LA INSURRECCION EN CHOTA
Aníbal Idrogo
Eleodoro Benel
En realidad por donde lo veamos al Perú, solo tenemos
como historia a las dictaduras, derrocamientos, pugnas por el poder,
levantamientos insurgentes, valerosos hombres comprometidos por la insipiente
democracia queriendo hacer prevalecer los minusválidos derechos
constitucionales solo alcanzaron, muertes, saqueos, desapariciones
encubrimientos, olvidos, patrañas envilecidas de los medios de comunicación de
ese entonces y que perduran hasta hoy. De todo esto algo muy preocupante y tal
vez lo más fundamental fueron las “traiciones”
entre nosotros, sino veamos cómo es que los famosos hacendados Villacorta
conformando o dirigiendo al “grupo
paramilitar Chetillano”, dieron el tiro de gracia a esta insurgencia
apoyando al ejercito enviado por el gobierno de Leguía, veamos también la falta
de decisión correcta jamás comprendida,
no aprendieron la lección en la guerra con Chile. El coronel Alcázar que se
negó a eliminar a sus enemigos pidiéndole a Eleodoro Benel, que cese el fuego
ya no más derramamiento de sangre que deje en libertad a las huestes del
estado, porque lo consideraron diezmados, dejó que éstos se repusieran y en
respuesta capturaron a los insurgentes y
los fusilaron tanto a coronel Alcázar como al teniente Barreda, eso mismo le
pasó a Miguel Grau en la guerra del Pacifico.
Pasados los años vivimos
solamente de viejos recuerdos creando en todo este tiempo solamente héroes de
ficción, sin quitarle méritos por su puesto a muchos grandes personajes
anónimos que por razones obvias y de intereses se ocultó la información para
siempre, esta insurrección en Chota no es ajena al gran derrotero que tenemos
como principio y hemos creado una historia llena de argucias, de historiadores
superficiales que nunca se atrevieron a decir la verdad.
¿Debemos vanagloriarnos de
nuestras traiciones y derrotas en guerras internas y externas, que en eso si
somos muy expertos? claro que no. Hasta cuando a nuestros hijos les
inyectaremos una dosis de verdad que vaya ajustada a nuestra realidad, ¿que
hemos vendido y recibido en todos estos tiempos?: mentiras y más mentiras.
Somos un país diverso inmerso en
una agonía de esperanzas muertas de suicidios nefastos de luchas individuales,
como si los problemas sociales fueran casos aislados. Entendamos al Perú andino,
como el país de todas las sangres ya lo dijo: José María Arguedas, atormentado
por las injusticias de su pueblo terminó siendo parte de ella de sus dolores y
sufrimientos de sus eternas luchas frustradas.
La insurrección de Chota, no fue
más que una la lucha de intereses de grandes terratenientes por el dominio de
sus tierras y de coroneles por ostentar el poder del estado no existía otra
razón. Se convirtieron en bandos defendiendo a un gobernante o peleando contra
el otro, trayendo como consecuencia el derramamiento de sangre del pueblo
humilde, que desde ya eran sometidos al esclavismo en el trabajo haciendo las
carreteras sin algún pago mísero, disposición dada por el gobierno de Leguía,
no falto quienes se enriquecieron a costa de este sacrificio del trabajo
forzado. Generaciones de hoy deben saber la verdad, de que no tenemos héroes de
que vanagloriarnos los falsos héroes de papel un día caerán a pedazos y los que
lo escribieron también. Apelamos al razonamiento de la juventud en lo sucesivo,
que de nosotros depende enseñarles amar al Perú.
Necesitamos escribir nuestra
propia historia, necesitamos amar a la patria tan abandonada, necesitamos
confiar en nuestros propios esfuerzos y pelear por ellos, si las generaciones
pasadas no tuvieron las suficientes agallas para decir la verdad de la
historia, no necesitamos buscarla, solo hay que sacar nuestras propias
conclusiones, de cómo estamos hoy y que haremos mañana.
El pueblo de Chota, debe tener la
mirada altiva y ejecutiva en memoria de aquellos hombres adultos y jóvenes
humildes que derramaron su sangre tratando de encontrar justicia y se pusieron
de un lado unos y de otro lado otros, siendo utilizados por falsos héroes que
hoy les rendimos pleitesía. Que corajudos somos, que falta de realismo
frecuenta nuestras mentes citadinas, que olvido profundo de las causas y
consecuencias. El corazón chotano debe salir al frente para defender sus
derechos en lo venidero y tomar muy en cuenta que las historietas plagadas y
viciadas de historiadores entumecidos solo nos han vendido el paraíso de un
Perú, que ni ellos mismos tal vez ha sabido defender y querer o simplemente a
que intereses respondieron. Que mala historia nos han contado, con los ojos
cerrados en plena luz del día.
SOY CHOTANO DE PURA SEPA
Soy chotano de pura
sepa
Y orgullo tengo de
serlo.
La historia de mi
machete
tal vez quieran
conocerlo.
Mis héroes están
ocultos
en las entrañas del
pueblo,
pero han saltado
los pulpos
adueñándose del
duelo.
Si los Acuntas vivieran
otro sería el misterio,
saldrían todos los santos
dejando libre al monasterio.
Cadáver de E. Benel en la plaza de armas de Cutervo
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