RECORDANDO AL SEÑOR MARIO YECKLE
Cultural Pis@diablo.- Un gran testimonio para nuestra historia. Primera vez aparecen y miro tan elocuentes imágenes que nos transportan a la grandeza de nuestra gente y pugna por el desarrollo. Don Mario y Vitalicio Yeckle son parte de esta rica historia y tradición sanmiguelina.
Me parece alguna vez de niño haberme llevado mi padre don Oscar Alvitez, en el camión de su amigo don Mario, a traer piedras cuando se construía nuestra casa.
¡Gracias por este regalo que engalana el recuerdo, reviviendo el presente!
Pasando por el sitio
llamado Los pilares.
Hoy es 27 de marzo, sí mi padre viviría cumpliría 103 años, no quiero
cometer el error de muchos, llenándolo de elogios, diciéndole muchas cosas,
sabiendo que él ya no escucha, ya no ve, ya no siente, sólo les dirá a los que
lo conocieron y aún viven todavía que él fue un ser humano con sus virtudes y defectos,
que fue un buen padre y que el trabajo que tuvo en este mundo terrenal, lo
desempeño con eficiencia y responsabilidad, él fue un transportista que cubría
la ruta de San Miguel-Chepén por una mal llamada carretera que más parecía un
camino de herradura en donde había inmensos abismos como fueron: Mal paso, Los
pilares, Condorcuna, La boca del león, y que gracias a la ayuda divina después
de más de 40 años se retiró libre de accidentes.
Fue él un conversador muy ameno con los pasajeros que iban en el
interior de la cabina de su camión y como tal tuvo muchas anécdotas y no teniendo
la capacidad narrativa de mi primo Pepe Gálvez o la de nuestro buen amigo y
paisano Antonio Goicochea Cruzado, pasaré a narrarlas una de ellas:
Me contaba que en unos de sus viajes de San Miguel a Chepén, llevaba
como pasajera a una digna dama sanmiguelina, la señorita Blanquita Gálvez,
quien era también su comadre, después de unas horas de viaje llegaron a un
lugar llamado El perlas donde tenían que almorzar, ambos se sentaron en una
misma mesa y como la señorita Gálvez ya había pedido una botella grande gaseosa,
él ya no pidió, el almuerzo terminó y no le invitó ningún vaso de gaseosa. El
viaje se reanudó y al poco tiempo la señorita Blanquita le dijo: compadre pare
un momentito, a lo que mi papá le dijo que no podía porque tenía prisa de
llegar lo más pronto a Chepén, este pedio de que pare se repitió varias veces y
la respuesta fue la misma que no podía, ya para llegar a Talambo mi papá sintió
el poncho de su asiento mojado; y le dijo que pasó comadrita a la que ella le respondió
que se había orinado, él le dijo eso pasa por tomar mucha gaseosa.
El ya dejó este mundo hace 19 años y esperamos los que fuimos sus
familiares, sus amigos, haya alcanzado la paz eterna junto a Dios nuestro
señor.
EEn la presente fotografía
mis hermanos Manuel y Mario, mi papà, Tito Malca, el que hace esta descripción
y un señor que no lo reconozco.
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