Saturday, December 25, 2021

Entrevista: ALFONSO BARRANTES LINGÁN HABLA SOBRE SU INFANCIA, DIOS Y EL AMOR / El Diario de Lima. 1980.

 Los Pisadiablos San Miguel de Cajamarca

entrevista

ALFONSO BARRANTES LINGÁN HABLA SOBRE SU INFANCIA, DIOS Y EL AMOR.

*Para El Diario de Lima. 1980.

Periodista: Nos instalan en dos rectos asientos. Cierta formalidad acartona nuestros movimientos. Ni siquiera estoy familiarizado con la grabadora. Por fin puedo preguntar. Muy bien, al de ahora, al Barrantes actual ya lo conocemos. Pero, ¿cómo fue su infancia? Para empezar, ¿es de Lima o es un provinciano, pero de los auténticos, de esos que van el domingo a tomar el sol en el Campo de Marte?

Alfonso: Yo nací en San Miguel de Pallaques, que es la capital de la provincia de San Miguel de Cajamarca. Allá tenemos una imagen que veneramos todos los años el 29 septiembre. Es San Miguel Arcángel y, por eso, es que a nosotros, los sanmiguelinos, nos dicen “pisadiablo”, porque es el Arcángel el que tiene pisado al diablo. Y eso me recuerda aquello que existe en el frontispicio de uno de los templos de París, que viene a propósito de la política. Es un verso que dice: “Hoy es el día de San Miguel Arcángel, que arrojó al diablo del cielo, si el diablo hubiera arrojado al arcángel, hoy sería el día del diablo”. Son las circunstancias de la política que a veces los ponen en el suelo. Me refiero a los políticos de la derecha, porque los políticos de la izquierda, en cuanto empezamos a vivir en olor de multitud, afirmamos no las circunstancias de estar siempre en las alturas sino en las entrañas de nuestro pueblo.

Periodista: Barrantes había fluido, con desenvuelta claridad como si no lo estuviesen apuntando con las cámaras de televisión. Empiezo a disfrutar del encuentro.

Alfonso: Yo estudié en el centro escolar N° 73 de San Miguel de Cajamarca y el recuerdo importante de aquellos, mis años infantiles, es que por propia voluntad y en un gesto de solidaridad en el que concurrieron otros estudiantes del centro, pedimos y logramos la autorización del alcalde de la cárcel de San Miguel para pernoctar con un profesor nuestro, a quien por razón de sus ideas habían metido en prisión. Fue el anuncio de que en mi lucha política iba a estar muchas veces en la cárcel.

Periodista: ¿Fue el maestro más influyente en tu vida?

Alfonso: Bueno, el maestro al que me refiero se llama Alejandro Medina y vive todavía. Pero el maestro de quien guardamos un recuerdo muy profundo se llamó Raymundo Mondoñedo, porque con él aprendimos las primeras letras, algunas de las cuales las aprendí en casa porque tenía una madre que se había dedicado a la enseñanza.

Periodista: Háblame de ella.

Alfonso: Mi segunda madre. Yo tengo el privilegio de tener dos madres: una fallecida, en el cielo, y una viviente, en la tierra. Son hermanas, en realidad. Muy bien, con ella aprendí a leer y a escribir y fue don Raymundo Mondoñedo el que afinó esa enseñanza y dio causa a esta inquietud por el aprendizaje y por el estudio. Más tarde tuve que viajar a Cajamarca a cursar estudios de secundaria en el Colegio Nacional de San Ramón. El viaje se hacía en esos tiempos a caballo y había que hacerlo aceleradamente, porque si uno se quedaba a dormir en el caluroso Chilete, al día siguiente era víctima del paludismo.

HIJO ÚNICO

Periodista: Intento Imaginar a Barrantes de niño, allá por los años treinta, cuando los muchachitos usaban sombrero y pantalón corto. San Miguel era entonces pequeño, un pueblo hermoso, que tenía al frente una colina que se llamaba “La Banda”, donde las casas se pintan de blanco para Fiestas Patrias.

Barrantes recuerda sus inmaculadas paredes y sus techos rojos y dice que tenía la apariencia de un nacimiento. Acaso el campanario de la iglesia es más alto en su memoria. De pequeño subía a sacudir las campanas antes de misa. Pregunto si tiene hermanos.

Alfonso: Soy hijo único, con los defectos y las virtudes que los siquiatras atribuyen a los hijos únicos.

Periodista: ¿Y tu padre?, ¿qué trabajo desempeñaba?

Alfonso: Abogado. Fue juez instructor de la Provincia de Hualgayoc. El murió hace ocho años. Mi madre hace 22 años.

Periodista: Te interrumpí cuando hablabas de Cajamarca.

Alfonso: No era la primera vez que yo salía fuera de San Miguel, porque la primera ciudad que nosotros, los sanmiguelinos conocemos, es Chepén, en donde experimentamos el contraste entre el frío de la sierra y el calor de la costa. Ahí fueron nuestros primeros sudores conociendo las ciudades costeñas. Pero naturalmente, el viaje a Cajamarca significaba la estancia de un medio año. El primer semestre no dejó de apenarme la separación de mis familiares que retornaron a mi tierra después de dejarme matriculado en el colegio. Asistí uniformado a mis primeras lecciones y recuerdo mucho a profesores como el Dr. Silva Rocha, que a pesar de ser abogado enseñaba muy bien las matemáticas. Yo fui un buen estudiante de números. Pero, poco a poco, fui alejándome de esa vocación mientras me ganaba la política.

Periodista: ¿Cómo llegaste a ella?

Alfonso: De una manera muy natural. Yo tengo un tío, Augusto Lingán, que es profesor. El militaba en el aprismo y una de las cosas que debía hacer era distribuir clandestinamente “La tribuna”. Yo lo ayudaba y con mi curiosidad infantil, empecé a leerla. Aprendí a adoptar una serie de posiciones contra los enemigos de nuestros pueblos a quienes denunciábamos. Ya en Cajamarca me inscribí en las filas del partido aprista. En el año 45 participé de la formación del Frente Nacional. Colaboré con los candidatos de entonces, uno de los cuales fue Felipe Alva, padre del actual vicepresidente de la República. Hice quinto año de secundaria en el Colegio Nacional San Juan. Y se redobló mi actividad política. Curiosamente, al poco tiempo se fue gestando entre quienes nos conocíamos dentro de las filas del aprismo, un movimiento que adquirió el nombre de los “auténticos”, que reclamábamos un ejercicio democrático dentro de las filas del partido. Luego vine a Lima e ingresé a San Marcos…

Periodista: Otra vez nos remontamos a su infancia. Quería saber dónde se había alojado al joven provinciano cuando llegó a Lima.

Alfonso: Vine a la casa de mi tío Carlomagno Lingán, que falleció hace poco, a la edad de 91 años. El dato es importante. Yo pertenezco, por la vía materna y por la vía paterna, a familias de longevos, de manera que quiero que se difunda para intranquilidad de los que no me quieren, porque a muchos de ellos, definitivamente, los voy a sobrevivir.

Periodista: Recordando a Nixon, el rostro de Barrantes se había endurecido. Empieza a suavizarse.

Alfonso: Como decía, viví en casa de mi tío Carlomagno, en el 511, número 2, de la avenida Brasil. Recuerdo el ámbito familiar con mucha claridad. Los domingos en la mañana íbamos al Agua Dulce. Mi situación de serrano fue superándose porque a nosotros no nos agradó el agua salada, pero había que acompañar a la familia y, por las tardes, a sentarse en el pasto del Campo de Marte a escuchar a la Sinfónica Nacional. Eso, completamente con alguna lecturas y siempre con la permanente actividad política.

Periodista: Ahora empieza a mencionar a sus amigos de entonces. Memoriosamente menciona a Víctor Li Carrillo, a Guillermo Lobatón, a Rosa Alarco, entrañablemente. Y las reuniones bohemias en el Palermo y a los otros tertuliantes: Carlos Araníbar, Pablo Macera, Ponce Chirinos, Cecilia Coronado, Hugo Bravo, Oscar Franco, Antonio Mauriat. También recuerda las dificultades económicas de sus tiempos de estudiante.

Alfonso: La falta de dinero en esos años sirvió para convertirme en un buen caminante y he descubierto que es la mejor manera de transportarse porque además da buena salud. Por suerte, en aquella época los libros no eran caros. Teníamos además el buen hábito de ir a la biblioteca o de prestarnos libros. Sin embargo, ahora deploro no haber leído todavía más. Y precisamente por eso, yo quisiera recomendar a los jóvenes de izquierda que está bien que realicen activismo político, pero que sería mejor que lo complementaran con un verdadero estudio de las ideas y las obras de los pensadores que contienen los principios fundamentales de la doctrina y de ideología que nosotros…

¿Y DIOS?

Periodista: ¿Cuál es tu idea de Dios?

Alfonso: Bueno, yo nací creyendo en Dios, yo procedo de un hogar católico y aun cuando dejé de ser un practicante del catolicismo, sigo siendo, precisamente en homenaje a mis padres y mis abuelos, muy respetuoso de quienes mantienen esa posición religiosa. Y puedo decir, respondiendo a la pregunta que soy pascaliano. Hay que creer en Dios porque si no existe, no perdemos nada y si existe, ganamos creyendo en él.

Periodista: Pero Pascal es el más apasionado pensamiento que se acerca a Dios.

Alfonso: Exactamente como Miguel de Unamuno, que fue otra de mis pasiones en la época universitaria.

¿UN SOLTERÓN?

Periodista: Varias veces me he preguntado porque un hombre con disposición natural a la felicidad, se ha conservado soltero. Ahora pregunto si alguna vez ha estado cerca a casarse.

Alfonso: Una sola vez, pero como dicen en mi tierra, Dios es grande y la Virgen de regular tamaño. Mira, he tenido más de un amor en mi vida, todos vividos con mucha discreción, con mucha ternura, pero al mismo tiempo con mucha plenitud.

Periodista: ¿No piensas sentar cabeza, como dicen las señoras?

Alfonso: Creo que iniciada la segunda parte de mi siglo, que espero completar de todas maneras, he adquirido una serie de hábitos que podrían parecer arbitrarios y que en verdad responden al quehacer político… Mira, tengo una experiencia concreta. Yo he visto a las esposas y a las madres de quienes han ido a la cárcel por sus ideas. Era admirable la entereza con que soportaban los agravios de los carceleros. No te diré que me gusta la soledad. Tengo muy buenos amigos, hogares en los que se me recibe como a un tío cariñoso. Pero a veces pienso que ha sido mejor no exponer a una esposa y a unos hijos a las penurias de la persecución política.

Periodista: Barrantes vive solo, en una pequeña casa que queda en La Capulla. Ahí tiene un jardín en el que cultiva personalmente rosas rojas. La jardinería es su pasatiempo importante aparte de la lectura. En su mesa de noche tiene el libro de Jorge Basadre sobre el azar en la Historia y la última obra del poeta Hildebrando Pérez. Es hora de despedirnos. Le pregunto que almorzó.

Alfonso: Lentejas, sonrió, son mi plato favorito. De modo que si alguien quiere canjearme la candidatura por un plato de lentejas, acepto inmediatamente.

*FUENTE: El Diario. pp. 14-15, 30 de noviembre de 1980 - Periodista Guillermo Thorndike. Entrevista compilada en: Alfonso Barrantes Lingán, sus propias palabras (1985). Lima: Mosca Azul Editores.

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