ENTREVISTA
AL ESCRITOR
MELACIO
CASTRO MENDOZA
Por: Elga Reátegui
Hola a todos:
Mi invitado en el blog posee una trayectoria de vida personal y literaria
muy especial.
Se las resumo de esta manera.
Dos microsociedades opuestas y aisladas de la gran capital
vieron su gestación y crecimiento como escritor.
Primero se moldeó en el seno de las gélidas montañas de la sierra,
luego obtuvo calor y fuerza bajo el sol de los desiertos costeños
del Perú.
Sin embargo, Melacio Castro Mendoza ignoraba lo que las
fuerza de la naturaleza
y el destino estaban haciendo con él.
Nunca había conocido a alguien dedicado a la literatura en su recóndito
pueblo
hasta que lo llamaron: "Poeta".
Esta es la historia de un escritor, filósofo, y muchas cosas más,
que un día dejo su país por razones políticas, viajó incansablemente,
y luego se estableció en Essen (Alemania),
donde realmente se siente en casa.
Gracias por seguir ahí,
Elga
Melacio Castro Mendoza: "Me
gustaría que la vida fuera una forma de poesía"
«Escribir es, para mí, una necesidad. Es mi forma de trabajar. Si no lo
hago, me enfermo. Quizás aquella necesidad, base de mi existencia, sea mi
particular y mejor musa».
Más en:
Escritor Melacio Castgro con un cuadro de sus campos de San Gregorio. Óleo de Ever Arrascue, natural del lugar.
ENTREVISTA
AL ESCRITOR
MELACIO
CASTRO MENDOZA
Descubriste
tu vocación literaria a temprana edad , ¿cómo fue ese momento? ¿En qué
circunstancias se dio?
Cuando empecé a escribir
versos, carecía de toda conciencia de vocación literaria. Me parece que eran
versos que más bien respondían a la conciencia de haber vivido una situación, o
de estar viviéndola. La tristeza o la alegría de pronto se volvían conjuntos de
palabras que en ese tiempo yo llamaba “en líneas”.
¿Hubo
alguien que te alentó en tu afanes literarios en esa época? ¿Te veían como un
escritor?
En mis primeros tiempos de
lo que hoy podría llamar ensayos literarios, nunca oí hablar de la
existencia de ni de un escritor ni de un poeta. Mi origen familiar remite a dos
regiones y dos microsociedades muy aisladas del Perú –la
primera, los campos de San Gregorio, un distrito perteneciente a las zonas más
atrasadas de Cajamarca, y la segunda, Caín, un caserío costeño rodeado de
haciendas–,
carentes ambas en ese entonces de carreteras y de puentes. Tanto los campos de
San Gregorio como Caín carecían de escuelas y de otras instituciones de
servicio social-cultural. La naturaleza –el canto de los pájaros, la
luz de las montañas serranas de San Gregorio y la del desierto costeño cercano
a Caín– y el
mundo que me rodeaba fueron los impulsores de mis afanes literarios.
Para mi sorpresa, un día la gente empezó a llamarme poeta. Mis versos,
en verdad, eran cantos que mis amigos y yo intepretábamos a ritmo de una
viejísima guitarra. Recién en la escuela, a la cual ingresé a los nueve años,
empecé a oír qué eran la literatura, la poesía y qué un escritor y un poeta. En
la escuela secundaria me di cuenta de que desconocía toda la literatura no solo
infantil. Traté, y sigo tratando desde entonces, de –si se
puede decir así–
recuperar el tiempo perdido. No creo haberlo logrado. ¿A cuántos peruanos nos
pasa algo idéntico?
Sin embargo, a la hora de
escoger carrera te inclinaste por otras muy distintas: Ciencias Sociales,
Filosofía e Historia, ¿qué pasó?
Necesitaba entender mi
mundo y el mundo que me rodeaba. La Historia me ayudó a descubrir el pasado de
mi país y de mi continente, y las Ciencias Sociales a valorarlos en el contexto
mundial. Conocer el pasado de mi país me permitió descubrí mis raíces. Gracias
a ello, pisando tierra firme, hice todo por alentar el oxígeno que da
existencia a lo mejor de lo nuestro: la lucha por la paz con justicia social.
Si es cierto que mi cabeza de algún modo se llenó de teorías históricosociales
a veces bastante dudosas, un día me di cuenta de que una u otra, mano a mano,
me ayudaron a dar forma y a alumbrar uno de mis poemarios: Batallas y
Sueños de Uchku Pedro, en proceso ya de edición a cargo de la Editorial
Club Universitario (ECU) de España, a salir al público hacia abril/mayo del año
2016.
¿En
qué situaciones apelas a la filosofía? ¿Entiendes mejor la vida siendo
filósofo?
Soy filósofo como lo es un
niño y apelo a la filosofía escrita como un viejo. En verdad, se me hace que
carecí de niñez. El trabajo para ganarme el pan junto a mi familia fue mi
primer y casi mi único juego. Mi origen social –o
circunstancia al decir de José Ortega y Gasset– es la
base de mi convencimiento de que conocer el pasado no vale, de por sí,
para nada. Si uno, en cambio, relaciona el mismo con el presente, puede prever
un mejor futuro para la humanidad. La cultura de la paz debe vencer a la
cultura de la guerra y de la muerte. La religión sectaria, igual de qué sello
se trate, y los afanes de enriquecimiento extremo individual o grupal, son
familias de estas (guerra y muerte). La poesía en particular y el arte, en
general, deben impulsarnos y ayudarnos a construir un presente solidario, sin
el cual los propósitos de construir un futuro justiciero será una pura y
dolorosa ilusión.
Viendo
tu producción literaria, detectamos igual número de poemarios, novelas como
relatos cortos, ¿te sientes más poeta que narrador o viceversa?
Me ha sucedido que de un
poema que se negaba a caminar hacia su final, su espíritu se impuso tomando
cuerpo de novela o de relato. Lo literario a uno lo puede llevar a donde menos
se lo imaginaba. Es un trabajo en que el fuego que lo acompaña semeja a los
momentos de hacer bien el amor. Si lo haces cada vez mejor, las satisfacciones
que te aporta son mucho más intensas y profundas.
Melacio Castro, muestra el retrato de su madre recientemente fallecida, elaborado por el artista Ever Arrascue.
¿La poesía es una forma de
vida, como dicen algunos?
A mí me gustaría que la vida
sea una forma de poesía.
¿Qué
temas jamás deberían tocarse en poesía?
No hay temas que no puedan
tocarse poéticamente.
¿Cuándo
te das cuenta que es el momento de escribir? ¿Crees en las musas?
Escribir es, para mí, una
necesidad. Ya lo dije, es mi forma de trabajar. Si no lo hago, me enfermo.
Quizás aquella necesidad, base de mi existencia, sea mi particular y mejor
musa.
¿Cómo
defines tu labor de escritor? ¿Qué lugar ocupa en tu vida?
Nunca definí mi labor de
escritor. Escribir, para mí, es mi forma de vivir. ¿Es esto mi definición de
escritor?
¿Qué
recuerdos tienes de tu primer libro publicado? ¿Cuándo te dices a ti mismo que
es hora de compartir tu trabajo literario?
Me sorprendió ver hecho
realidad mi primer libro ordinario publicado. Lo tengo cerca de mí y me
acompaña como un buen amigo. No, ya no es “mío”.
Pertenece, más bien, a todo cuanto existe y tiene conciencia de existir.
Tus novelas Las buenas
intenciones y El Hombre de Rupak Tanta cuentan tu travesía de
país en país por toda América y Europa, ¿qué historias te atreviste a contar en
ellas? ¿Quedaste satisfecho con el resultado de estos libros?
Las buenas intenciones es
una novela que cuenta aspectos de la vida en Mallorca durante la época tardía
del régimen de Francico Franco. Viví en Mallorca y tanto allí como en la
península, vi y experimenté la represión del régimen franquista. Luego de
censurar mis textos, su policía, los grises, es la única que por
participar en una manifestación estudiantil tras una lectura de alunos de mis poemas
censurados, me ha aporreado hasta hartarse. Las buenas intenciones
es una novela que aun permanece inédita. El Hombre de Rupak Tanta
es, según la opinión de algunos críticos, una fábula y parábola que cuenta la
vida de un hombre, un indígena de América Latina, en un parque de la ciudad de
Essen, Alemania. En la una y en la otra de mis novelas, el amor es un de
pilares de sus contenidos.
Annette Seyfarth (su esposa), Melacio Castro e hija y Julio Ramón Ribeyro
A
propósito de tus viajes por América y Europa, ¿qué une y separa a las personas
de estos continentes? ¿Cómo te sentiste en medio de ellos?
A europeos y
latinoamericanos hay muchas cosas que nos unen y muchas otras que nos separan.
En la diferencia, sin embargo, radica la riqueza de la unidad.
Tus poemarios Remembranzas,
La Montaña Errante, Batallas y sueños de Uchku Pedro, ¿son de
diferente temática a tu narrativa? ¿Qué puedes contar en poesía que no puedes
hacer en prosa?
La poesía, o los poemarios,
como llamas tú, es más cercana a las emociones con que te confronta la realidad
y la narrativa, más familiar a esta que a aquellas. Prosa y verso tienen sus
propias dialécticas, atadas, eso, sí, a la estética.
Según
entiendo Malú: Tierra Adentro y Tierra Afuera y Mis Campos y mi pueblo está pendiente
de edición, ¿siguen la línea de tus anteriores libros o han habido cambios en
tu visión o escritura?
Malú... se
centra en el amor de pareja y Mis Campos..., en los paisajes, vida y
costumbres de la gente de mi pueblo –en este caso, Caín. La
visión y la escritura de ambos se diferencian entre sí tanto como de mis
anteriores escritos.
Tu autobiografía Mi
República ignorada: Parte I, no solo se refiere a ti sino planteas una
serie de requisitos para un nuevo Perú, ¿qué tipo de país quieres para ti y tus
compatriotas?
Mi autobiografía también
permanece inédita. En resumen, mi vida se caracterizó por abarcar pasajes un
poco familiares a los que los católicos llamarían infernales. Por ello
mismo, deseo un país y un mundo construidos de pies a cabeza todo lo contrario
a aquellos pasajes de mi vida.
¿Qué
te llevó hacia Alemania y por qué te instalaste en ella? ¿Qué has aprendido de
tu nuevo hogar? ¿Cómo te definirías ahora? ¿Eres más o menos peruano que
nunca?
A Alemania me llevaron
ciertos problemas políticos. Ahora, toda una anécdota ya. Desde que entendí el
significado del mundo andino de mis orígenes, nunca dudé de mi identidad. Solo
manteniéndola puedo luchar por una perspectiva universal. Alemania, mi nuevo
hogar en tus palabras, es para mí solo una parte integrante de la tierra, a
la cual le debemos la vida. Aislada de la tierra que nos acoge, Alemania no
significaría nada. Para mí suena a mensaje colonial oír que algunos sectores
sociales alemanes sigan proclamando: “Alemania para los alemanes”. La xenofobia no
puede tapar el sol con ni con sus dos toscas manos: La reconstrucción de
Alemania tras las guerras provocadas por sus políticos nunca habría sido
posible sin la mano de obra de los extranjeros de uno u otro color. Y el
futuro, a causa de su mayor mortandad y de su mínima renovación natalicia, le
reclama ya a Alemania la apertura de sus fronteras a nuevos extranjeros. Sin los
extranjeros y sin lo extranjero, Alemania no sería nada. Europa,
en general, y Alemania en particular, son muy eurocentrista y a veces, por su
propia convicción y voluntad, tienden a confundirse como la cuna excluyente de
la cultura y de la civilización.
¿Qué
diferencias sustanciales hallaste entre la enseñanza en la Universität
Duisburg (Alemania) y la Universidad Nacional de Trujillo (Perú),
donde efectuaste tus primeros estudios universitarios? ¿Cómo te trataron
tus compañeros? ¿Te adaptaste con facilidad?
A la Universidad Nacional
de Trujillo le faltaba, además de una buena infraestructura, unir la teoría a
la práctica. La Universidad de Essen cuenta con una buena infraestructura. En
los campos de mi especialidad, sin embargo, sus teorías y sus prácticas tienden
a subrayar la relevancia del eruocentrismo. Aun así, conté con buenas y con
buenos compañeros de estudios. El individualismo extremado alemán, pese a todo,
acabó haciendo imposible cualquier continuación sostenida de la amistad: una
diferencia esencial con la de mis ex colegas y ahora todavía grandes amigas y
amigos de mi promoción de la Universidad Nacional de Trujillo.
¿Te
sigues sintiendo extranjero en Alemania o nunca que estuviste fuera de tu
tierra, te sentiste así?
En Essen, la ciudad alemana
en que resido, me siento como en mi casa. Fuera de esta ciudad, dentro de
Alemania me siento extranjero como extranjero me siento en Lima. En Lima por lo
general abundan los que tienden a tomarle el pelo a los que allí llaman “serranos
piojosos”. Una u otra vez, me han catalogado como tal. Paralelo a semejantes
complejos, la desconfianza ante mí de ciertos alemanes me recuerda que fuera de
Essen, en Alemania soy y seré extranjero. Sucede que Essen, Mallorca y Gran
Canaria apenas piso su suelo me convierten en “nacional”, entendido
esto como parte del mundo en el que me siento tres en uno: andino, costeño,
selvático. ¿Europeo? Lo que tiene de ello nuestro querido Perú.
¿Dónde
está tu hogar ahora mismo? ¿Adónde crees pertenecer?
La humanidad tiene solo una
residencia: la tierra. Para mí, la Tierra, así, com mayúsculas, es la Mamá
Grande y a ella me debo.
3er. Encuentro de Escritores y Artistas de San Miguel
---
* También fue publicado por
la autora de la entrevista en:
http://elgareategui.blogspot.pe/2016/04/melacio-castro-mendoza-me-gustaria-que.html
No comments:
Post a Comment