JUEGOS DEL AYER
Narraciones cortas y añoradas
Narraciones cortas y añoradas
BOLITAS. Conocidas más como canicas, en nuestra tierra se
les llamaba bolitas o cushas y, entre ellas, había tirachas o lecheras, que, a
diferencia de las comunes, tenían colores sólidos y eran más apreciadas. La
shota era el hoyuelo donde tenían que ser introducidas las bolitas.
GALLOS. Era un juego practicado con las pepas de la lúcuma
(lucma en San Miguel), y consistía en estrellar los gallos de uno contra los
gallos del otro, por turno, ubicados previamente en el suelo. Golpear un gallo
contra el cuerpo producía una protuberancia llamada novanillo.
COCOS. Se necesitaba un trozo de pabilo de un metro de
largo o menos, el cual, amarrado por las puntas, se ponía entre los dedos de
las manos para hacer, según el arte del jugador, cocos, nudos, puentes, chozas,
entre otros detalles. Se hacía figuras de uno, dos y más cocos.
TROMPO. Había que tener un trompo y una piola para
iniciarse en el juego del trompo. Entre sus variantes se recuerda: 1) acarrear
botones con el trompo bailando, 2) golpear unos contra otros trompos, por
turnos, en un juego llamado cotos, 3) arrestar el trompo en el aire.
ZANCOS. En San Miguel eran conocidos como
"ancos", palos con pedestales para parase sobre ellos y caminar. Reto
especial del invierno era caminar con "ancos" sobre el barro, juego
que era muy competitivo. El récord de los "ancos" más altos lo tuvo
nuestro recordado Pichuta.
QUÉCHER. Variante sanmiguelina del béisbol norteamericano
que no se jugaba con bate sino con la mano para arrojar la pelota lo más lejos
posible. Jugador destacado de quécher era Samuel Sanjinez, quien, con su
envergadura, arrojaba la pelota hasta fuera de la cancha.
TOROS. Inmediatamente después de las fiestas patronales,
en el barrio El Panteón se imitaba las corridas de toros. Y, para tal fin, se
hacía un "toro" con un palo, cuernos, y una penca; las banderillas
eran las espinas de las pencas, y la espada un alambre aguzado con manija.
Más juegos
caseros y bonitos había en el San Miguel de ayer, como la carreta, el
pinpin-gallo, el curruncoche, el runrún, el tarro-tarro, de los cuales
hablaremos en próximas ediciones.
© Tito Pérez
2017.
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