La misa de mes por el
eterno descanso de MANUEL CASTAÑEDA GAMARRA
será el día 16 de abril a las 11:00 am. en la Iglesia Matriz de San
Miguel. De allí invitamos a los amigos a pasar al Restaurant El Edén
para un compartir en nombre de nuestro Manuelito.
CANTARES DE MUJER
Cuando
la tarde muere
La tarde recoge las sombras
que deja el guardián de la vida
Manuelito, bailando con su madre.
Rosita Castañeda, hermanita, qué
lenguaje inventar para curar la pena, de la familia, perdiendo en el brumoso
destino, al hijo de las entrañas, al hermanito que jugó travesuras en los
prados de San Miguel, al amigo que consoló desvaríos de los amores primeros, al
padre de bondadoso querer, al
profesional que entregó la propia vida por acompañar al paciente de urgente
atención especializada.
Se ha ido Manuel, dando la mano a la
mujer que encerraba en el vientre un niño que no pudo nacer, buscando nacer. “Amar es entregar la vida por
los demás”. Así lo hizo, exactamente,
Manuel. Expuso la propia
subsistencia para enrumbar hacia la sanidad a pacientes que ahora lamentan su deceso.
¡Ay caminito! ¿En que abra de tu destino, Manuel perdió el rastro de la vida
terrenal, para hallar la eterna? Aúlla el viento en la inmisericordia de lo
fatal. Las tululas, entreveran el rito
de las tres, con lágrimas del mal
tiempo. Un bólido mecánico amenaza la
hora, estallando en segundo mortal. Rueda la vida de cinco hermanos, desecho el
cuerpo, desecha el alma, en tristísimo
eco en el vientre de la madre.
Se consume la llama efímera del
día, los fantasmas del ocaso. El 12 de marzo cierra la
entrañable historia del amado hijo, del querido hermano, del amigo fiel, del
bendito padre, del obstetra, quien salvó
el aliento de innumerables pacientes y, sin embargo, nadie pudo salvar la de
él. Cuánto dolor escrito en las carreteras, generalmente por humanas fallas,
por imprudencias insalvables, por el desliz de un segundo. La tristeza
azul, cubre los restos mortales de Manuel y de los compañeros de
aquel final viaje. Las aves consternadas pian la pena, la jalca gime, de las lagunas brotan espíritus
buenos que recogen solidariamente los restos de aquellos cuerpos yertos, para
guardarlos en la memoria de sus infinitas aguas. Volverán hechos recuerdos
hermosos, buenos, inolvidables…
Rosita, nuestra Rosita, nos queda hermanarnos, aún más, en esta
pesadumbre inmensa, regar flores en la sangrante herida de tus padres y
familia. Compartir este café amargo, irreversible
y coronar el recuerdo de Manuelitio, con la memoria de su vida entre las manos
y el corazón.
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