El ARTISTA PLÁSTICO
Mora en mí
el latir del lápiz
cuál pulso de mi mano concentrada
en el sueño de mi corazón.
I
La luz, las
escenas del universo en colores, ha sido reveladas con insipiencia por la
pintura para la posteridad con belleza y majestuosidad. El artista plástico es
un ser que pinta con gusto, con sentimiento de vida, con ternura, pasión, amor
y rebeldía, con un compromiso estético, esencialmente social. Con su sentir
transmite ideas, sensaciones, emociones, porque está impregnado de humanidad,
de belleza, talento; su pintura la expresa dentro de su entendimiento y visión
tan propia y original, y produce en el espectador o público una estela o aurora
de nueva era, de ser otro a partir de esa poesía musical, armoniosamente
resuelta en formas y colores, y esto surge de su libertad creadora, su mente y
corazón por el mundo.
Los griegos
decían que la “belleza es bondad moral”, yo acotaría que además de esa visión
espiritual, el artista debe transformar con su arte vitalmente lo fatuo en
bello, lo malo en bueno, la injusticia en justicia, la oscuridad en luz, lo
absurdo en objetividad, como homenaje a la humanidad; este entusiasmo debe
mantenerlo hasta el final de concebir una obra, así, su pintura no morirá en el
desván del olvido.
Si el pintor
captura la belleza de la luz, captura también lo objetivo de la escena, pinta
lo que ve, según su carga emocional, su sensibilidad, su capacidad creativa, su
intensidad humana, la interrelación con las personas desposeídas o desterradas
de sus tierras, costumbres y culturas, seres humildes llenos de vida, en
resuelta voluntad de pintar con ansias lo trascendental. Arte afirmativo de
abundante energía, maravillosamente, con carácter y valía.
Los pintores
no abrimos zanjas oscuras, estas separan, trochas sí, caminos nuevos en
alborada, no pintamos lo absurdo, esta corriente de la “absurdidad modernista”
que intenta matar o destruir el arte, la pintan los ciegos de talento,
equivocados y sumergidos en la pandemia comercial y banal. Pintamos en el sol,
en la luvia, en el calor o en el frío, a veces nevando, pero siempre con el
brillo iridiscente de la luz de
nuestras
almas; con propósito serio, en unión con la naturaleza, puesto el hombre con
capacidad de encender praderas y llenarlas dentro de un espíritu conmovedor.
II
Hoy en día,
azotados por una pandemia llamada Coronavirus en el Perú y el mundo, los
artistas plásticos no podemos quedarnos en silencio o esperando el olvido o la
muerte, con desesperación, en una confesión de miedo.
A través de
la historia muchos artistas vivieron epidemias, algunos murieron como El
Tiziano en Venecia –Italia en 1576 con la peste negra. Otros se inspiraron para
crear sus obras. Desde Pieter Brughel, el viejo que pinta el “Triunfo de la
muerte”, también Durero (1471 – 1528), Tiziano (1490 – 1576), Pieter Brughel,
el viejo (1525 – 1569), Caravaggio (1571 – 1610), Rembrandt (1606 – 1669), Goya
(1746 – 1828), Arnold Blocklin (1827 – 1901), James Ensor (1860 – 1949), entre
otros.
Francisco de
Goya pintó “El corral de los apestados”, que expresa el horror de los
hospitales llenos de enfermos por una epidemia.
Ante estas
escenas de dolor los pintores contemporáneos del Perú que nos resistimos al
mal, como todos los peruanos y seres humanos del mundo, los más vulnerables,
debemos expresar con intensidad el derrocamiento de la muerte, haciendo
resurgir desde nuestra paleta humana el altruismo y solidaridad con la
humanidad, atenuando el dolor con la belleza de los colores o entrelazando una
causa común en contra de esta enfermedad que no mide ni raza, credo o clase
social, no tiene fronteras y diferencia, ni al que se resiste o se resigna, no
tiene escape.
La
creatividad artística fluye ante el miedo y la preocupación por la cuarentena,
el talento avanza con los mismos anhelos, norte y horizonte, la imaginación
poética, musical, teatral, plástica se desarrolla y se convierte en una fuerza
humana. Los artistas plásticos abrazados con nuestros hermanos de todos los
lenguajes del arte, sin tormentos ni romanticismo, expresamos con nuestro arte
el estar en contra la aterradora amenaza de muerte, porque la creación
artística no es frágil, es imborrable y es una luz espiritual de fe, de
cultura, de hominización del hombre, en respuesta a la oscuridad, pandemias,
etc., todo ello demostrado así en el arte por los grandes maestros de la
pintura a través de los siglos.
Es conocido
que con el arte se aporta al desarrollo cultural del país, desde nuestro arte
rupestre, de las pre-culturas, la Inca, Colonial o pintura cusqueña,
republicana y contemporánea. En estos momentos de aislamiento social por
efectos del Coronavirus, y con un rotundo ¡No! A la incubación de la deshumanización,
pedimos los artistas plásticos al Gobierno Central, Ministro de Cultura y
autoridades, no descuidar el entendimiento y apoyo al arte en general.
Ever Arrascue
Arévalo.
Artista
plástico.
Ever Arrascue Arèvalo, natural de San Gregorio, San Miguel (Cajamarca).
Egresado de la Escuela Nacional Autònoma de Bellas Artes del Perù.
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