Daniel Cubas Romero
DEMOLICIÓN DEL TEATRO FÉNIX - SAN MIGUEL
Aquel día las nubes se vistieron de un color tristeza, hicieron extender en el
cielo blancos pañuelos señalando un alargado adiós.
Demuelen sus paredes dejando escapar el encanto de sus sueños y morirán en un
mediodía cualquiera. Las tías abuelas me contaban que en dicho recinto se
realizaban grandes presentaciones de teatro incluso en algunas oportunidades el
tío Alfonso Barrantes tuvo cierta participación. Los amantes del Teatro salían
de sus casas, de aquellos grandes portones engalanados con los biombos de tela.
Salían presurosos llevando sus sillas y mantas para sentarse cómodamente, aligeraban
los pasos para ganar una buena ubicación. Al término de la función el desfile
de las sillas y mantos con los comentarios se detenían algunos en las esquinas,
otros sentándose en las aceras, incluso los perros chuscos arrinconaban sus
sueños.
N. de R.- Muy
lamentable. Cada vez que uno retorna a San Miguel, se encuentra con edificios
de fierro y ladrillo de diferentes alturas, cada día se destruye nuestro
patrimonio arquitectónico el que nos identifica y por ello queremos y añoramos
nuestro pueblo y nuestra
tierra. Diez años más y San Miguel será una nueva barriada, émulo de urbanización
costeña, menos San Miguel. Entonces aquel pueblo de nuestra querencia y
añoranza ya no será nuestro, será de otros, menos de los sanmiguellinos aunque
nuestros paisanos a esta destrucción llamen modernidad. No hay autoridad alguna
que defienda el AMBIENTE URBANO
MONUMENTAL de San Miguel, una de las pocas provincias que cuenta con tal
denominación. Es urgente fotografiar, filmar, dibujar, pintar, cada una de sus casas, sus calles, su gente,
muy pronto este pueblo no será nuestro o se convertirá en una ciudad sin rostro
-como decía el maestro Francisco Gonzales al Huarás de hoy.
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