EL PERUANO
Declaran Patrimonio Cultural de la Nación a los
conocimientos, técnicas y prácticas asociados a la producción de tejidos en
qallwa en la provincia de San Miguel, departamento de Cajamarca
RESOLUCIÓN
VICEMINISTERIAL
Nº
211-2019-VMPCIC-MC
Lima, 15 de noviembre
de 2019
VISTOS, el Informe N°
D000209-2019-DPI/MC de la Dirección de Patrimonio Inmaterial y el Informe N°
D000426-2019-DGPC/MC de la Dirección General de Patrimonio Cultural; y,
CONSIDERANDO:
Que, el artículo 21 de
la Constitución Política del Perú señala que los yacimientos y restos
arqueológicos, construcciones, monumentos, lugares, documentos bibliográficos y
de archivo, objetos artísticos y testimonios de valor histórico, expresamente
declarados bienes culturales, y provisionalmente los que se presumen como
tales, son Patrimonio Cultural de la Nación, independientemente de su condición
de propiedad privada o pública; los mismos que se encuentran protegidos por el
Estado;
Que, el inciso 1 del
artículo 2 de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura – UNESCO, establece que “se entiende por Patrimonio
Cultural Inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y
técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales
que les son inherentes– que las comunidades, los grupos y en algunos casos los
individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este
patrimonio cultural inmaterial que se trasmite de generación en generación es
recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno,
su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento
de identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la
diversidad cultural y la creatividad humana”;
Que, el numeral 2 del
artículo 1 de la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la
Nación, señala que integran el Patrimonio Inmaterial de la Nación las creaciones
de una comunidad cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por
individuos de manera unitaria o grupal, y que reconocidamente responden a las
expectativas de la comunidad, como expresión de la identidad cultural y social,
además de los valores transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y
dialectos autóctonos, el saber y conocimiento tradicional, ya sean artísticos,
gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos, los
conocimientos colectivos de los pueblos y otras expresiones o manifestaciones
culturales que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural;
Que, el literal b) del
artículo 7 de la Ley N° 29565, Ley de creación del Ministerio de Cultura,
modificado por el Decreto Legislativo N° 1255, establece que es función
exclusiva del Ministerio de Cultura realizar acciones de declaración,
generación de catastro, delimitación, actualización catastral, investigación,
protección, conservación, puesta en valor, promoción y difusión del Patrimonio
Cultural de la Nación;
Que, el artículo 55
del Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio de Cultura, aprobado
mediante Decreto Supremo N° 005-2013-MC, establece que la Dirección de
Patrimonio Inmaterial es la unidad orgánica encargada de gestionar,
identificar, documentar, registrar, inventariar, investigar, preservar,
salvaguardar, promover, valorizar, transmitir y revalorizar el patrimonio
cultural inmaterial del país, en sus distintos aspectos, promoviendo la
participación activa de la comunidad, los grupos o individuos que crean,
mantienen y transmiten dicho patrimonio y de asociarlos activamente en la
gestión del mismo. Depende jerárquicamente de la Dirección General de
Patrimonio Cultural;
Que, mediante Oficio
N° 0215-2017-MPSM/A presentado el 22 de mayo de 2017, la Municipalidad
Provincial de San Miguel solicitó declarar los tejidos de la provincia de San
Miguel del departamento de Cajamarca como Patrimonio Cultural de la Nación;
Que, mediante Informe
N° D000426-2019-DGPC/MC, la Dirección General de Patrimonio Cultural hizo suyo
el Informe Nº D000209-2019-DPI/MC del 28 de octubre de 2019 emitido por la
Dirección de Patrimonio Inmaterial, a través del cual recomendó declarar
Patrimonio Cultural de la Nación a los Conocimientos, técnicas y practicas
asociados a la producción de tejidos en qallwa, en la provincia de San Miguel,
departamento de Cajamarca;
Que, San Miguel es una
de las trece provincias que conforman el departamento de Cajamarca. Tiene como
capital a San Miguel de Pallaques, ciudad creada durante la conquista española
como parte de la política de reducciones. San Miguel de Pallaques formó parte
del corregimiento de Cajamarca y posteriormente, aún en tiempos coloniales,
pasó a formar parte del corregimiento de Chota. Entrada ya la República, con la
nueva organización administrativa, se convirtió en distrito de la provincia de
Hualgayoc, siendo recién en 1964 que se crea la provincia de San Miguel y San
Miguel de Pallaques es nombrada su capital;
Que, su población,
estimada por el INEI (2015) en más de 55 745 habitantes, tiene como actividades
económicas principales a la agricultura y la ganadería, complementadas con
manufacturas diversas (textil, cerámica, sombrerería y otros), el comercio y la
migración temporal hacia la costa, que en conjunto son factores económicos de
gran impacto en la economía campesina familiar desde la antigüedad;
Que, la manufactura
textil de San Miguel goza de especial reconocimiento regional por su notable
valor estético y simbólico. Vinculada íntimamente a lo femenino y fundamentada
en el telar de cintura o qallwa, estos tejidos son expresión de una tradición de
larga trayectoria histórica que conserva rasgos de su origen prehispánico y es
testimonio de los desplazamientos y fluidas relaciones que mantienen las
poblaciones de Cajamarca y las del litoral;
Que, la tradición
textil peruana es resultado del intercambio cultural entre sociedades que
convivieron en este entorno territorial, en distintas temporalidades y
situaciones que favorecieron su creatividad. En la región norte el tejido se
había convertido ya en un arte mayor, con anterioridad al predominio Inca;
Que, muchos de estos
conocimientos y saberes se mantienen vigentes en la actualidad en la tradición
textil de distintos pueblos de los andes, uno de ellos es San Miguel de
Pallaques, localidad que antes de la llegada de los españoles habría sido un
lugar de concentración de especialistas en tejidos finos, razón por la cual, al
nombre español de su fundación, San Miguel, se le habría agregado de pallaques,
palabra que se derivaría –según Quiroz Malca- del quechua pallay, que en el
contexto textil refiere a la acción de escoger los hilos de la urdimbre para
tejer los diseños más complejos;
Que, fuentes
históricas señalan que, a lo largo de la colonia, las técnicas de tejido de la
región no experimentaron mayores cambios debido a que en la zona no se registró
la existencia de grandes obrajes que impusieran el uso del telar de pedal y
donde la actividad textil fue predominantemente masculina, lo que habría
permitido que se mantuviera la tendencia del tejido realizado por las mujeres.
Si bien la fase republicana de la manufactura textil de San Miguel ha sido poco
documentada, los censos y la tradición oral local permiten inferir que en el
transcurso de siglo XIX, la gran acogida del pañón san miguelino (producido en
algodón teñido en ikat) en la ruta comercial que recorría el norte del Perú (La
Libertad, Lambayeque y Piura) y llegaba hasta el sur del Ecuador (Loja y
Cuenca), habría tenido como efecto que un gran número de mujeres se volcaran a
la actividad textil y que, para inicios del siglo XX, esta práctica se hubiese
convertido en el “oficio del pueblo”;
Que, existe
información censal (1876) que da cuenta, para la segunda mitad de siglo XIX, de
la relevancia alcanzada por el trabajo femenino en la provincia, siendo el
número de mujeres dedicadas al tejido, más del doble del número de hombres
dedicados a la agricultura. Asimismo, se conoce que la organización del trabajo
para la producción se habría caracterizado por una división simple de acuerdo a
la habilidad de la tejedora para realizar una tarea, lo que no significaba el
desconocimiento de las distintas fases del proceso de producción. Estas
unidades de trabajo estaban lideradas por tejedoras de la ciudad de San Miguel
con capital suficiente para articular una unidad productiva, es decir
proporcionar hilo y asegurar el pago de las artesanas. Cabe mencionar que San
Miguel de Pallaques no fue el único centro de producción de pañones en
Cajamarca, Tacabamba (Chota) fue y sigue siendo otro de los centros importantes
de producción de esta prenda;
Que, en San Miguel, la
elaboración de pañones se habría mantenido hasta inicios del siglo XX, época en
que la vestimenta fue cambiando, lo que, sumado a otros factores, ocasionó la
disminución de su demanda. En este contexto, las mujeres de San Miguel se
volcaron a tejer -para la venta- servilletas, manteles, toallas, pañuelos,
cubrecamas, telas para la confección de vestidos y chalecos, aunque continuaron
con la producción de ponchos de chalán y otras prendas tradicionales. Si bien
tradicionalmente se había usado el hilo de algodón hilado a mano, es recién a
inicios del siglo XX que las tejedoras de San Miguel emplean hilos finos de
algodón–industriales- en la urdimbre y trama de sus piezas e inician a tejer
diseños con faz de urdimbre, logrando con ello creaciones de gran finura y
sofisticación, que se orientaron a ampliar sus mercados;
Que, los tejidos de
San Miguel se confeccionan a partir de telares de cintura o qallwa, similares a
los empleados en la época prehispánica. Estos implementos, dan nombre a la
tradición textil de este pueblo, desde antiguo conocida como Tejidos de qallwa.
La continuidad de su práctica en San Miguel, supone la vigencia de
conocimientos y saberes de profundas raíces prehispánicas, así como un proceso
de adaptación hasta alcanzar sus características actuales;
Que, el telar empleado
por las tejedoras de San Miguel está compuesto por una diversidad de listones
kungallpos, qallwa, palito laborero, putij, palitos de hillahua (cuyo número
varía según la labor), chana, además de dos implementos, siquicha y chamba,
elaborados con soga. Otras herramientas auxiliares que se emplean para
operaciones anteriores o posteriores al tramado o tejido en sí mismo, son el
urdidor, el ovillador y el mate-peso.
Que, según la
investigadora Haydée Quiroz Malca, una peculiaridad de los elementos de este
telar es que, a través de sus nombres, da cuenta de la presencia de cuatro
lenguas (den, muchick, culle y quechua) en cada una de las denominaciones de
sus componentes. Lo que implicaría la inclusión –desde la tecnología- de una
diversidad de presencias étnicas a lo largo del tiempo;
Que, la singularidad
de la tradición de los tejidos de qallwa, en el caso de San Miguel, según la
investigadora Haydée Quiroz Malca, es el manejo flexible que hacen las artesanas
de las técnicas, realizando una multiplicidad de variantes en estructuras
(entrecruzamiento de hilos de urdimbre y trama) para lograr tejidos que
destacan por su finura y su riqueza simbólica y, en algunos casos, por
presentar estructuras combinadas;
Que, muchas de las
técnicas que caracterizaron la milenaria práctica textil de los Andes
precolombinos, en San Miguel se mantienen, manejan y re-crean y se han adecuado
a la producción de tejidos contemporáneos, como chalinas y chales. Estas
técnicas también permiten una producción tradicional como ponchos, pullos
(mantas), alforjas, frazadas, entre otros. La mayoría de estas prendas cuentan
con versiones para el consumo doméstico o para la venta;
Que, el tejido más
sencillo, conocido como plano, se presenta en la mayoría de las versiones,
siendo matizado en la combinación de colores y las técnicas de diseño así como
en el tipo de materia prima y el calibre del hilo, factores que marcan la
diferencia entre una y otra versión. Así, por ejemplo, en los ponchos
destinados al uso doméstico, se usa el tejido llano, de cordoncillo o
empalmado, con hilo de lana de oveja, que proporciona texturas durables y
tupidas. Aunque es posible combinar el tejido llano, con listas de colores e
hilo de algodón de fino calibre, que dan como resultado prendas más finas, como
el poncho de chalán que se comercializa en la costa;
Que, en las chalinas,
chales, manteles, servilletas, individuales y alforjas, se emplea el tejido
llano combinado con listas de colores y con diseños (labores) de urdimbres
flotantes (que van de uno hasta cinco hilos) o faz de urdimbre doble cara que,
como su nombre lo indica, produce motivos similares en ambas caras, pero en
colores opuestos (aparece como positivo en una cara y en negativo en la de atrás).
Sin embargo, para estas mismas prendas se podría usar una variante que combina
hilos de dos colores en la urdimbre, conocida localmente como pata, que también
se puede asociar a urdimbres flotantes para lograr los diseños. Cualquiera de
las variantes anteriores se puede alternar con el calado -tramo del tejido que
se deja suelto y que al finalizar el tejido se entre cruza con ayuda de un hilo
de trama- que en sí mismo es considerado un adorno;
Que, todas estas
prendas pueden también realizarse con diseño de trama que presenta la urdimbre
sencilla y de un solo color. Esta técnica se asocia tradicionalmente a las
frazadas de flecos, tejido que usa el algodón en la urdimbre, mientras que para
la trama emplea lana de dos o tres hebras. El diseño de trama presenta una
textura diversa y es conocido localmente como “tramado”. Por su parte, las
alfombras con flecos se distinguen por aplicar en el tejido de los diseños una
técnica conocida localmente como ocuchiñahui o cuchoñahui, que puede traducirse
como ojo de gato u ojo doble pues cucho es una palabra quechua que significa
objeto doble. Esta técnica, de urdimbres flotantes con colores distintos,
produce diseños de rombos y, en la actualidad, se aplica a chales, chalinas,
manteles, ponchos, y se la asocia con el tejido llano o plano. Una variante del
diseño de trama, que casi ha desaparecido es la felpa o felfa que produce un
diseño ajedrezado;
Que, en lo que
respecta a la materia prima, en la tradición textil de San Miguel se registra
el uso de fibras de orígenes distintos como lo son, la lana y el algodón. La
lana es obtenida del ganado ovino criado en la zona, mientras que el algodón,
fibra vegetal propia de la costa, se adquiere en comercios locales o se compra
a comerciantes foráneos que visitan el lugar. El empleo del algodón desde la
antigüedad, en una zona de sierra fría como San Miguel es testimonio de las
relaciones ancestrales entre pobladores de la costa y la sierra y de los
fluidos intercambios de conocimientos y costumbres que se dieron en estos contextos;
Que, como se mencionó,
el algodón se empleaba sobre todo para la elaboración de los tradicionales
pañones de leche que se produjeron en San Miguel hasta mediados del siglo XX.
Asociada a estas prendas se encontraba la técnica prehispánica del teñido de
reserva o ikat, existiendo evidencia de la aplicación del ikat en urdimbres de
lana de oveja destinadas al tejido de frazadas de diseños altamente complejos y
de más de dos colores, que son muestra de la habilidad técnica de las artesanas
san miguelinas;
Que, los cambios en la
demanda que animaba el circuito comercial costeño, reorientaron la producción a
la confección de artículos como ponchos de chalán, manteles y caminos de mesa,
servilletas, chales, chalinas, individuales. Ello es una demostración de la
fuerza de las mujeres para enfrentar los embates del sistema económico y de su
increíble capacidad creativa expresada en la experimentación con hilos de
algodón de calibres más finos y nuevas técnicas de diseño que permitieron
fortalecer el uso del telar de cintura y su tradición textil;
Que, en la actualidad,
las tejedoras de San Miguel continúan trabajando con hilos de algodón
industrializados, mientras que la lana de oveja ha sido desplazada por hilos
acrílicos en las prendas de autoconsumo, y en ciertos casos por la fibra de
alpaca ya hilada de fábrica. A las prendas que se tejen con hilo acrílico
industrial, se les agrega el torcido manual con el huso, para darle mayor
duración y fuerza;
Que, en cuanto a la
producción textil, esta se orienta al consumo interno o familiar y a la
comercialización o generación de ingresos de las unidades domésticas urbanas
y/o campesinas. Los tejidos para el autoconsumo portan un trabajo minucioso que
a su vez muestra elementos identitarios. Por ejemplo, los pullos (mantas) de
cargar, de apariencia sencilla por presentar únicamente rayas, contienen
combinaciones diversas de colores (verde, rojo, naranja, azul, rosado, morado
negro y granate) que poseen un valor simbólico de identificación local, ya que
el predominio de un color determinado, las dimensiones de las rayas y sus
combinaciones, indican el poblado o caserío del que procede quien lo viste.
Algo similar ocurre con las alforjas, prendas que además de llevar listas de
colores que refieren identidades locales, presentan diseños que dan cuenta del
uso al que están destinadas. Así, las alforjas hechas para llevarse sobre el
hombro presentan labores más sofisticadas y, en algunos casos, pueden incluir
frases de cariño o llevar las iniciales de su propietario/a. Mientras que, las
alforjas que son hechas para colocarse sobre el lomo de las acémilas, son
sencillas y con listas o rayas de dos colores. Un hecho singular con respecto a
esta prenda y que tiene un efecto positivo sobre su vigencia es la adaptación
de su uso a un medio de transporte de gran popularidad en la actualidad, las
motocicletas;
Que, en lo que
respecta al uso tradicional de los tejidos de qallwa, cabe destacar que estos
continúan siendo elementos significativos en rituales de gran arraigo y valor
identitario en la provincia de San Miguel como el corte de pelo, landaruto o
rutuchicuy, así como la lava (lavado de ropa y colchas de difunto al segundo
día del sepelio, siempre que no sea martes ni viernes), quinto o huarco
(costumbre de carnaval que consiste en colgar en una madera productos de
primera necesidad, dinero, comida; el que lleve un producto se compromete a dar
el doble, para el siguiente año), los regalos que se entregan en los
matrimonios, los bollos y los toritos de la fiesta de todos los santos. Así,
por ejemplo, en el área rural, las mujeres jóvenes tejen alforjas para el
futuro esposo, lo mismo que frazadas y manteles para iniciar esta nueva etapa
de su vida. Del mismo modo, los regalos de tejidos en ocasión del nacimiento de
un nuevo integrante de la familia siguen siendo frecuentes y, en todos estos
casos, los tejidos llevan las iniciales de los nombres de las personas que las
van a usar, así como frases de cariño;
Que, en lo que
concierne a la producción textil orientada a la comercialización, esta se
mantiene como la principal actividad económica femenina, siendo los tejidos de
mayor aceptación en el mercado los manteles, las servilletas, los individuales,
las chalinas y los chales, ponchos de chalán y fajas. Todas ellas, prendas que
a lo largo del siglo XX permitieron a las artesanas abrir nuevos mercados para
sus tejidos y que son testimonio de la vigencia de conocimientos y saberes de
gran antigüedad, pero sobre todo del principio creativo e innovador que anima
esta práctica. Las diestras tejedoras de San Miguel, han mantenido el uso del
telar de cintura ancestral, pero haciendo uso de hilos de algodón de calibres
muy finos de origen industrial, e incorporando diseños logrados a partir de la
experimentación con nuevas y sofisticadas técnicas textiles;
Que, las mujeres
artesanas de San Miguel son portadoras de un conjunto de saberes de refinada
abstracción matemática para el conjunto de cálculos necesarios que hacen
posible la planeación, el desarrollo y la ejecución de cada una de las piezas
que crean o eventualmente reproducen;
Que, el papel de la
mujer en la reproducción socio-cultural y económica de la tradición textil en
San Miguel continúa siendo central y ha mantenido, en gran medida, una de las
características que distinguió el proceso productivo en el pasado, la división
simple del trabajo de acuerdo a la habilidad de la tejedora para realizar una
tarea. Así, si bien el proceso de elaboración de un tejido puede ser realizado
completamente por una sola tejedora, es frecuente que algunas busquen “ayuda”
de otras mujeres para lograr la elaboración de un mayor número de tejidos y de
esta forma sostener su actividad comercial. En este caso, las tejedoras
contratantes proporcionan la materia prima y realizan un pago que puede ser en
dinero y/o en especies, según los tratos previos. Las formas de la división del
trabajo presentes en esta tradición textil, expresan su estrecho vínculo con el
comercio;
Que, en lo que
concierne a la transmisión intergeneracional, el proceso de aprendizaje se da
dentro del núcleo familiar, de madres a hijas o de abuelas a nietas. Aunque
también se da el caso de personas que aprenden con otras vecinas o alguna amiga
de la familia;
Que, de igual forma,
en lo que respecta a la comercialización, las mujeres se organizan desde
siempre en grupos familiares o de amistad y así participan en diversas ferias
locales, regionales e internacionales. Entre ellas se puede mencionar, la feria
organizada con ocasión de la fiesta patronal de San Miguel; la feria de la
provincia de San Pablo, la de Cajamarca; la feria de Monsefú, departamento de
Lambayeque; y en las ferias de Trujillo y Guadalupe, en La Libertad;
Que, a lo largo de la
historia de San Miguel, las protagonistas de la producción de tejidos han sido
y son las mujeres y sus grupos domésticos, familias extensas y un conjunto de
redes de relaciones sociales que se imbrican en esta producción. Igualmente,
han sido y son las mujeres quienes juegan un papel protagónico en la
circulación de la producción. San Miguel de Pallaques, capital de la provincia,
ha sido históricamente el foco de concentración de las artesanas, aunque existe
una importante producción en lugares cercanos como Jangalá, Sayamud, Santa
Rosa-Oschindú, Calquis y Llapa, producción que también está integrada en este circuito
productivo;
Que, conjuntamente con
las referencias citadas en el Informe N° D000209-2019-DPI/MC de la Dirección de
Patrimonio Inmaterial, se detallan las características, importancia, valor,
alcance y significados de los Conocimientos, técnicas y prácticas asociados a
la producción de tejidos en qallwa en la provincia de San Miguel, departamento
de Cajamarca, motivo por el cual, dicho informe técnico constituye parte
integrante de la presente Resolución Viceministerial, conforme a lo dispuesto
en el numeral 6.2 del artículo 6 del Texto Único Ordenado de la Ley N° 27444,
Ley del Procedimiento Administrativo General, aprobado por Decreto Supremo N°
004-2019-JUS;
Que, mediante
Resolución Ministerial Nº 338-2015-MC, se aprobó la Directiva
Nº 003-2015-MC, “Declaratoria de las Manifestaciones de Patrimonio
Cultural Inmaterial y de la Obra de Grandes Maestros, Sabios y Creadores como
Patrimonio Cultural de la Nación y Declaratoria de Interés Cultural”, en la que
se señala los lineamientos y normas para la tramitación interna del expediente
de declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación de las manifestaciones de
patrimonio cultural inmaterial, correspondiendo al Despacho del Viceministerio
de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, declarar las manifestaciones
del Patrimonio Cultural Inmaterial como Patrimonio Cultural de la Nación; así
como su publicación en el Diario Oficial El Peruano;
De conformidad con lo
establecido en la Constitución Política del Perú; la Ley Nº 29565, Ley de
creación del Ministerio de Cultura; la Ley Nº 28296, Ley General del Patrimonio
Cultural de la Nación; su Reglamento aprobado por el Decreto Supremo Nº
011-2006-ED; el Reglamento de Organización y Funciones aprobado por el Decreto
Supremo N° 005-2013-MC; y la Directiva Nº 003-2015-MC, aprobada por Resolución
Ministerial Nº 338-2015-MC.
SE RESUELVE:
Artículo 1.- Declarar como
Patrimonio Cultural de la Nación, a los Conocimientos, técnicas y prácticas
asociados a la producción de tejidos en qallwa en la provincia de San Miguel,
departamento de Cajamarca, en tanto son resultado de sofisticadas técnicas de
creación textil además de ser testimonio de antiguos y vigentes intercambios
culturales y económicos entre la población de San Miguel y distintas
poblaciones del norte del país, constituyendo hoy un símbolo de la identidad
cultural de esta provincia de Cajamarca.
Artículo 2.- Encargar a la
Dirección de Patrimonio Inmaterial en coordinación con la Dirección
Desconcentrada de Cultura de Cajamarca y la comunidad de portadores, la elaboración
cada cinco (5) años de un informe detallado sobre el estado de la expresión
declarada, de modo que el registro institucional pueda ser actualizado en
cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudiesen
surgir en su vigencia, y otros aspectos relevantes, a efectos de realizar el
seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el
caso.
Artículo 3.- Disponer la
publicación de la presente Resolución Viceministerial en el Diario Oficial El
Peruano y su difusión conjuntamente con el Informe N° D000209-2019-DPI/MC en el
Portal Institucional del Ministerio de Cultura (www.gob.pe/cultura).
Artículo 4.- Notificar la presente
Resolución Viceministerial y el Informe N° D000209-2019-DPI/MC a la Dirección
Desconcentrada de Cultura de Cajamarca y a la Municipalidad Provincial de San
Miguel para los fines consiguientes.
Artículo 5.- Encargar a la Oficina
de Atención al Ciudadano y Gestión Documentaria que remita copia de la presente
Resolución Viceministerial y el Informe N° D000209-2019-DPI/MC a la
Municipalidad Provincial de San Miguel, para los fines pertinentes.
Regístrese,
comuníquese y publíquese.
MARÍA ELENA CÓRDOVA
BURGA
Viceministra de
Patrimonio Cultural e
Industrias Culturales
1827417-1
Sra. BARBARITA MENDOZA HERNÀNDEZ, exponente del arte textil sanmiguelino, premiada con máximas distinciones a nivel nacional.
Dra. HAYDEE QUIROZ MALCA, gestora de la Delaraciòn de Patrimonio Cultural de la Naciòn al arte textil sanmiguelino.
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