EL TALENTO CULTIVADO
Antonio Goicochea Cruzado.
Nuevo Diario. Cajamarca, 21 enero 2021. Director Jaime Abanto Padilla.
He leído con delectación un hermoso libro que se ha distribuido en todas las escuelas rurales de Cajamarca: PUQUIAL, un excelente trabajo de compilación, selección y creación de Danilo Sánchez Lihón, por encargo del PROYECTO ESCUELA ECOLOGÍA Y COMUNIDAD CAMPESINA. No obstante, hay una lectura, con cuyo tenor asumo una actitud discrepante.
En ella el quid del asunto es el TALENTO CULTIVADO. Sin embargo cuando el autor, para resaltar los logros que la educación tiene en cultivar talentos, toma el caso de la mano derecha y la izquierda; afirma que la primera es hábil y talentosa por acción de la educación; y, torpe la segunda por falta de ejercicio (o educación).
El autor incurre en error, porque igual puede decirle la izquierda a la derecha, si se tratara de una persona zurda.
He aquí el tenor de la lectura, la poesía:
LO QUE HACE LA EDUCACIÓN
(de Miguel A. Príncipe)
Aunque la gente se aturda,
diré, sin citar la fecha,
lo que la mano derecha
le dijo un día a la zurda.
Y por si alguno creyó
que no hay derecha con labia,
diré también lo que sabia
la zurda le contestó.
Es, pues, el caso que un día,
viéndose la mano diestra
en todo lista y maestra,
a la izquierda reprendía.
-Veo -exclamó con ahínco-,
que nunca vales dos bledos,
pues teniendo cinco dedos
siempre eres torpe en los cinco.
Nunca puedo conseguir
verte coser ni bordar.
¡Tú una aguja manejar!
Lo mismito que escribir.
Eres lerda y no me gruñas,
pues no puedes, aunque quieras,
ni aun manejar las tijeras
para cortarme las uñas.
Yo en tanto las corto a ti,
y tú en ello te complaces,
pues todo lo que no haces
cargas siempre sobre mí.
¿Me dirás, por Belcebú,
en qué demonios consiste
el que, siendo yo tan lista,
seas torpe siempre tú?
-Mi aptitud -dijo la izquierda-
siempre a la tuya ha igualado,
pero a ti te han educado
y a mí me han creado lerda.
¿De qué me sirve tener
aptitud para el oficio,
si no tengo el ejercicio
que la hace desenvolver?
La izquierda tuvo razón,
porque, lectores, no es cuento:
¿de qué les servirá el talento
si les falta la educación?Miguel A. Príncipe, ignora que la dominancia lateral (ser zurdo o diestro) está determinada desde la formación del cerebro, como diría el común de los mortales, por nacimiento; que nadie, por ahora, puede escogerlo o determinarlo. Esto se origina desde el momento de la unión del óvulo con el espermatozoide. El querer que un zurdo se vuelva diestro es contraproducente, tal actitud trae como consecuencia desórdenes neurofisiológicos y sicológicos. Amén que yerra y asume una actitud conciliadoramente mentirosa cuando dice que la mano izquierda (en el diestro) tiene la misma capacidad de lograr habilidades que la derecha; porque un diestro tiene, por naturaleza, más hábil a la derecha y un zurdo a la izquierda. Estamos ya lejos de aquellos tiempos en que se le achacaba al diablo por tales hechos y los niños zurdos eran sometidos a castigos físicos (se les golpeaba la mano “culpable” o se la amarraba a la cintura para forzar a usar la derecha. Sin embargo Príncipe, subliminalmente nos lo trae al caso al decir: ¿Me dirás, por Belcebú,/ en qué demonios consiste/ el que, siendo yo tan lista,/ seas torpe siempre tú?
En este libro “Como un complemento didáctico se incluyen las actividades que encierran tres momentos: Reflexión, creatividad y vocabulario (...)” Obviamente para realizarlas después de la lectura.
Si estas actividades, tratándolas constructivamente, se ejecutarían antes de la lectura, la conclusión a la que llegarían los alumnos sería diametralmente opuesta a la que llegan siguiendo el orden sugerido.
En síntesis, considero que para demostrar la efectividad de la educación en el mejoramiento de habilidades debió, en aras de verdades científicas incontrovertibles, escogerse otro tema.
Recordemos que se es capaz de leer cuando se comprende el texto, es decir se llega al significado del mismo, al igual que si se asume actitudes críticas frente a los mensajes recibidos. Hago uso pues de mi derecho a gozar estéticamente de buenas lecturas del libro en mención, pero también de discrepar con lo que considero no pertinente.
Cajamarca, 27-noviembre-1997.
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