Todos Santos en San Miguel
EL BAUTIZO DE BOLLO
Cuenta: Blanca Alcántara Cueva.
Sra. BLANCA ALCÀNTARA CUEVA, con la felicidad de su bollo bautizado.
Era un bollo sanmiguelino para su nieta, pero al verlo su abuelita, la
mamá Blanca como lo llaman, se emocionó tanto que unas lágrimas mojaron sus
mejillas, esa imagen le trasladó a su tierra natal San Miguel, en eso, se
sacudió de 80 años y se convirtió en una niña, se imaginaba organizando el
bautizo del bollo o de madrina tejiendo el ajuar, vestido y gorro color blanco
para el bautizo o inquietando para que hagan de curas a Vicente Sánchez,
Humberto Quispe, Cudo Malca, Lucho
Quiroz, que eran muy entendidos en hacer los responsos; para esta ceremonia
entre niños se nombraban a los padres y padrinos, porque el compromiso de
compadres que iban a asumir era para siempre.
Si eran niños esta fiesta donde compartían las ofrendas hechas por doña Encarnita, queso y dulces lo realizaban detrás del cementerio, mientras sus padres daban agua bendita y rezaban a sus almitas en el campo santo, algunos no soportaban las ganas de comer los bollos, pero tenían que tragar saliva porque eran como comer a sus hijos y se convertirían en minshulas...
Si eran colegiales, estas ceremonias lo hacían en las casas, con ayuda de sus padres, había comida, chicha y baile muy semejante a un bautizo real, pero, tratándose de San Miguel, donde desde niñas son artesanas y saben tejer, los invitados llevaban de regalo para el ahijado hermosas mantas, ropones de distintos colores y todo lo que un bebé necesita, hasta pañales; esta ropa lo iban cambiando y exhibiendo mientras transcurría la fiesta.
Luego, su rostro marcado con cada experiencia, costumbre, tradición, recuerdo, nuevamente se tornó triste, sollozando por qué estas cosas tan bonitas ya no se ven, por qué no apoyan los padres, abuelos a revivirlos, si es una magnífica manera de fortalecer la amistad, asumir compromisos, impulsar nuestra artesanía, fomentar valores desde niños.
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