RITUAL DE 50 AÑOS
Rosita Castañeda, sanmiguelina amiga de siempre, destacó por su inteligencia y humildad; se hizo Enfermera y empresaria en Cajamarca. Unió su vida a José con quien impulsó su vida y amor. En setiembre último celebró sus primeros cincuenta años de fructífera existencia muy a su estilo, venerando y agradeciendo por esta dicha a la Madre Tierra. Buen ejemplo de admiración por la naturaleza y grandeza de sus fuerzas y energía. Leamos su hemoso testimonio, no sin antes renovarle nuestro fraternal saludo y abrazo. Pisadiablo
Compañero de 25 años de caminoRosa Castañeda Gamarra
Todo el universo se mueve en ritmos y ciclos, las estaciones son cambiantes, el nacimiento y la muerte de las galaxias y de nosotras mismas. durante miles y miles de años nuestros antepasados marcaron los ciclos de renovación, los solsticios y los equinoccios creyendo que al hacer esto se ayuda al cosmos a crecer y transformarse, es así como los rituales vienen de los tiempos cuando la TIERRA DIOSA MADRE fue venerada como un símbolo de nacimiento, crecimiento, muerte y regeneración. La tierra estuvo vinculada al universo como un organismo vivo y lo que afectaba a uno, afectaba al todo y el ritual fue entendido como una manera de recoger esas partes del todo para fortalecer y llevar a cabo cambios en las comunidades. Cuando el mundo Occidental nos trajo la imagen de un Dios masculino, de un Adán sin madre, de la mujer corruptora, etc. Se abrió paso a una separación del ritual , el respeto por la tierra se desvaneció porque se tuvo el mandamiento de creced, multiplicaos y llenar la tierra, explótenla y sométanla para sus necesidades.
En estos tiempos de aparente crisis necesitamos voltear para recrear aquellos rituales de nuestras antepasadas porque los ciclos de nuestra vida, nuestros miedos y nuestras enfermedades no han cambiado, mas bien, creo que se han incrementado. Volver a celebrar rituales es una manera de volver a reinstaurar la fe en la conexión de toda la vida, a sentir que somos parte de esta tierra que vive y respira dándonos un sentido de unidad y seguridad.
Es por eso que celebré este ritual de cambio de etapas, celebré mis 50 años como un agradecimiento por ese milagro de estar viva y sentir todavía la energía vital y creadora del universo, por la fuerza que aún me acompaña y por todos los eventos difíciles que tuve que pasar, ellos curtieron mis debilidades y me dieron la fuerza para seguir el camino. Gracias por haber escapado las pestes desde la niñez, los accidentes, las enfermedades y haber llegado a los 50 años, todavía alimentándome del esfuerzo y las caricias de mi abuela Jacobita, del cuidado y la compañía de mis padres, de la compañía de Pepe que decidió estar a mi lado en las buenas y las malas, dándome la seguridad y la confianza para volar sin límites, por mi hijo adorable que en algún momento difícil constituyó mi única fuerza y el sentido más grande de mi existencia, por su espíritu noble y responsable, por mi linda hija que me deslumbra cada vez con su capacidad de análisis social, su facilidad para escribir, su espíritu de independencia y aventura.
Gracias por mis hermanos, hermanas y todas mis amistades por sus gestos de afecto y generosidad, por invitarme a entrar en sus casas y su corazón, por compartir no sólo el pan, sinó también mis penas y alegrías porque eso es la vida al fin. Gracias por mi trabajo cuya semilla se imprimió en el primer soplo de mi vida, por compartir el dolor, el silencio, el estigma, y también el alivio y alegría de otras mujeres que al igual que yo les toco navegar con las dificultades de la reproducción.
Gracias, por la amistad y la enseñanza de tanta gente que he conocido en diversos lugares del planeta, por reencontrarme con mis antepasados asiáticos allá por las tierras del Mahatma Gandhi, con mis hermanos indígenas de las playas del Caribe, los mayas y los aztecas, …con los amigos europeos, etc. gracias por todo lo que he aprendido, por todo lo que soy y lo que tengo…¡GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTITO!
Todo el universo se mueve en ritmos y ciclos, las estaciones son cambiantes, el nacimiento y la muerte de las galaxias y de nosotras mismas. durante miles y miles de años nuestros antepasados marcaron los ciclos de renovación, los solsticios y los equinoccios creyendo que al hacer esto se ayuda al cosmos a crecer y transformarse, es así como los rituales vienen de los tiempos cuando la TIERRA DIOSA MADRE fue venerada como un símbolo de nacimiento, crecimiento, muerte y regeneración. La tierra estuvo vinculada al universo como un organismo vivo y lo que afectaba a uno, afectaba al todo y el ritual fue entendido como una manera de recoger esas partes del todo para fortalecer y llevar a cabo cambios en las comunidades. Cuando el mundo Occidental nos trajo la imagen de un Dios masculino, de un Adán sin madre, de la mujer corruptora, etc. Se abrió paso a una separación del ritual , el respeto por la tierra se desvaneció porque se tuvo el mandamiento de creced, multiplicaos y llenar la tierra, explótenla y sométanla para sus necesidades.
En estos tiempos de aparente crisis necesitamos voltear para recrear aquellos rituales de nuestras antepasadas porque los ciclos de nuestra vida, nuestros miedos y nuestras enfermedades no han cambiado, mas bien, creo que se han incrementado. Volver a celebrar rituales es una manera de volver a reinstaurar la fe en la conexión de toda la vida, a sentir que somos parte de esta tierra que vive y respira dándonos un sentido de unidad y seguridad.
Es por eso que celebré este ritual de cambio de etapas, celebré mis 50 años como un agradecimiento por ese milagro de estar viva y sentir todavía la energía vital y creadora del universo, por la fuerza que aún me acompaña y por todos los eventos difíciles que tuve que pasar, ellos curtieron mis debilidades y me dieron la fuerza para seguir el camino. Gracias por haber escapado las pestes desde la niñez, los accidentes, las enfermedades y haber llegado a los 50 años, todavía alimentándome del esfuerzo y las caricias de mi abuela Jacobita, del cuidado y la compañía de mis padres, de la compañía de Pepe que decidió estar a mi lado en las buenas y las malas, dándome la seguridad y la confianza para volar sin límites, por mi hijo adorable que en algún momento difícil constituyó mi única fuerza y el sentido más grande de mi existencia, por su espíritu noble y responsable, por mi linda hija que me deslumbra cada vez con su capacidad de análisis social, su facilidad para escribir, su espíritu de independencia y aventura.
Gracias por mis hermanos, hermanas y todas mis amistades por sus gestos de afecto y generosidad, por invitarme a entrar en sus casas y su corazón, por compartir no sólo el pan, sinó también mis penas y alegrías porque eso es la vida al fin. Gracias por mi trabajo cuya semilla se imprimió en el primer soplo de mi vida, por compartir el dolor, el silencio, el estigma, y también el alivio y alegría de otras mujeres que al igual que yo les toco navegar con las dificultades de la reproducción.
Gracias, por la amistad y la enseñanza de tanta gente que he conocido en diversos lugares del planeta, por reencontrarme con mis antepasados asiáticos allá por las tierras del Mahatma Gandhi, con mis hermanos indígenas de las playas del Caribe, los mayas y los aztecas, …con los amigos europeos, etc. gracias por todo lo que he aprendido, por todo lo que soy y lo que tengo…¡GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTITO!
Ceremonia de agradecimiento a la energía creadora universal y a la madre tierra como fuente de vida y sosten de mis 50 años
También amigas de más de 25 años de gozar y sufrir la vida
Mis dos fuentes de inspiración de alegrías y penas
Foto de invitación de los 50 años. 
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