LA MULA COJA.
Relato e historias del Barrio Bolívar
y Transversales.
Recopilación y narración Prof. Wílmer
A. Mendoza Rivasplata.
La quebrada, que cruza el jirón Bolívar en San Miguel, (como quien va
al actual coso taurino), guarda un gran secreto, es por ello lleva el nombre de
“Quebrada La Secreta”. Hace años contaban que las personas que pasaban por allí
tarde de la noche, escuchaban voces debajo del puente que les llamaban, hecho
tenebroso que a los que deambulaban por allí les ponía los pelos de punta de
susto y nadie se atrevía a averiguar de qué se trataba; hasta que una señora
movida por la curiosidad y el chisme decidió revelar este misterio que les
aturdía, y profiriendo insultos, con mechero en mano se atrevió entrar debajo
del puente a la media noche y al estar unos metros adentro del conducto, se dio
con la sorpresa al ver a un burrito que hablaba y se carcajeaba el cual le
amenazó diciéndole que su curiosidad le va costar muy caro, y que por
admirarse, burlarse e insultarle, como arte de magia quedará embarazada, La
señora por no denigrar su honor y evitar la habladuría de la gente, encubrió
muy bien su mala experiencia y decía que la quebrada guarda el mayor secreto de
su vida que ella nunca revelará, pero poco a poco con el pasar de los días, su
barriga iba creciendo en forma descomunal y al cabo de nueve meses esta señora
murió al dar a luz a una mula que tenía como una de las cuatro patas un brazo
humano, y que tan luego de nacer se fue corriendo y se refugió en el mismo
lugar donde habitaba el burrito hablador al cual no le encontró, y desde ese
día, en la penumbra de la noche sale en su búsqueda por las diferentes calles
de San Miguel, muchas personas lo han visto o escuchado tarde de la noche
caminar cojeando por la dificultad que le causa tener solo tres patas y un
brazo de humano con el que tocaba las puertas de las casas, haciendo resonar el
suelo solamente con sus tres cascos que al contacto sacaban chispas de colores,
relumbrando sus ojos cuan dos brillosos luceros , lanzando improperios y
amenazas, y arrastrando una cadena que lleva consigo en el brazo para capturar
a los noctámbulos vagabundos.
Es por ello que los padres antes de acostarse por las noches aseguraban muy bien las puertas de sus viviendas por el temor a que les vaya a visitar la mula coja y amedrentaban a sus hijos que no se demoren hasta tarde de la noche en la calle, porque les puede encontrar la mula coja y les pegue su hechizo.
No comments:
Post a Comment