Thursday, July 30, 2015

XIII. III Encuentro de Escritores y Artistas: Memorias y recuerdos a mi Hermano y Maestro: CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA / Eleazar Tejada Vargas

III Encuentro de Escritores y Artistas
“OCTAVIO LINGÁN CELIS – CÉSAR A. ROMERO TEJADA”.
San Miguel – Cajamarca, 16, 17, 18 y 19 de Julio 201
Mi querido Víctor Hugo
Ya de retorno a esta cálida tierra tumbesina, donde radico por muchos años y con la satisfacción de haberme reencontrado con la tierra sanmiguelina después de más de medio siglo y especialmente de haber disfrutado de gente de un gran nivel de cultura como son los poetas, artistas y escritores que concurrieron a este evento que lleva el nombre de mi primo CESAR ARMANDO ROMERO TEJADA, junto con el de OCTAVIO LINGAN CELIS.
Una organización impecable, con una característica muy especial su descentralización. Felicitaciones y hazlo extensiva a todos quienes te apoyaron en este evento, especialmente para don Antonio Goycochea. Te envió adjunto la semblanza que hice a mi querido primo ARMANDO ROMERO TEJADA.
Un abrazo. Saludos de mi esposa que quedó maravillada con el paisaje sanmiguelino, su gente y su comida.
Eleazar Tejada Vargas

Memorias y recuerdos a mi Hermano y Maestro:
CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA

 

Eleazar Tejada Vargas

No me siento artista, ni poeta, ni escritor, pero los admiro, por eso reciban el abrazo de este humilde escribidor.

Yo también fui alumno del maestro César Armando Romero Tejada, pero con un ingrediente especial, además de ser su alumno soy su primo hermano y compartí los años de mi infancia y niñez a su lado aquí, en San Miguel de Cajamarca, por ello no he dudado en ningún instante sumarme a este merecido homenaje recorriendo muchos kilómetros, desde Tumbes - Perú donde radico.

Agradezco a Dios y a la vida por esta preciosa ocasión, gracias a los amigos de APESAM en su tercer encuentro de escritores y artistas, por la oportunidad. Público presente:

Maestro César Armando Romero Tejada, acompañado de su familia y directivos APESAM. Eleazar Tejada Vargas, autor de la hermosa semblanza, primero de la derecha.

Aquí estoy para evocar algunas memorias y recuerdos rescatados de la niñez y que lo he plasmado en este modesto recordatorio al que le he denominado: Memorias y recuerdos a mi hermano y maestro: César Armando Romero Tejada.
                         
La intención que traigo en mis palabras es para reafirmar que cuando los hombres como cesar armando romero tejada, en el paso por esta vida, han dejado una huella trascendente, lo que pueda decirse,  resulta insuficiente. Herencia de esta huella somos sus alumnos, por eso lo consideramos un paradigma, modelo y guía.

Es tan largo el camino que voy recorriendo en la vida para que en esta etapa otoñal, de pronto, reviva una parte de ella: mi niñez, la que transcurrió al lado de un gran hombre y maestro genial que engendró la tierra de los llapinos y claro que también la de los Pisadiablos, San Miguel de Cajamarca, estoy hablando del maestro de maestros,  César Armando Romero Tejada, (quiero que me acompañen esta noche con los aplausos que él se merece).

La intención que traigo en mis palabras es para reafirmar  que cuando los hombres como César Armando Romero Tejada, en el paso por esta vida, han dejado una huella trascendente, lo que pueda decirse, resulta insuficiente. Herencia de esta huella somos sus alumnos, por eso lo consideramos un paradigma, modelo y guía.

 

Es que  dios me privilegió al llevarme al hogar Romero-Celis y al lado de una mujer incomparable como fue Cresencia Tejada Quispe que se constituyó en mi verdadera mamá. En el vínculo sanguíneo ella era en realidad mi tía (hermana de mi padre, Gusmán Tejada Quispe) y madre de Armando que en la misma línea de consanguinidad es mi primo hermano. Pero a él le gusta llamarme hermano y en verdad, a mí también agrada. ¿Qué cómo llegué?, esa es otra historia. Si de ubicación en el tiempo y en el espacio se trata debo precisar que al quedar huérfano de madre, mi padre optó por la alternativa de dejarme al cuidado de su hermana Cresencia que vivía en la localidad de llapa  en  el caserío los guerreros,  al que el poeta Carlos Flores Arrascue le llama el santuario de los Romero, en alusión al lugar de su nacimiento, estoy hablando de 1950. Tenía apenas dos años de edad.

Si no me equivoco, luego de dos o tres años de permanencia en este lugar, subíamos en un camioncito de la época rumbo a San Miguel donde Armando había sido designado profesor de la Escuela Nº 73 y en su condición de hijo grato quiso que en su hogar estuviera también su madre, sus hermanos (Samuel y yo)  y su familia que ya había formado con Olguita (Q.D.D.G.) con quien  procrearon 7 hijos, todos exitosos, por lo que me siento también muy feliz. 

 

Son tantos los recuerdos que fluyen en mi mente cuando niño, que me resulta muy difícil precisarlos en el orden que muy didácticamente lo hace Pepe Gálvez en su añoranza, saludo y gratitud al gran maestro. Así es que voy a entrar en una combinación un tanto desordenada, tal y como  responde mi condición de niño en que compartí estas experiencias. Me otorgo la licencia para “describir” al papá, al maestro, al artista, al deportista, etc.

Establecido ya en San Miguel, en una casa colonial muy grande ubicada en la calle Bolognesi, muy cerca de un lugar donde se recogía el agua de uso doméstico, llamado el Chorro,  callecita empedrada con una acequia al centro.

En la vida familiar, armando era la figura paternal del hogar y así lo percibí mientras estuve a su lado, como padre debo resaltar, además de su responsabilidad, su abnegación para prodigarse a favor de una carga familiar  en crecimiento. Era el único que generaba ingresos y ahora debo coincidir con el, escritor Luis Felipe Ángel, (Sofocleto), quien llamó al maestro peruano mago, porque no se explicaba como sobrevivía con un sueldo tan pequeño.

 

Nos infundió los valores que en esa época estaban muy vigentes en los hogares pueblerinos como el respeto, la humildad, el trabajo. Y cuando se trataba de corregir algunas impertinencias propias de la edad supo imponer su rigor. Solía disfrutar del calor del hogar junto a su familia, recuerdo que tenía un radio marca Telefunken con teclas y tenía una libreta donde anotaba los programas de su preferencia, guardo aun el recuerdo del programa “Así es mi tierra” transmitido por Radio Nacional del Perú.

Gustaba mucho de la lectura tenía en la sala una buena colección de libros, siendo de su predilección las revistas “Selecciones” y “Life”, que los leía con mucha devoción y por supuesto nos daba las pautas (junto con Samuel) para iniciarnos en la lectura.

Entre las tareas que nos imponían en esa época era la de proveernos del combustible para cocinar los alimentos y teníamos que ir fuera de la ciudad a esperar las cargas de leña que debidamente acomodadas sobre el lomo de los burros  los dueños venían a venderlas al pueblo. La misión era llegar a la casa con los burros cargados de la leña. Luego vendría ya la “raja” y más adelante atizar la candela, ¡qué tiempos!, era el hábito al trabajo. Claro, eso tenía su recompensa, una peseta (20 centavos) de propina los días domingo en que íbamos al mercado a comprar el mote, mote. Y que bien nos alcanzaba.

 

Llegado el momento de iniciar la vida escolar, nos alistamos con Samuel para ir a la escuela  y  con el cariño maternal de mamá Crescencia iniciamos la preparatoria o transición, la misma que comenzaba entre los 5 y 6 años de edad. Fui matriculado en la Escuela Pre Vocacional Nº 73 y mi primer maestro en el aula fue el reconocido profesor Romerito, así es, tuve ese honor de ser alumno de este insigne maestro, quien a la par del vínculo familiar yo era un alumno más, y es a él a quien le debo el haber aprendido las primeras letras o sea a leer y escribir. Su didáctica y su paciencia para tratar a los alumnos era única y mis respetos para los maestros de los primeros grados, ahora que la vida me dio la oportunidad de ejercer esta noble misión. sacando la cuenta, pues si fui promoción 1959, entonces era el año 1954 cuando se da el inicio de esta historia. el libro obligado para las clases de transición era “Lola y Pepe” o “Pepe y Lola” y ahí aprendimos el ma, me, mi, mo, mu.

Otro de mis recuerdos es que al iniciarme en la escritura me di cuenta que no podía escribir con la mano con la que lo hacían los demás -era zurdo- y mi maestro me imponía tareas de rigor para escribir con la mano derecha, pero más pudo el ingenio del niño para “sacar la vuelta”; así es que zurdo me quedé hasta hoy, es que en  esas épocas ser zurdo, según el diccionario, era  funesto, incluso había la creencia que el zurdo estaba compactado con el diablo. Bueno, hoy existe hasta el día del zurdo (13 de agosto).yo lo entiendo, Armando, quería lo mejor para mí.

 

En conclusión lo recuerdo como un maestro que supo ganarse el respeto, la consideración, la estimación de quienes fuimos sus alumnos.

En el plano artístico lo recuerdo como pintor, como músico. La faceta de escritor no la conocía, pero me he deleitado leyendo unos versos  también  colgados en internet de su libro “Niños, poemas para voces blancas”, escritos con  ternura y con  un mensaje de paz y de convivencia feliz.

En la pintura hizo muchos cuadros,  mucho recuerdo un cuadro que lo exhibía mi padre en su bodeguita de Chiclayo y que se llamaba “Cielo serrano”. Un hombre polifacético, con un don muy especial para interpretar la música, lo vi tocar mucho la bandolina, la guitarra, el violín. Su trabajo magisterial lo acompañaba con instrumentos musicales, especialmente en las famosas veladas. Sé que en la actualidad en la ciudad de Trujillo donde radica, aún mantiene intactos estos dones que dios le regaló. Y que algunos de sus hijos lo han heredado.

Gustaba de la práctica del básquetbol y en mi memoria se guardan algunas imágenes practicando este deporte junto a su colega y amigo Diego Chico Segura, mi maestro en el 5to. de primaria, recientemente fallecido en la ciudad de Trujillo.

 

En las placas recordatorias de bronce sobre mármol se lee: 1. APESAM: "Honor y gratitud. A: CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA. Insigne Maestro sanmiguelino. En mérito a una vida consagrada a la Educación, el Arte y Cultura de nuestro pueblo. 2. SANMIGUELINOS RESIDENTES EN TRUJILLO: Distinción de honor. A: CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA. Maestro, Educacor, Poeta, Músico y Compositor, comprometido con las causas nobles de la sociedad, la niñez y juventud estudiosa, el Arte y la Cultura. San Miguel, 17 de julio 2015.

Justamente al concluir la primaria en 1959 y cuando frisaba los once años, había llegado el momento de incorporarme al seno familiar de mi padre biológico, que ya radicaba en Chiclayo y tenía una nueva familia. Una sabia decisión de mi querido hermano que con toda la pena del mundo tuve que acatar, especialmente por la madre que el cielo me dio y que hoy debe estar feliz por este reencuentro. Efectivamente la hora de elegir la carrera universitaria opté por la de educación, que lo ejercí con vocación  en  la ciudad de tumbes, cálida ciudad que me alberga ya por más de cuarenta años y donde radico actualmente al lado de mi familia ya en la etapa de jubilado.

En resumen quisiera con estas líneas que resultan muy insignificantes para pintar de  entero la personalidad y las cualidades de este inolvidable maestro, hermano y amigo, pedirle permiso, para  expresarle públicamente toda la gratitud que él se merece y decirle cuanto significó en mi vida, y pedirle las disculpas del caso, por haber sido muy ingrato pues creo haber perdido la cuenta de cuantos años han pasado sin verlo.


 
También los hijos LLAPINOS RESIDENTES EN CAJAMARCA, hicieron llegar el presente plato recordatorio en gratitud a la infatigable labor del Maestro César Armando Romero Tejada, el que fue entregado en la I.E. de Llapa luego de su presencia ante niños estudiantes del lugar de su nacimiento.

Bendito sea Dios por estos momentos inolvidables.

Gracias a la familia que lo acompaña desde Trujillo.

Gracias San Miguel de Cajamarca, tierra de mi infancia y niñez por volverme a recibir después de 55 años, quiero respirar su aire, su cielo y todos sus atractivos junto  a mi esposa, que hoy me acompaña.

Mi reconocimiento a APESAM por esa iniciativa tan acertada de ponerle el nombre de armando a este magno evento, junto al de Octavio Lingán Celis. Mucho ha tenido que ver don Antonio Goycochea, don Víctor Hugo Alvitez Moncada,  y toda su directiva, don Pepe Gálvez, un abrazo para ellos.

Gracias y muchisimo éxito a todos los escritores  y artistas que se congregan en este magno evento.

Muchísimas gracias y venga mi fraternal saludo hermano lindo…

San Miguel, 17 de julio del 2015.





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