III Encuentro de Escritores y Artistas
“OCTAVIO LINGÁN CELIS – CÉSAR A. ROMERO TEJADA”.
San Miguel – Cajamarca, 16, 17, 18 y 19 de Julio
201
Mi querido Víctor Hugo
Ya de
retorno a esta cálida tierra tumbesina, donde radico por muchos años y con la
satisfacción de haberme reencontrado con la tierra sanmiguelina después de más
de medio siglo y especialmente de haber disfrutado de gente de un gran nivel de
cultura como son los poetas, artistas y escritores que concurrieron a este
evento que lleva el nombre de mi primo CESAR ARMANDO ROMERO TEJADA, junto con
el de OCTAVIO LINGAN CELIS.
Una
organización impecable, con una característica muy especial su
descentralización. Felicitaciones y hazlo extensiva a todos quienes te apoyaron
en este evento, especialmente para don Antonio Goycochea. Te envió adjunto la
semblanza que hice a mi querido primo ARMANDO
ROMERO TEJADA.
Un
abrazo. Saludos de mi esposa que quedó maravillada con el paisaje sanmiguelino,
su gente y su comida.
Eleazar
Tejada Vargas
Memorias y recuerdos a mi Hermano y Maestro:
CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA
Eleazar Tejada Vargas
No me siento artista, ni poeta, ni escritor, pero los
admiro, por eso reciban el abrazo de este humilde escribidor.
Yo también fui alumno del maestro César Armando Romero
Tejada, pero con un ingrediente especial, además de ser su alumno soy su primo
hermano y compartí los años de mi infancia y niñez a su lado aquí, en San
Miguel de Cajamarca, por ello no he dudado en ningún instante sumarme a este
merecido homenaje recorriendo muchos kilómetros, desde Tumbes - Perú donde
radico.
Agradezco a Dios y a la vida por esta preciosa
ocasión, gracias a los amigos de APESAM en su tercer encuentro de escritores y
artistas, por la oportunidad. Público presente:
Maestro César Armando Romero
Tejada, acompañado de su familia y directivos APESAM. Eleazar Tejada Vargas, autor de la hermosa semblanza, primero de la derecha.
Aquí estoy para evocar algunas memorias y
recuerdos rescatados de la niñez y que lo he plasmado en este modesto
recordatorio al que le he denominado: Memorias y recuerdos a mi hermano y maestro:
César Armando Romero Tejada.
La
intención que traigo en mis palabras es para reafirmar que cuando los hombres
como cesar armando romero tejada, en el paso por esta vida, han dejado una
huella trascendente, lo que pueda decirse,
resulta insuficiente. Herencia de esta huella somos sus alumnos, por eso
lo consideramos un paradigma, modelo y guía.
Es tan largo el camino que
voy recorriendo en la vida para que en esta etapa otoñal, de pronto, reviva una
parte de ella: mi niñez, la que transcurrió al lado de un gran hombre y maestro
genial que engendró la tierra de los llapinos y claro que también la de los Pisadiablos,
San Miguel de Cajamarca, estoy hablando del maestro de maestros, César Armando Romero Tejada, (quiero que me
acompañen esta noche con los aplausos que él se merece).
La intención que traigo en
mis palabras es para reafirmar que
cuando los hombres como César Armando Romero Tejada, en el paso por esta vida,
han dejado una huella trascendente, lo que pueda decirse, resulta insuficiente.
Herencia de esta huella somos sus alumnos, por eso lo consideramos un
paradigma, modelo y guía.
Es que dios me privilegió al llevarme al hogar Romero-Celis
y al lado de una mujer incomparable como fue Cresencia Tejada Quispe que se
constituyó en mi verdadera mamá. En el vínculo sanguíneo ella era en realidad
mi tía (hermana de mi padre, Gusmán Tejada Quispe) y madre de Armando que en la
misma línea de consanguinidad es mi primo hermano. Pero a él le gusta llamarme
hermano y en verdad, a mí también agrada. ¿Qué cómo llegué?, esa es otra
historia. Si de ubicación en el tiempo y en el espacio se trata debo precisar
que al quedar huérfano de madre, mi padre optó por la alternativa de dejarme al
cuidado de su hermana Cresencia que vivía en la localidad de llapa en el
caserío los guerreros, al que el poeta
Carlos Flores Arrascue le llama el santuario de los Romero, en alusión al lugar
de su nacimiento, estoy hablando de 1950. Tenía apenas dos años de edad.
Si no me equivoco, luego de
dos o tres años de permanencia en este lugar, subíamos en un camioncito de la
época rumbo a San Miguel donde Armando había sido designado profesor de la Escuela
Nº 73 y en su condición de hijo grato quiso que en su hogar estuviera también
su madre, sus hermanos (Samuel y yo) y
su familia que ya había formado con Olguita (Q.D.D.G.) con quien procrearon 7 hijos, todos exitosos, por lo
que me siento también muy feliz.
Son tantos los recuerdos
que fluyen en mi mente cuando niño, que me resulta muy difícil precisarlos en
el orden que muy didácticamente lo hace Pepe Gálvez en su añoranza, saludo y
gratitud al gran maestro. Así es que voy a entrar en una combinación un tanto
desordenada, tal y como responde mi
condición de niño en que compartí estas experiencias. Me otorgo la licencia
para “describir” al papá, al maestro, al artista, al deportista, etc.
Establecido ya en San
Miguel, en una casa colonial muy grande ubicada en la calle Bolognesi, muy
cerca de un lugar donde se recogía el agua de uso doméstico, llamado el
Chorro, callecita empedrada con una
acequia al centro.
En la vida familiar,
armando era la figura paternal del hogar y así lo percibí mientras estuve a su lado,
como padre debo resaltar, además de su responsabilidad, su abnegación para
prodigarse a favor de una carga familiar
en crecimiento. Era el único que generaba ingresos y ahora debo
coincidir con el, escritor Luis Felipe Ángel, (Sofocleto), quien llamó al
maestro peruano mago, porque no se explicaba como sobrevivía con un sueldo tan
pequeño.
Nos infundió los valores
que en esa época estaban muy vigentes en los hogares pueblerinos como el
respeto, la humildad, el trabajo. Y cuando se trataba de corregir algunas
impertinencias propias de la edad supo imponer su rigor. Solía disfrutar del
calor del hogar junto a su familia, recuerdo que tenía un radio marca
Telefunken con teclas y tenía una libreta donde anotaba los programas de su
preferencia, guardo aun el recuerdo del programa “Así es mi tierra” transmitido
por Radio Nacional del Perú.
Gustaba mucho de la lectura
tenía en la sala una buena colección de libros, siendo de su predilección las
revistas “Selecciones” y “Life”, que los leía con mucha devoción y por supuesto
nos daba las pautas (junto con Samuel) para iniciarnos en la lectura.
Entre las tareas que nos
imponían en esa época era la de proveernos del combustible para cocinar los
alimentos y teníamos que ir fuera de la ciudad a esperar las cargas de leña que
debidamente acomodadas sobre el lomo de los burros los dueños venían a venderlas al pueblo. La
misión era llegar a la casa con los burros cargados de la leña. Luego vendría
ya la “raja” y más adelante atizar la candela, ¡qué tiempos!, era el hábito al
trabajo. Claro, eso tenía su recompensa, una peseta (20 centavos) de propina
los días domingo en que íbamos al mercado a comprar el mote, mote. Y que bien
nos alcanzaba.
Llegado el momento de
iniciar la vida escolar, nos alistamos con Samuel para ir a la escuela y con
el cariño maternal de mamá Crescencia iniciamos la preparatoria o transición,
la misma que comenzaba entre los 5 y 6 años de edad. Fui matriculado en la
Escuela Pre Vocacional Nº 73 y mi primer maestro en el aula fue el reconocido
profesor Romerito, así es, tuve ese honor de ser alumno de este insigne
maestro, quien a la par del vínculo familiar yo era un alumno más, y es a él a
quien le debo el haber aprendido las primeras letras o sea a leer y escribir. Su
didáctica y su paciencia para tratar a los alumnos era única y mis respetos para
los maestros de los primeros grados, ahora que la vida me dio la oportunidad de
ejercer esta noble misión. sacando la cuenta, pues si fui promoción 1959,
entonces era el año 1954 cuando se da el inicio de esta historia. el libro
obligado para las clases de transición era “Lola y Pepe” o “Pepe y Lola” y ahí
aprendimos el ma, me, mi, mo, mu.
Otro de mis recuerdos es
que al iniciarme en la escritura me di cuenta que no podía escribir con la mano
con la que lo hacían los demás -era zurdo- y mi maestro me imponía tareas de rigor
para escribir con la mano derecha, pero más pudo el ingenio del niño para
“sacar la vuelta”; así es que zurdo me quedé hasta hoy, es que en esas épocas ser zurdo, según el diccionario,
era funesto, incluso había la creencia
que el zurdo estaba compactado con el diablo. Bueno, hoy existe hasta el día
del zurdo (13 de agosto).yo lo entiendo, Armando, quería lo mejor para mí.
En conclusión lo recuerdo
como un maestro que supo ganarse el respeto, la consideración, la estimación de
quienes fuimos sus alumnos.
En el plano artístico lo
recuerdo como pintor, como músico. La faceta de escritor no la conocía, pero me
he deleitado leyendo unos versos
también colgados en internet de
su libro “Niños, poemas para voces blancas”, escritos
con ternura y con un mensaje de paz y de convivencia feliz.
En la pintura hizo muchos
cuadros, mucho recuerdo un cuadro que lo
exhibía mi padre en su bodeguita de Chiclayo y que se llamaba “Cielo serrano”.
Un hombre polifacético, con un don muy especial para interpretar la música, lo
vi tocar mucho la bandolina, la guitarra, el violín. Su trabajo magisterial lo
acompañaba con instrumentos musicales, especialmente en las famosas veladas. Sé
que en la actualidad en la ciudad de Trujillo donde radica, aún mantiene
intactos estos dones que dios le regaló. Y que algunos de sus hijos lo han
heredado.
Gustaba de la práctica del
básquetbol y en mi memoria se guardan algunas imágenes practicando este deporte
junto a su colega y amigo Diego Chico Segura, mi maestro en el 5to. de
primaria, recientemente fallecido en la ciudad de Trujillo.
En las placas recordatorias de bronce sobre mármol se lee: 1. APESAM: "Honor y gratitud. A: CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA. Insigne Maestro sanmiguelino. En mérito a una vida consagrada a la Educación, el Arte y Cultura de nuestro pueblo. 2. SANMIGUELINOS RESIDENTES EN TRUJILLO: Distinción de honor. A: CÉSAR ARMANDO ROMERO TEJADA. Maestro, Educacor, Poeta, Músico y Compositor, comprometido con las causas nobles de la sociedad, la niñez y juventud estudiosa, el Arte y la Cultura. San Miguel, 17 de julio 2015.
Justamente al concluir la
primaria en 1959 y cuando frisaba los once años, había llegado el momento de
incorporarme al seno familiar de mi padre biológico, que ya radicaba en
Chiclayo y tenía una nueva familia. Una sabia decisión de mi querido hermano
que con toda la pena del mundo tuve que acatar, especialmente por la madre que
el cielo me dio y que hoy debe estar feliz por este reencuentro. Efectivamente
la hora de elegir la carrera universitaria opté por la de educación, que lo
ejercí con vocación en la ciudad de tumbes, cálida ciudad que me
alberga ya por más de cuarenta años y donde radico actualmente al lado de mi
familia ya en la etapa de jubilado.
En resumen quisiera con
estas líneas que resultan muy insignificantes para pintar de entero la personalidad y las cualidades de
este inolvidable maestro, hermano y amigo, pedirle permiso, para expresarle públicamente toda la gratitud que
él se merece y decirle cuanto significó en mi vida, y pedirle las disculpas del
caso, por haber sido muy ingrato pues creo haber perdido la cuenta de cuantos
años han pasado sin verlo.
También los hijos LLAPINOS RESIDENTES EN CAJAMARCA, hicieron llegar el presente plato recordatorio en gratitud a la infatigable labor del Maestro César Armando Romero Tejada, el que fue entregado en la I.E. de Llapa luego de su presencia ante niños estudiantes del lugar de su nacimiento.
Bendito sea Dios por estos
momentos inolvidables.
Gracias a la familia que lo
acompaña desde Trujillo.
Gracias San Miguel de
Cajamarca, tierra de mi infancia y niñez por volverme a recibir después de 55
años, quiero respirar su aire, su cielo y todos sus atractivos junto a mi esposa, que hoy me acompaña.
Mi reconocimiento a APESAM
por esa iniciativa tan acertada de ponerle el nombre de armando a este magno
evento, junto al de Octavio Lingán Celis. Mucho ha tenido que ver don Antonio
Goycochea, don Víctor Hugo Alvitez Moncada,
y toda su directiva, don Pepe Gálvez, un abrazo para ellos.
Gracias y muchisimo éxito a
todos los escritores y artistas que se
congregan en este magno evento.
Muchísimas gracias y venga
mi fraternal saludo hermano lindo…
San Miguel, 17 de julio del 2015.
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