CHELITA ENCANTADORA
Antonio Goicochea
Cruzado
Antonio Goicochea Cruzado, presidente Asociación Provincial de Escritores de San Miguel (APESAM) en presentación de libro de reconocido escritor - ingeniero agrónomo Bethoven Medina Sánchez, en Cajamarca.
Chelita
encantadora, es una novela de Bethoven Medina, impresa por
Ediciones Altazor, en formato pequeño (12,6 cm por 17,5 cm), papel couché, con
una ilustración pertinente y de artística calidad, a todo color, de Stalin Alva
y Liliana Bray, que dotan de atracción particular al libro.
Bethoven Medina, es un poeta
trujillano, que vivió en Cajamarca, aquí estudio agronomía, he hizo aquí, en la
década de los ochenta, sus primeros escarceos literarios.
Recordemos que perteneció al Grupo Literario “Raíz Cúbica” aquel que
conformaron con Ángel Gavidia, Manuel Alcalde, Darío Estrada y Walter Terrones;
en los años ochenta, que junto con “Trinchera Mágica, estimulados por la
impronta de don Manuel Ibáñez Rossaza, cosecharon grandes logros literarios y
dieron nombradía a Cajamarca, a nivel nacional e internacional.
Bethoven, en esencia es
poeta, y cuando aborda la narrativa, no se desase (sic) de su arquitectura
poética, y los cuentos están tachonados de figuras literarias de poética
factura. Por tanto en Chelita encantadora,
vemos a un poeta narrador. Es una prosa poética la que encontramos en el libro.
Es un libro de fácil lectura, aún con las figuras literarias que tiene, con
una atractiva prosa poética. Es un canto a la soledad de Mamá Yana, una viuda
que tiene un hijo, el que por exigencias de la vida tiene que salir a otros
lugares a labrarse un porvenir y solamente mantiene con ella una comunicación
telefónica. Pero por suerte llega una lorita a ese hogar de soledad; y, a esta
lorita Mamá Yana, la bautiza con el nombre de Chelita. Luego vendrán escenas en
los que se verá porqué adquiere el adjetivo, enormemente positivo, de “encantadora”.
Mamá Yana vive una la soledad, que gracias a la presencia de una lorita, es
sabiamente compartida. El autor narra una gratísima amistad de un humano con un
animalito. Una soledad cubierta, llenada, por esta avecita, que llega de manera
fortuita, con rasgos y actuares muy humanos, a compartir con la sabia abuelita.
En ella el autor, vierte los aconteceres con una prosa poética exquisita, en la
que plasma, con sutileza, sus percepciones del vivir de las aves, de los animales y la naturaleza. Es
un canto a la amistad, o también, al amor materno-filial de abuelita, nieta y
lorita. Mamá Yana, nieta y Chelita.
Este
libro tiene como población objetivo, los
niños y los jóvenes, sin embargo por la temática y la manera como la aborda,
también resulta enormemente motivadora y atractiva para el adulto. Y si
nosotros vemos con acuciosidad, para el abuelo, para el padre de familia, para
el abuelito querendón o para el maestro inquieto.
Los padres de familia, los abuelos y los docentes,
encontrarán en ella, deslindando su didactismo, modos de vida, valores humanos,
comportamientos en concordancia del entorno natural y social. Bethoven, se
presenta como una persona conocedora de la vida de los animales, de las
plantas, de los seres humanos en su relación armónica con la naturaleza, cuya
admiración con ese entorno lo pone de manifiesto, también, en su libro de
poesía “Cerrito del amanecer”
Chelita encantadora, es un libro que con sus
anécdotas, vivencias cargadas de amor humano y animal, retrotrae a la infancia
a quienes hemos tenido la fortuna de vivir en el campo, junto a pajarillos,
animales domésticos y salvajes, y trajinado por llanos, bosques y quebradas; y,
escuchando el cantar de los pajarillos y el suave susurro del viento en los
ramajes.
De manera muy didáctica
presenta los problemas existenciales de los niños en su desarrollo, es bueno
ver los pasajes en que un niño se pregunta ¿Por qué a ese pájaro se le llama
lora?, y por qué no se le conoce con otro nombre. Yo, traía a la memoria a Jean
Piaget que presenta un problema similar en que un niño se problematizaba con la
presencia de un “gatito con una cola muy rara”, luego “acomodó” conceptos
cuando se le explicó que ese animalito no era un gato sino una ardillita.
Bethoven, cual conocedor del desarrollo psicogenético de los niños, hace que
mamá Yana, haga esas didácticas explicaciones a los niños curiosos.
Aquí, cual documentado ornitólogo ilustra a los
lectores sobre tales situaciones, en las que Chelita, con rasgos humanos, nos
enternece y conmueve. Situación ejemplarizadora de inteligencia intra personal
e inter personal. Las situaciones de empatía, simpatía, tolerancia y respeto
abundan a lo largo de todas las estampas. Como respondiendo a Manuelcha Prado,
que poéticamente nos dice: “Hoy que nuestros políticos amores están sin
cumbre”, Bethoven nos hace sentir, en
cambio, que nuestros literarios amores si tienen cumbre. Bethoven es una de
esas cumbres.
Situación que no es sino la
exteriorización de sus conocimientos de Ingeniero Agrónomo. De allí que nos
presente situaciones en las que se convive en armonía con la naturaleza,
propiciando el mantenimiento del equilibrio ecológico. El autor nos hace
conocer, si es que no lo conocíamos, de la riqueza de hierbas y vegetales como
insumos de medicina alternativa para acabar con los males que aquejan nuestra
salud.
Aquí una manera de cómo
Bethoven hace hablar a mamá Yana, desde un punto de vista de maestro. “Ciertas
aves cantan para atraer a la pareja y marcar el territorio que habitan. Algunos
nombres comunes están relacionados con el canto: los cucos hacen “cucu”, los
conocedores dirán esto es onomatopeya, y
las bisbitas suelen emitir un típico “bis, bis” y los lic lic gritan “¡lic
lic!”, otros lo hacen para mantener unida a la bandada o para alertar sobre la
presencia de un depredador o cualquier amenaza. Y no faltan las que imitan los
sonidos de otras especies. El canto es una de las características más bellas y
distintivas de las aves, pero también la más difícil de identificar.”
“Y chelita expande su canto,
con tal sentimiento, que el alma entera se emociona. No pronuncia perfectamente
las palabras, pero su silabeo y armonía nos alegra aún más, por cuanto vive,
siente y festeja la melodía como si fuera un ser humano”. Estas son las
cualidades que a lo largo de todo el libro las describe magistralmente
Bethoven.
Una de las anécdotas, muy
simpáticas, que nos trae, es la siguiente: El vecino de la parroquia tenía un
loro, que al ver pasar al cura, grita: Parroquianos, desvistan al cura. El
dueño, acicateado por los vecinos para que limpiase ese vocabulario, El cura
Miguel le dijo: -Si el animal no te hace caso… Tráelo en su jaula, aquí tenemos
un canario, y un loro que no habla ni canta, pero piensa y anda enamorado de
Chelita. Así lo hizo y al domingo siguiente, Alejo visitó al cura Miguel para
conocer los resultados del adiestramiento. Y con incertidumbre le pregunta:
-Padre, ¿cómo va mi lorito en su retiro?... Moviendo la cabeza, el sacerdote lo
mira con rostro desencajado y le contesta: -De Guatemala a Guatepeor, porque
ahora, cuando tu loro grita: “Parroquianos, ¡Desvistan al cura!” el mío
responde: “Te lo pedimos, Señor!”.
El que esta novela presente
estampas separadas, que al final hacen unidad, permitiría estudiar, como en el
caso de EL PLATERO Y YO, de Juan Ramón Jiménez, cada capítulo para su
comprensión y análisis particular.
Para terminar, Bethoven,
dice: “Mientras la tarde se apaga, la lorita sabe que la vida debe ser
convivencia, armonía, comprensión y alegría. / La abuelita entiende que su
compañera le manifiesta gratitud y fidelidad. /Y la vida continúa floreciendo
en los rosales”.
Es en síntesis un libro que
enriquecerá el bagaje cultural de nuestra niñez y juventud. Con Chelita encantadora, la literatura
infantil y juvenil peruana se ve enriquecida.
Es nuestro deseo ¡que las
instituciones educativas incluyan en sus planes lectores a CHELITA
ENCANTADORA!
Cajamarca, 17 de setiembre de 2015.
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