18 de diciembre · San Miguel De Pallaques, Cajamarca Region ·
VIRGEN DEL ARCO
Hasta la década de los 60 fue considerada como
patrona protectora del entonces distrito de San Miguel, perteneciente a la
provincia de Hualgayoc, (hasta el 29 de setiembre de 1964 que se crea la
provincia de San Miguel) su fiesta se extendía desde el 28 de diciembre hasta
el 06 de enero, siendo el día central el 29 de diciembre.
La imagen ocupa un mural ubicado en la nave izquierda de la actual iglesia matriz de San Miguel. (provincia d San Miguel, Cajamarca, Perú) Se afirma que fue pintada por un extraño personaje que ingresaba por las noches al entonces convento de los mercedarios que ocupaba el actual local del Centro Educativo 82736 escuela de varones Manuel Sánchez Díaz, 90 grados a la izquierda de donde actualmente está la iglesia matriz, pero con la puerta principal mirando al noroeste.
Un buen día los padres mercedarios que dirigían el
convento vieron con admiración y asombro la imagen de la virgen inmaculada
pintada en la nave izquierda, se arrodillaron y rezaron a la virgen, mandaron
repicar las campanas y anunciar la buena nueva a toda la población que asistía
emocionada hasta el llanto invocando a la virgen María. Del pintor de la imagen
no se volvió a saber nunca más, se afirma que un ángel del cielo habría bajado
a pintar la imagen para proteger al pueblo de desastres naturales, enfermedades
y calamidades, desde allí se extiende la fe hacia la virgen del arco que
perdura hasta la actualidad.
El Superior del Monasterio no sabía que nombre darle a esta advocación de la Virgen y preguntaba a uno y otro, pero había tantas sugerencias que no se decidían por una, al escuchar esto, un mulato colaborador de ellos, muy católico, dijo que había tenido una revelación en sus sueños y la virgencita le había dicho que “de la boca del indio saldrá mi nombre”.
El Superior del Monasterio no sabía que nombre darle a esta advocación de la Virgen y preguntaba a uno y otro, pero había tantas sugerencias que no se decidían por una, al escuchar esto, un mulato colaborador de ellos, muy católico, dijo que había tenido una revelación en sus sueños y la virgencita le había dicho que “de la boca del indio saldrá mi nombre”.
Por aquel entonces, San Miguel era un paraje lleno de bosques en lo que actualmente es la plaza de armas en especial; había muchos árboles de sauce, aliso y cedro. Se dice que un día un pastor estaba buscando su rebaño de ovejas y al detenerse a tomar agua en una acequia cerca de un puquio, apareció a sus pies una tremenda culebra.
El hombrecito muy sorprendido y asustado lanzó un
inmenso grito: ¡Virgencita del Arco!
Fue cuando entre los árboles y matorrales se
presentó la imagen de la Inmaculada Concepción sobre un arco quien la salvó del
peligro; llamándose desde ese instante Virgen del Arco a la imagen que apareció
en un bello mural pintado sobre la pared de adobe enlucida de barro de la nave
izquierda de nuestra iglesia matriz ha quedado perennizada y se erigió como
patrona de San Miguel un tiempo no muy lejano, celebrando su fiesta central
cada 29 de Diciembre.
Cuando los Mercedarios dejaron San Miguel, la capilla conventual fue conocida como Capilla del Sagrario. Luego autoridades y personajes notables decidieron la construcción del hermoso templo que ahora conocemos, el señor Victoriano Saravia Ríos, al realizar el diseño cambió la ubicación de la iglesia, girando 90 grados al este ocupando el frontis actual, mirando a la plaza de armas. El constructor reservó en el ala izquierda del recinto religioso un espacio para ser ocupado por la Imagen de la Virgen del Arco, planteamiento que respetó el arquitecto señor Héctor Castro, la interesante labor de ingeniería y reto era mover la nave izquierda del antiguo templo hacia el espacio dejado en la nueva estructura, nave izquierda.
Para el día del traslado fueron convocados los más
fornidos Sanmiguelinos, quienes bajo la dirección del constructor el señor
Castro, que premunido de arneses, lazos y poleas, ideó un ingenioso aparato con
el que trasladaron, con extremos cuidados al trozo de pared de adobe que
contenía la venerada imagen al lugar donde actualmente la tenemos.
Ya en el lugar, la primera década del siglo pasado,
se contrató los servicios de un pintor limeño, quien colocó en el cielo, el sol
y la luna; y, los ángeles que circundan a la Virgen.
Hasta la actualidad es muy venerada en San Miguel,
imponiéndose por su belleza y admiración, hasta donde llegan sus devotos a
pedirle siga protegiéndolos.
Antiguamente el alto y gran mural contaba con
escaleras en ambos lados de la efigie, pero por razones de conservación del
mismo, se las retiró, considerando que los fieles al adorar y persignarse sobre
el óleo iban deteriorando tan preciada obra de arte, la misma que cuenta con
una amplia feligresía y devoción que incluso pellizcaban para llevarse pequeños
trozos del mural o prendían recuerdos de plata en forma de corazones sobre el
mismo, en señal de gratitud por algún milagro concedido.
Por los setentas, el pintor y ebanista señor
Eduardo Huangal Castro “Paluyo”, confeccionó el marco de madera que guarda el
cuadro.
El año de 1984, el pintor sanmiguelino Don Juan
Villanueva Novoa “Pandoro”, restauró el cuadro; posteriormente el año 2004 La
Compañía de Minas Buenaventura SAA a requerimiento del párroco y feligresía,
contando con el permiso de obispo de Cajamarca, contrató los servicios de
profesionales para restaurarla y retocarla tal como ahora se ve.
Hasta la década de los sesenta (1960), la feria de
“La Virgen del Arco”, se celebraba con acendrada devoción y con presencia
multitudinaria. Se congregaban en San Miguel de Payacques (del Ayllu de los
Payac, no de Pallaquear), devotos y comerciantes de Cutervo, Chota, Santa Cruz,
Hualgayoc, Cajamarca, Contumazá, San Pablo, Chepén, Reque, Saña y Chiclayo. Los
de Hualgayoc, Cajamarca y de la Costa lo hacían por medio de camiones,
pequeños, con llantas unitarias posteriores y con cadenas de hierro, para
salvar los charcos de nuestras carreteras en lluvias. Los restantes lo hacían a
lomo de acémila. Los Etenanos (de Eten), los “Dulceros de Saña” y otros
costeños, daban colorido y un sabor muy especial a la fiesta, al punto que por
varios años seguidos estos comerciantes reunidos, se devotaban la celebración
de las “Vísperas”, en las que había derroche de cohetes, bombardas, fuegos
artificiales y globos aerostáticos; y, música ejecutada por la Banda de Música
de Eten, Reque, Jayanca y de otras ciudades. A falta de hoteles suficientes,
las amas de casa preparaban habitaciones familiares para albergar, a precios
módicos, a los visitantes.
Todos ganaban con la festividad. Las cocinerías,
como se llama en San Miguel a los pequeños restaurantes, vendían sus mejores
viandas; las tiendas comerciales y bodegas aumentaban sus ventas; don César
Cruzado, conocido por sus amigos como Don Venadito, como lo hacía antes su
padre Don Miguel Cruzado, preparaba centenares de velas y cirios producto de la
fundición de arrobas de parafina; los bautizos y matrimonios de importancia
eran reservados para estas fechas. En no pocas festividades el obispo de la
Diócesis de Cajamarca, realizaba la confirmación de centenares de niños.
Destacaba la presencia de comerciantes ecuatorianos
que llegaban a comprar los siempre hermosos y nunca bien ponderados tejidos
sanmiguelinos.
Los potreros de Chulis y el Pabellón que albergaban
a las acémilas se llenaban de ellas tanto que a lo lejos se veían como
alfombras plenos de puntos negros. Los niños también ganaban de esta festividad
porque cobraban unos centavos por llevar los animales a los potreros.
Esta festividad religioso-comercial era de mayor
prestancia que la del Arcángel San Miguel, Patrono del Pueblo, tanto que la
fiesta se extendía hasta el 6 de enero, día de los Reyes Magos. Los Mercedarios
y los religiosos que les sucedieron habían logrado en la población una
acendrada devoción a la Virgen del Arco. Muchas mujeres en San Miguel, se
llamaban y se llaman María o María del Arco.
Hoy se sigue con esta celebración, pero ella, fue
bajando en la población mientras se dedicaba mayor veneración al Patrón San
Miguel Arcángel. Afortunadamente algunas Damas Sanmiguelinas con mucha devoción
y agradecimiento a la Santísima Virgen dedican su tiempo para realizar el mantenimiento
de la imagen así como preparar su fiesta durante el mes de diciembre, no existe
comité pero sí damas colaboradoras que toman año tras año la responsabilidad de
llevar adelante esta fiesta en honor a la Virgen del Arco, apelando a la
colaboración de la comunidad creyente y autoridades.
Adaptación:
Luis G. Lingán Ramírez (Basado en textos de Pepe Gálvez y Víctor Hugo Alvites
Moncada).
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