La Fiesta de mi Pueblo III.
Plaza de Armas de San Miguel cuando existían los Pinos altos.
El cerro Ñihuilán se ve majestuoso entre nubes, entre vientos quietos que han quedado adormitados bajo la sombra de eucaliptos grandes. Lo apacible y mágico de mi pueblo es tener caminitos que nos conducen a los sueños abrazados, donde las miradas de las mujeres desde los balcones altos, saben contemplar nuestro respirar por dentro. La fiesta de mi pueblo es mágica, jacarandoso, garboso donde el sol tempranero llega con sus encantos. Donde las palabras buenas nos invitan rezar al arcángel San Miguel defensor de todos los cielos. A lo lejos, volutas de humo entre tejados, soltaban aromas de un desayuno con la ternura voz de mi madre, llamando a sus 7 hijos a la mesa y en el zaguán del mediodía la abuela Carmen ya estaba sentadita en su silleta de junco, esperando ver pasar a la procesión, mientras el gato de la vecina Leonor estiraba el ronroneo dormido entre mis pies. La alegría se pasea por mi alma al tener a todos juntos, he intentado dibujar el palpitar de estos días, rescatando a un tiempo que se me va y no espera. He guardado los suspiros deshojando los mejores choclos, pelando los mejores gallos, los más gordos. Para contemplar por la noche la quema de los castillos, la quema de las bombardas. He andado tanto el camino corto de poder encontrarte, rastreando tu voz por el horizonte y no estás. Espero el próximo año poder abrigar tu corazón con mis palabras en la Fiesta de mi Pueblo que son Mágicas.
Y las tías abuelas eran señoritas.
Daniel Cubas Romero, esposa e hijo, en Iglesia Matriz de San Miguel.
Interior de antiguo local de Escuela Pre Vocacional de Mujeres Nº 74, hoy, I.E. "Marìa Auristela Sànchez Quiroz".
Paseo de reinas por fiestas patronales de San Miguel.
Desaparecida graderìa que partìa enparte posterior de Escuela de Varnes Nº 73, al campo deportivo de San Miguel.
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