Tuesday, August 23, 2011

Crónica de FIESTAS PATRIAS / Pepa Gálvez

Crónica de FIESTAS PATRIAS

Pepe Gálvez

El GUARDIA CUEVA.

El mes de Julio en la escuela se iniciaba con la presencia del "Guardia Cueva" junto al Director y la plana docente en el patio de la escuela. La razón?, muy simple; el referido Guardia seria quien conduciría los ensayos para el desfile premilitar el Día de Fiestas Patrias.

Desde entonces saldríamos de la escuela por salones y a "paso de camino" enrumbaríamos a la "Pampa del Panteón".

Hacíamos la formación, los "giros", la marcha que debería ser con gallardía, bizarría y carácter.

Lo más destacado aquí siempre fue la voz de nuestro sacrificado Policía, ya que debía dirigir, controlar y revisar los movimientos de casi cuatrocientos niños, que si bien es cierto estaban con sus profesores, él cuidaba que nadie obstruya su mando y su jerarquía.

El decía... "De frenteeee. Marchen..... un, dos: un, dos...... a la derechaaa... derecha! ... un, dos ... un, dos .... siga variando, siga variando....

A la izquerdaaaa... Izquerda!!! Un, dos... un, dos , levante la cabeza frente en alto... frente en alto....

Más firme el paso!!! , Mas firme el paso!!!!

Hasta que después de algunos días ya teníamos la cadencia, la uniformidad y el compas que nuestro conductor requería.

LA SEÑORITA CORNEJO.

Las manos de la mujer Sanmiguelina son lo mejor de nuestro pueblo, decía mi Mama. Y no le faltaba razón, pues son laboriosas, industriosas y ágiles en el cariño y la ternura con que siempre nos acogen.

Muestra de ello era la señorita Elena Cornejo, quien vivía en un departamento cerca a la casa de los Novoa. Era una diligente dama que cotidianamente a la salida de la escuela, nos ofrecía caramelos hechos por ella misma y alguna otra golosina que saciaba nuestro apetito infantil.

Para el Día de la Madre elaboraba las flores de tela que luciríamos en la solapa, blanca para los que tenían su madre en los cielos y roja para quienes disfrutábamos de su presencia.

Para las Fiestas Patrias, ella confeccionaba las escarapelas y nosotros al pasar podíamos comprarlas o en todo caso decirle a nuestra mamá para que las podamos adquirir.

Tal vez ella no era Sanmiguelina de nacimiento, pero su afán y sus manos hicieron que yo la tenga como una de las representantes de tan abnegadas como trabajadoras, mujeres Sanmiguelinas.

DON OSWALDO GIL.

Siempre he dicho que la Educación no es solamente la que se recibe en los salones de la escuela. Creo que todos los profesores de mi escuela influyeron en mi educación y que fuera de ellos los comerciantes, ganaderos, agricultores y artesanos (hombres y mujeres) de mi pueblo fueron ejemplo para mi desarrollo personal.

Los días Domingo, venían de las estancias y pueblos aledaños muchos personajes que los niños inquietos veíamos con admiración, uno de ellos era Don Oswaldo Gil, quien tenía alguna deficiencia o malformación en los párpados, lo que era motivo de críticas, susurros y hasta miradas burlonas de parte de los niños. El señor Gil nunca se inmutó, no perdió la compostura y siempre demostró una tolerancia a toda prueba.

El día del Desfile escolar, cuando esperábamos nuestro turno, vimos la agrupación de la Escuela de Calquis que pasaba limpia, pulcra y ordenadamente, precedida por su profesor quien parecía totalmente ajeno a las miradas del público; pero muy imbuido de un sentido de responsabilidad y patriotismo sin límites.

Era el profesor Oswaldo Gil, quien limpio y prolijamente vestido, marchaba con gallardia y marcialmente como si estaría frente del estrado oficial, los aplausos del público y nuestro no se hicieron esperar.

Pasarían los años y entonces entendería que la educación es una actividad que los profesionales de todas las ramas del saber, debemos ejercerla no solamente cuando estamos "frente del estrado oficial".

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