“Landuchi”
(supongo que se escribe así), gran amigo, circunspecto, comedido, serio, pero
en fin Manuelito o Manuel como yo lo trataba. Identificado con la
responsabilidad asumida en la municipalidad hace muchos años, en todos los
aspectos encomendados, porque si no lo habían notado era el personaje que casi
todos los días Domingos, a diferencia y para EJEMPLO de todas las autoridades
que pasaron por nuestra hermosa provincia, estaba ahí al frente de nuestra
iglesia matriz, encargándose del izamiento del pabellón nacional, evento que
tristemente ha sido postergado por amaneceres de obnubilación ya sea por el
licor o por el sueño, o simplemente por el desinterés que genera la
incompetencia y desgano de quienes deberían dar el ejemplo, siendo los primeros
en propiciar el cariño y respeto por la tierra que los vio nacer. Conversé con èl en el reciente matrimonio de su hija Jacky con mi gran amigo Roger Cubas y
estaba henchido de alegría por tener a todos sus hijos presentes en este
grandioso ágape, pero en realidad la tertulia no duró muchos minutos por su
misma naturaleza silente y de pocas palabras. Ni que decir de la esencia de nuestra
fiesta patronal, nuestro Arcángel San Miguel, en su bajada y su ascensión
posterior a las celebraciones, que con meticulosidad y cariño extremo
asesorabas, además de la procesión de la cual tu participabas activamente,
comandando el andar acompasado y festivo de la multitud enfervorizada y
abrigada por el brillo del sol que acaricia la piel erizada por el frío serrano
que hace tiritar cuando al pie de los tejados de barro, señoriales y
esplendorosos, se oculta el brillo del astro rey. Te vamos a extrañar amigo,
más ni siquiera puedo imaginarme la desazón, tristeza y desolación que dejas
como estela en tus hijos y familiares, pero con la seguridad que nuestro patrón
te está acompañando en estos momentos cruciales de tu camino hacia la vida
eterna… hasta siempre amigo…
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