sechín. “Las imágenes del edificio del Cerro Sechín, (1 400 – 1 300 a.C.) Representan
parte de una ceremonia religiosa que solo puede ser entendida si se consideran,
además de sus relaciones y su contexto arquitectónico, en entorno geográfico
donde se ubican los templos que fueron el teatro de dichas ceremonias”. Están
presentes: sacerdotes, guerreros, cabeza degollada, hombre sacrificado, ídolo
de barro; pez marino, ser natural con rasgos ictiomorfos, cangrejos, seres
mitológicos; abstractos, petroglifos, etc.
Capítulo IV. Horizonte Temprano (1 000 a C. -200 d C.). El arte de Chavín. “Plasmadas en su
lítica y alfarería se muestran complejas y difíciles de entender, porque
estamos tratando de un arte religioso cuyas convenciones artísticas, escenas,
personajes, seres mitológicos y contenidos ideológicos son muy distintos de
nuestro pensamiento cristiano y occidental”. Aquí se muestran iconografías de
sacerdotes, sacerdotes felinizados, lápidas antropomorfas, felinos, lechuzas,
felino volador, peces, aves, plantas alucinógenas, flores, seres mitológicos;
vasijas, morteros, columna monolítica, hileras de felinos, entre otras.
Capítulo V. Intermedio Temprano (200 a 600 d.C.). El arte de la Cultura Recuay. “Los
personajes principales y los artesanos de esta cultura cultivaron un arte
religioso y funerario, con una iconografía particular plasmada en la alfarería,
escultura, tejidos y metales”. Tuvo su desarrollo durante los siglos III y VIII
de nuestra era, legándonos resaltantes motivos iconográficos de seres
naturales, rostros frontales radiantes, vasijas, botellas o ‘pacchas’; felinos,
seres híbridos, dragones, motivos zoomorfos, serpientes bicéfalas, versiones
geométricas, monolitos, guerreros, lápidas, aves, lápidas zoomorfas, etc.
Capítulo VI. Horizonte Medio (100 a.C. – 1200 d.C.). Época de cambios. “se caracterizó por
ser un tiempo de numerosos cambios culturales en lo social, económico,
político, religioso y por ende, también en el arte”: Escenas de deidades
copulando, connubio entre deidades, composiciones de seres sobrenaturales,
estelas de felino y relieve en piedra.
Capítulo VII. Intermedio Tardío (Reinos y señoríos) 700 –
1 400 d. C. La ocupación Chimú de Casma.
“Cuando el estado Chimú ocupó el valle de Casma en una etapa avanzada del
período Intermedio Tardío (1 300 d.C.), se edificó Manchán, un centro
administrativo regional, al sur del largo territorio dominado por los reyes del
Chimú”. Resaltan esquemas de peces, camélidos, aves, pintura rupestre, motivos
zoomorfos y antropomorfos
Capítulo VIII. Imperio Inca (1 450 d.C.). Los estilos Casma y Aquilpo. “Este
período no se caracteriza por sus grandes logros en el campo artístico”. Expone
diseños decorativos, rosetas, diseños sobre cerámica.
Capitulo IX. Por determinar o sin filiación cultural ni
datación exacta. 1 450 d.C.: representaciones de camélidos, guerreros con
escudo, degollador, tortuga marina y pinturas rupestres zoomorfas.
Dice en epílogo: “Hoy, all inicio del Siglo XXI, la
cerámica tradicional del Callejón de Huaylas casi se ha perdido, si entendemos
por cerámica tradicional aquella que es producto de un largo proceso de
maduración y evolución local, con formas y técnicas características que la
distinguen de la alfarería de otras zonas o regiones”; glosario de términos
utilizados y referencias bibliográficas. Catálogo que inmediatamente de su
publicación dio valiosos frutos, dichas iconografías inspiraron finos e
innovadores trabajos artesanales en cuero, tejido, cerámica, joyería,
souvenirs, etc. a nueva generación de artesanos ancashinos, como fuentes de
ingresos económicos y mejores condiciones de vida; motivando además continuidad
de nueva publicación de íconos culturales que servirán de herramienta de
trabajo, expansión de productos e inclusión de artistas, artesanos y familiares
en significativos avances económicos e identidad, alegría y experiencias que
comparten beneficiarios, encaminados indudables en halagüeño futuro promisorio.
ICONOGRAFÍAS PREHISPÁNICAS DE ÁNCASH. Cultura Recuay. Tomo II. Renovado libro a
cargo de reconocido Arqueólogo Steven A. Wegner, aparece en 318 páginas a color
y fino papel couché, formato A4, donde resaltan iconografías más importantes de
cada motivo; tapas duras y anillado para mejor uso y aprovechamiento de
nuestros artesanos, artistas, diseñadores y de todo aquel quien desee
expresarlas en distintos soportes y libre albedrío. Ilustrado de felino natural,
rostro mitológico y figura antropomorfa sobrenatural; excelente edición del
Consorcio de Recursos-Technoserve y Asociación Áncash. Lima, diciembre 2 011.
Con olor a tinta, energía y aroma del Ande ancashino,
llegó a nuestras manos tan preciado tratado por gentileza de su editor;
dedicado exclusivamente a la Cultura Recuay y en cuyo prólogo dice el prestigioso arqueólogo inglés,
ferviente investigador de esta cultura y apasionado autor afincado en nuestro
territorio, lo siguiente: “El objetivo
principal de este libro es poner a la disposición de los artesanos y artistas
un conjunto de 245 figuras derivadas de objetos auténticos con iconografía de
la cultura Recuay para que puedan apreciarlos, asimilarlos y usarlos
directamente o con cierta licencia artística en su producción creativa. Un
segundo objetivo es señalar las creaciones artísticas de una importante cultura
prehispánica de Áncash que ha sido olvidada por demasiado tiempo... Sobre la cultura prehispánica llamada Recuay,
el público en general sabe muy poco. Todavía no se ha incorporado mucha
información en los textos escolares o populares y, a veces, ni siquiera se
menciona en los libros, al hablar de las grandes culturas del período llamado
‘Intermedio Temprano’, ‘Desarrollo Regionales’ o ‘Maestros Artesanos’, cuando
se desarrollaron otras culturas distintivas como Moche y Nasca… El primer gran
hallazgo de cerámica del estilo Recuay ocurrió a fines de la década 1 870 y dio
origen a este término, precisamente porque se encontró en el distrito de Recuay
de la provincia de Huaraz…”.
El esmerado y meritorio libro Iconografías prehispánicas de Áncash, tomo II, contiene: presentaciones
de Asociación Áncash y editores, prólogo; La Cultura Recuay, sitios
arqueológicos (mapa); los mismos dan paso a ocho importantes capítulos con sus
respectivas explicaciones técnicas y científicas a saber: Antecedentes del arte
Recuay, Rostros mitológicos, Animales bicéfalos, Felinos, Figuras antropomorfas,
Aves, Serpientes y, Diseños geométricos. Cierra el tomo minucioso epílogo,
además de muestra de artesanía moderna o nuevos productos generados en base a motivos
iconográficos Recuay, en tejidos, cerámica, cueros y otros soportes
confeccionados por finas manos herederas y genios creadores de esta gran
cultura que merecerá seguir estudiándola y conociéndola con mayor profundidad,
aparte de indispensable empoderamiento para orgullo nuestro e inspiración de
nuevos productos artesanales y comerciales en beneficio de todos.
“La Asociación Áncash es una organización civil sin fines
de lucro, creada el 2 002 por la
Compañía Minera Antamina S.A., como parte de su compromiso social con la
región, con el propósito de promover la conservación del patrimonio histórico y
natural y fomentar su desarrollo sostenible. Orienta su intervención en tres
líneas prioritarias: turismo, conservación de recursos naturales y revaloración
de la cultura local… Con este nuevo producto cultural pretendemos reafirmar en
la memoria de los ancashinos la inmensa calidad creativa, representativa y
artística que ha sido recogida con tanto esmero y durante muchos años de
investigación por lo que estamos seguros será innovadoramente utilizado en
beneficio de la región”: refiere Abraham Chahuan, presidente y gerente general
de Minera y presidente directorio Asociación Áncash, en su presentación.
Cada iconografía seleccionada, aparece realzada en primer
plano y a media página en cada hoja del libro, color negro en su gran mayoría o
combinadas de acuerdo a las imágenes; en plano inferior acompaña ficha del
motivo con información científica respectiva: contexto, diseño, técnica,
antigüedad, procedencia, fuente; además de fotografía o figura de la fuente
oriunda extraída: ceramio, textil,
petroglifo u otros, sin escatimar esfuerzos donde éstos se encuentren dispersos,
dígase museos de Áncash, Lima, Trujillo; Alemania, Estados Unidos; municipalidades,
colegios, parroquias, universidades, instituciones locales, colecciones
particulares en varias provincias, etc.
En Capítulo 1: Antecedentes
del arte Recuay, corresponde a iconografías de rostros mitológicos, X con
líneas verticales y crespos, grupos de líneas diagonales, greca enroscada,
zaigzag con zonas triangulares, rombos concéntricos con crespos y zigzag cn
crespos en los vértices.
Capítulo 2. Rostros
mitológicos en el arte Recuay. Se dice que éstos son los más importantes
pero los menos abundantes, expresados en tejidos, lajas, jarras, vasijas,
cántaros, pacchas o botellas, esculturas, cancheros.
Capítulo 3. Animales
bicéfalos en el arte Recuay. Constituye una de las figuras más novedosas de
la iconografía Recuay: animales bicéfalos antropomorfos, con el rostro
mitológico, cabeza estilizada con dos bocas, etc.
Capítulo 4. Felinos
en el arte Recuay. “El felino es el más presente en iconografía Recuay por
su abundancia y por su aspecto feroz con las fauces abiertas y dientes
prominentes. Esto puede reflejar una importancia especial en cuanto a la
identidad cultural de esta sociedad”: felinos naturales, felinos antropomorfos,
felino (gato montés) natural, felinos de perfil con cara de frente, felino o
zorro natural, cabeza de felino sobrenatural, felino serpientes, felinos
naturales estilizados, felino serpentiforme sobrenatural, figura antropomorfa
natural y felinos,
Capítulo 5. Figuras
antropomorfas en el arte Recuay. “Este capítulo incluye figuras de dos
tipos algo diferentes: las que parecen ser humanas por la configuración del
cuerpo y detalles de su atuendo, aunque todavía puedan tener significados
sobrenaturales, y otras figuras antropomorfas que tienen atributos obviamente
sobrenaturales, tales como apéndices cefálicos, una cruz en el centro del
vientre o colmillos alargados. Las figuras antropomorfas son abundantes en la
escultura lítica y también en la cerámica Recuay, mayormente en las botellas
paccha. Las esculturas probablemente sirvieron para adornar edificios,
plataformas y muros o para señalar lugares importantes, tal vez áreas de tumbas
subterráneas o de chullpas funerarias: figuras antropomorfas sobrenaturales en
lajas talladas por un lado, estatua antropomorfa tallada en tres dimensiones,
figuras en pacchas, cuencos, copas, laja vertical; cabezas y rostros
antropomorfos, mitológicos, estilizados, sobrenaturales; cabezas trofeo, etc.
Capítulo 6. Aves
en el arte Recuay. “Las aves en el estilo Recuay tienden a ser muy simples,
estilizadas y uniformes. Las figuras en perfil resaltan el pico, el ojo, las
garras, un ala y la cola, con pocas excepciones. El pico generalmente lleva una
protuberancia redondeada que puede representar la carúncula o extensión carnosa
de algún ave rapaz… Empero una representación ornitológica más específica es el
búho. En Pashas (Cabana), los alfareros, picapedreros y orfebres de la cultura
Recuay exageraron el tamaño de los ojos del búho y mostraron la cabeza de
frente, no de perfil, maximizando el impacto de los ojos. Particularmente
impresionantes son las cabezas clava de esta ave debido a las grandes proporciones
de los ojos (Grieder, 1978)”: aves de rapiña, estilizadas y rostros
mitológicos, naturales, sobrenaturales; rostros naturales con aves, ave
felínica, rostro circular con felinos y aves, búho, etc.
Capítulo 7. Serpientes
en el arte Recuay. “En el arte Recuay es raro encontrar formas
estrictamente ofídicas o serpentiformes cn todos sus atributos principales,
incluyendo la cabeza, el cuerpo y la cola. El arte cerámico sólo muestra
algunas serpientes simples que decoran el borde ancho de un cuenco, los tubos
verticales de una botella con cuello trífido, o el asa de una cuchara… Hay una
forma muy estilizada de la serpiente en dnde la cabeza está simplificada a sólo
un triángulo cn dos ojos, una forma derivada de una milenaria tradición
decorativa textilera que se extendió a otros varios medios incluyendo la cerámica
y formó un diseño complejo conocido como entrelazado o ‘interlocking’ por el
término en inglés. Consistía en varias serpientes estilizadas unidas en una
composición geométrica alternando su orientación de izquierda a derecha o de
arriba a abajo. En forma individual, esta serpiente puede formar un apéndice de
la cabeza, la lengua u otras partes de felinos sobrenaturales y otras figuras”:
serpientes naturales, estilizadas; cabezas triangulares y estilizadas, etc.
Capítulo 8. Diseños
geométricos en el arte Recuay. “Hay una gran cantidad de diseños diferentes
agrupados en esta categoría de ‘geométricos’, algunos que tienen aspectos
figurativos y muchos que consisten en círculos, triángulos, cuadrados,
rectángulos, cruces, diseños en forma de una S, líneas zigzagueantes, grecas
escalonadas, zonas reticuladas (en forma de red), diseños concéntricos o
paralelas, etc. La diversidad de diseños lineales incluye verticales,
horizontales, diagonales, paralelas, onduladas, interrumpidas, en zigzag, etc.
Estos diseños se usaron solos y en diversas combinaciones en la cerámica
Recuay… Ciertos diseños pueden tener su origen en el arte textil: pequeños
elementos gráficos con aspectos lineales producidos por la urdimbre y la trama
perpendicular del telar”…: grecas escalonadas, hélices de cuatro y seis aletas,
círculo con rayos, semicírculo con crespos, cabezas triangulares de serpiente,
diseños horizontales en S, semicírculos simples y ondulados, líneas en zigzag, rombos
en serie, rombos concéntricos y triángulos con cruces, líneas entrecruzadas,
ángulos combinados, líneas combinadas, entre otros.
El Epílogo de esta loable obra explica: “En la
arqueología, los conceptos de cultura y estilo de arte están íntimamente
relacionados; así es cuando hablamos de las culturas y los estilos de Chavín,
Paracas, Recuay, Nasca, Moche, Chimú, Inca, etc. Como todos los estilos de
cerámica y otras artes de la época prehispánica, el estilo Recuay tuvo su
origen o desarrollo inicial, su evolución o desarrollo principal, y su ocaso o
desaparición… Los orígenes de ese estilo se remontan a los años 100 ó 200 d.C.
con posibles contribuciones complejas de otras culturas antecedentes y sus
estilos de cerámica y arte lítico… El desarrollo principal de la cultura Recuay
sucedió entre 200 y 600 años d.C. produciendo abundantes muestras de una
ideología, iconografía, arte y tecnología vigorosas y compartidas sobre la
mayoría del territorio del actual departamento de Áncash y zonas aledañas de Huánuco
y La Libertad. Tenemos evidencias diversas de su arquitectura pública,
ceremonial, doméstica, funeraria y defensiva en distintos sitios desde Pashas
(Cabana), Yayno (Pomabamba), Aukis Pukio y Pueblo Viejo de Huandi (provincia de
Huaylas) a Jancu (Huaraz), Roko Amá (Cátac) y Chuchun Punta (Aija)… El ocaso y desaparición
de esta cultura y su estilo de arte sucedió entre 600 y 800 años d.C.
posiblemente con variaciones regionales en el cambio o persistencia de las
manifestaciones artísticas”.
Remata con atractiva exposición de productos “Artesanía
moderna”, con rescate o revaloración de motivos iconográficos Recuay, en
impresos para actividades culturales, textiles, cerámica; cántaros, jarrones,
botellas paccha; botellas efigie, vasijas, platos, esculturas; pines, sellos;
cuero repujado, de conejo, etc.
Debemos indicar que durante la segunda mitad del Siglo XX
se tejieron varias hipótesis, defensa, enriquecedoras discusiones y propuestas sobre
el nombre de esta cultura: Recuay, Callejón de Huaylas o Santa. Rafael Larco
Hoyle, en breve artículo “La Cultura Santa” difundido en Antiguo Perú, espacio y tiempo (1 960); trabajos presentados a la
Semana de la Arqueología Peruana (9 – 14 de noviembre de 1 959), expone: “La
Cultura Recuay o Callejón de Huaylas, ha sido considerada siempre de origen
serrano y se ha fijado su centro principal a lo largo del Callejón de Huaylas.
El hecho que la cerámica de esta cultura no se encontrara en Recuay, a pesar de
que se sostiene que los vasos de la colección Macedo, que se encuentra en
Alemania, son de esta procedencia, me indujo a cambiar el nombre de Recuay por
el de Callejón de Huaylas. Según los estudios que realicé años atrás, se habían
extraído vasos de esta cultura de tumbas halladas en las cerámicas de Caraz,
Yungay, Carhuaz y Huaraz… Entre los años 1 943 y 1 944 comprobé la existencia
de cerámica del Callejón en Pur-Pur y Tomabal, en los valles de Virú y Chao y
en las haciendas Guadalupito o Santa Clara y Tanguchi, en el valle de Santa. El
estudio realizado en este último valle demostraba la existencia de cementerios
pertenecientes a esta cultura en todo el valle y que, por lo tanto había una
capa estratigráfica del Callejón… Había demostrado, pues, que los hombres de
Santa no sólo habían ocupado la zona del Callejón de Huaylas sino que en el
valle de Santa tenían un centro, tanto o más importante, que el mismo del
Callejón. Puedo decir que la cerámica encontrada en la Costa es tan buena, o superior, a la
que se dice haber sido extraída del Callejón de Huaylas… Magníficos ceramistas
y escultores de gran imaginación, escogieron el caolín que encontramos en los
lugares cercanos a Suchimansillo para confeccionar la cerámica blanca de
excelente cochura. El escultor, notable creador de formas, se lanza en el
intrincado problema de la escultura escenográfica y nos deja, posiblemente, los
más bellos ejemplares que conocemos de las antiguas culturas pre-colombinas.
Son escultores de tipo moderno. Hay gran inocencia en sus creaciones, que se
contrastan con los motivos pictóricos abigarrados que cubren los vasos…”.
El Diccionario
Arqueológico del Perú, de César García Rosell (1 964), refiere que el
nombre Recuay: “recuerda y tipifica una de las grandes culturas o estilos del
antiguo Perú, fácil de identificar en el arte lítico y en la cerámica… La
vasija Recuay es inconfundible con la de otras regiones del Perú. Es
escenográfica, con representaciones
plásticas de grupos humanos, escenas domésticas actividades agrícolas y
animales totémicos… Hoy, el estilo Recuay lleva además de la denominación tradicional,
el nombre de COPA o SANTA, por la abundancia de ceramios de esa cultura
hallados en este último lugar…”. Entre tanto, el maestro y recordado amigo
Wilfredo Gambini Escudero, cinco veces reelecto alcalde del distrito Cáceres de
Perú - Jimbe, provincia Del Santa, en su conocida obra: Santa y Nepeña. Dos valles / dos culturas, (1 984), con respecto a
la cerámica, dice: “Caracterizada por el empleo de la caolinítica, reducida a
pastas delgadas, peso liviano, formas y estilizaciones diversificadas, ha
promovido controversia entre los investigadores para ubicarlo en el
lugar-origen real del departamento ancashino… A pesar de su amplia dispersión y
diversidad tipológica en suelo santeño, se aferra la mayoría en seguir
llamándolo “Recuay”, contra la opinión de Rafael Larco Hoyle que le asigna origen
santeño y al que nosotros nos sumamos porque creemos, sin apasionamiento, que
efectivamente el valle de Santa fue cuna de la cerámica blanca, como se
fundamentará después…”.
Finalmente, exquisitas iconografías puestas en valor que
sin duda alguna enriquecerán ancestral espíritu forjador y creador de hombres,
mujeres y niños, ancashinos en especial, apuntando devenir con mayor esperanza
y derrota a la pobreza en cuantos casos, herramienta indispensable que debería
extender su verdadero accionar a todos
los confines de esta rica e inquietante región en búsqueda de otros elementos y
soportes, paralelo a forja de más identidad y reencuentro con lo nuestro. Aparte
de logros alcanzados en producción artesanal, soñamos verlos en escudos, banderas y logotipos de
instituciones tutelares públicas y privadas; vestuario característico de
autoridades y poblador de Ancash, danzantes, músicos, artes plásticas y muchas
formas de expresar nuestra pertenencia; volcando a impresos en toda laya de
documentos, invitaciones culturales; fuentes de estudio. Sin duda, esperemos
que día a día siga esclareciéndose la riqueza patrimonial ancashina en todas sus
provincias y áreas de influencia, incorporar esta fabulosa cultura en
contenidos curriculares y libros para mayor conocimiento y difusión. Desde esta
playa, nos sentimos muy complacidos y agradecidos por brindar este bagaje
cultural de primer nivel y perplejos seguimos admirando el conocimiento legado
por nuestros antepasados quedando prestos a emular y seguir su empeño, engrandeciendo
y perennizando su monumental obra en el tiempo, distancia y recuerdo.
Discretamente nos detenemos a pensar que esta colosal
labor editorial debe continuar e imaginariamente repasamos vasta iconografía
del templo palacio Sechín, Palamenco, Punkurí y todo lo que tenga que ver con
el caudal patrimonial costero de Áncash, entonces volveremos a mirar en
inacabables senderos: sacerdotes, guerreros, astros, estaciones climáticas; felinos,
aves, serpientes, peces, seres mitológicos o divinidades encarnadas para
siempre en nuestros propios sentimientos y memoria colectiva de esta gran
Región.
Chimbote, 20 de
marzo del 2 012
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