LA ÚLTIMA MARINERA, ALEGATO MÍTICO Y NO FICCIONAL
ÁNGEL LAVALLE DIOS
I
Melacio Castro Mendoza ensambla en La última
marinera cincuentaisiete capítulos a manera de alegato novelesco a la
vez mítico y no ficcional, en los que se entretejen parte de la historia y la
antropología, denotativamente etnográficos con matices etnológicos y
etnocentristas, denunciando el racismo tanto de sello peruano como
internacional.
Bajo el impulso de un pugnaz ánimo de realización
individual y colectiva, el autor subsume el tránsito desde la oscuridad del
atraso hacia la luz del progreso a manera de un benchmarking,
contexto en el que se entrelazan los modernos adelantos del progreso urbano
costeño y germano-europeo que desvelan las ilusiones del rural caserío de
Amargura, un pueblo ficticio. Para lograr su propósito usa un telón de fondo
mítico-mágico, cargado de una fascinante oralidad. Con plasticidad narrativa
discurre distintos escenarios globales mostrando una agredida diversidad
cultural prehispánica, india, amazónica, negra y mestiza envueltas en un élan
de criollada magnificada por la más devastadora corrupción crónica.
Connota el baile (o danza) de la marinera como símbolo
de fecundación y alegría; el trabajo como valor comunal, génesis de reencuentro
del alma con la naturaleza; y la fortaleza ética, antes que un bien ideológico,
como sustento del mejor modelo político en cualquiera de los tiempos y lugares.
Melacio Castro Mendoza
II
La última marinera, en un discurso novelesco fiel a la dinámica
cinematográfica de estructura compleja, desenvuelve la historia de Amargura, un
pueblo sin escritura, incrustado en las estribaciones costeras cajamarquinas
colindantes con Chepén, al norte de Trujillo-Perú, a propósito de la urgencia
que tiene don Honorato Hernández, en Trujillo, ya en el ocaso de su vida y
lleno de achaques, de cumplir con el pedido de su patrón el hacendado Diego
Sifuentes, para que le facilite al periodista José Gabriel Martínez información
sobre Sandra Palacios, terrorista a quien se sospechaba que Lorenzo Claro
Portilla dio muerte.
En torno al protagonismo de Lorenzo Claro Portilla, de
Hilda Huamán y Honorato Hernández sus padres adoptivos, La última marinera desarrolla
los parlamentos vivenciales de Tomás Saldaña, albacea y protector de
Lorenzo Claro Portilla; de don Diego Sifuentes Alcántara y don Segismundo
Olivares, hacendados, jefes de Honorato Hernández; y, de Alejandro Cuyumalca,
comerciante itinerante y santero, quien visitaba Amargura de tiempo en tiempo y
trajo con él los libros, la lectura y la escritura.
La última marinera superpone tiempos en distintos espacios
costeros, serranos y selváticos peruanos y germano europeos en los que se registra
la ruta itinerante de sus protagonistas y muchos otros personajes, que
conforman y enriquecen el océano argumental de la novela, desde sus distintas
vivencias personales, familiares domésticas y comunitarias, y campesino-urbano laborales;
en los órdenes económico-político, militar, religioso y artístico-cultural.
III
La última marinera, nos motiva en varias de sus esferas.
En La última marinera habla la
estancia rural del norte occidental cajamarquino y norte medio liberteño,
personificada en Amargura y, a través de ella, emerge con una autoestima
avasallante, que exige ser oída y nos ofrece al disfrute de la vista toda la
variedad de sus riquezas, aquellas que le prodiga la naturaleza virgen y
aquellas que en intercambio amoroso con ella, provienen de su cultivo y de su
conocimiento tanto del ancestral como del actual. En la persona de sus hijos
errantes, Amargura pueblo rural ágrafo, se abre a las grandes urbes citadinas
peruanas y extranjeras y tiene la oportunidad no solo de medirse con ellas
sino, además, de hacerse de algunos elementos culturales que le permitirán poco
a poco ampliar los márgenes de su diversidad cultural y, al fin, poner en su
rostro los toques de la modernidad. La ruta ancestral de Amargura asciende
desde los bosques y los ríos del norte amazónico por las vertientes andinas y,
por estas mismas, desciende y se nutre de los aportes serranos así como de los
propios costeros, vía los restos arqueohistóricos. Para su baño de modernidad,
Amargura emprende su ruta migratoria, con retorno, hacia Chepén, Trujillo,
Chimbote, Lima y, desde aquí, hacia Hamburgo en la lejana Alemania. Cada uno de
estos escenarios se nos muestran como un crisol de migrantes, en cuyo éxodo
concurren con todos sus atavíos culturales, abocándonos así a un impresionante
multicolor entornado de diversidad.
En la tradición literaria cajamarquina y
liberteña, La última marinera, en su temática mítico-mágica, emparenta
con el Tuno del chepenano Edurado González Viaña y en lo que
se refiere a la presencia recurrente de la culinaria, sabrosa y variada en cada
convite doméstico o social, concurre con algunos pasajes de El mundo es
ancho y ajeno de Ciro Alegría, con los “tiroriros…” de Vallejo,
conCelebración del ají de Manuel Ibañez Rossaza de contexto
cajamarquino y con “La procesión de la Papa” del pintor Gerardo Chávez,
entre otros liberteños a la avez que se agrega con todo su bagaje a continuar
completando el gigantesco mural del alma liberteña y norteña, en cuyo trajín
percibimos también la notable presencia de la historia en De la
encomienda a la hacienda capitalista del chepenano Manuel Burga Díaz y
de la sociología política en Las haciendas azucareras y los orígenes
del Apra de Peter Klaren.
Varios modelos teóricos en La última marinera nos
facilitan entender diversos planos de la novela, tal el fatalismo en que se
asienta la idiosincrasia rural, sobre todo ágrafa, y que preside la novela en
el primer epígrafe de entrada, o el causalismo del despojo con muerte, en la
acumulación primitiva del capital que contiene el segundo epígrafe y que, en la
novela, se subsume en los propósitos políticos de cambio social.
En ambas direcciones del apartado anterior, resulta
sugestivo y oportuno referirnos al protagonismo de Alemania como proveedora de
modelos teóricos así de explicación histórica de cambio social que no solo
convoca a usuarios de distintas partes del mundo, sino que también exporta
líderes. La última marinera procesa no solo el interés que
suscita el marxismo en sus distintas facciones de solución política en el Perú
y las disputas y desencuentros de sus actores por hacerse de la hegemonía.
También encausa las diversas motivaciones por hacerse del poder, en lo cual
poco prima la conquista de la justicia y del bien común sino, todo lo
contrario, el interés personal o partidario, gérmenes de corrupción a todo
nivel. Lo último se complementa con las acciones que provienen de los actores
políticos y militares del Estado encargados de la defensa del sistema.
Se percibe en el proceso de la novela expresos ánimos
y condena contra Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento revolucionario Túpac
Amaru) así como contra el Apra y el accionar de las Fuerzas Armadas una suerte
de democracia directa practicada, sobre todo, en las Rondas
Campesinas de Chota (Cajamarca). Agregamos, también, el positivo protagonismo
en el empoderamiento gremial y político de una importante facción del
magisterio peruano a través del Sindicato Unitario de la Educación del Perú,
SUTEP, aunque la misma en los hechos no sea visible en la gestión de la Derrama
Magisterial e, igualmente, se haya visto deslucida en los más recientes
escándalos de los llamados “audios de la vergüenza” protagonizados por
exautoridades del poder judicial y del ex Consejo Nacional de la Magistratura.
Otro es, en La última marinera, el
escenario de la escritura y la oralidad y cómo, en el esquema tradicional de
entendimiento del progreso, aquella se erige como vía segura hacia lo urbano y
la modernidad y se reserva para la oralidad la vía de expresión de lo rural y
del saber tradicional “atrasado”. Este esquema monocéntrico de cultura
universal homogeneizante continúa perdiendo vigencia en el actual proceso de
globalización con el avance progresivo del esquema policéntrico cultural que
enfatiza la diferencia y particularidad de lo local y lo regional. En el caso
nuestro es ilustrativo el precursor antecedente peruano de José Carlos
Mariátegui en disputa con González Prada en contra del pedagogismo como
solución al problema del indio.
Con respecto a la oposición evolución-creación, la discusión
actual del tema del lado de la Iglesia ha ascendido a criterios heterodoxos
inimaginables a partir de la Encíclica Fides Et Ratio de Juan Pablo II,
alineado con Pablo VI. Del lado del ateísmo los trabajos de Robert Havermann y
Mario Bunge nos alejan del mecanicismo materialista tanto como las últimas
investigaciones de la neurociencia nos acercan cada vez más a las posibilidades
de la eternidad según se lee en los recientes y sugestivos trabajos de José
Luis Cordeiro Mateo y David William Wood, respecto de la eterna juventud o, lo
que es lo mismo, de la derrota de la muerte.
La última marinera desenvuelve y continúa la tradición literaria
peruana y latinoamericana líneas arriba señaladas y engarza, también, con el
cancionero mexicano y sus “sabrosos” corridos dedicados a algunos de sus
expresidentes, y con el chileno Nicanor Parra y su muestra de “Los ex
presidentes colgados” del año 2006.
En el contexto literario sobre el referente del
terrorismo en el Perú La última marinera se suma a más
de una decena de publicaciones narrativas que entretejen diversos entornos de
esta trágica coyuntura nacional: “La cuarta espada” y “Abril rojo”
de Santiago Roncagliolo; “Lituma en los Andes” de Mario Vargas Llosa, “La
hora azul” y “La pasajera” de Alfonso Cueto, “Sendero” de
Gustavo Gorriti; “La violencia del tiempo” de Miguel Gutiérrez; “Rosa
cuchillo” de Óscar Colchado Lucio; “Secretos del túnel” de Humberto
Jara y “Yuyanapaq, para recordar”, informe gráfico de las fotógrafas
Mayu Mohana y Nancy Chappell.
Desde otra arista La última marinera permite complementar
y completar desde la coyuntura actual y desde otras esferas culturales y
literarias nuestra visión sobre la costa, la sierra y la selva en consuno con “Reseña
histórica del departamento de Tumbes” de Jorge Carlín Arce; “Retrato
histórico de Lamas, T III” de Waldemar Soria Rodríguez y Edith Soria del
Castillo, (historia); con “Sangama” de Arturo Hernández, (literatura);
con “La sal de los cerros” de Stéfano Varese, (socio-antropología) y,
con “La Perricholi, Reina de Lima” (literatura) de Alfonso Cueto de
reciente publicación. En su estructura es un mural de la diversidad cultural
peruana, pasando por la “capital” y “provincias”; destacando, en esta parte, el
énfasis que centra, a partir del caso de Ancash, por su referencia a las pugnas
entre Iglesias y Ramón Castilla (1854). Cuestiona, también, la letra del himno
de la marina peruana y luego, rescata y revalora lo que hoy llamaríamos
personajes emblemáticos de la lucha contra los abusos del poder local, regional
y nacional camino a la recuperación de la libertad y la dignidad humanas.
Melacio Castro Mendoza es autor, además, de un poemario: “Batallas y sueños
de Uchku Pedro”. En él destaca las estrategias de Pedro Celestino
Cochachín, sucesor él de Atusparia en el levantamiento de 1885 en el Callejón
de Huaylas contra los abusos del gamonalismo regional y los excesos impositivos
del gobierno de Echenique durante su lucha contra Andrés Avelino Cáceres, El
brujo de los Andes, luego de la guerra de Chile contra el Perú.
Los contextos reseñados en el anterior y en el presente apartado demandan, con parámetros semióticos, un
análisis y entendimiento del aporte de la literatura y las ciencias sociales a
la conformación de la conciencia e identidad nacionales sobre el tipo y
naturaleza de las raíces modélicas de nuestros símbolos humanos, si bien estos
representan y se erigen como actantes destinadores o como destinatarios.
La acotación final nos aboca sobre los modelos
político- sociales en pugna y su vigencia en el actual entorno de globalización,
multicentrismo y diversidad que pone en entredicho cualquier proyecto
monocéntrico y mucho más los hegemonismos de todo tipo. La última
marinera, reiteramos, desenvuelve sus preferencias por la “democracia
directa” en armonía con “la vida comunal”, en los pedestres
bordes materiales peruanos, para hoy y para el futuro, cuando en el mundo los
modelos capitalista y socialista redefinen sus respectivos radicalismos
primigenios y se muestran más confluyentes hacia un entorno de magro
entendimiento recíproco, con miras a garantizarse una sobrevivencia
en medio de un tormentoso clima de disputas no solo ideológicas sino bélicas
que, hace rato, trascendieron ya los límites sublunares hacia una impredecible star
war en marcha.
Nos toca, a nosotros, seguir pugnando por forjarnos un
rol protagónico como nación: un mensaje más derivado de La última
marinera.
Tumbes,
junio 6 de 2019
ÀNGEL
LAVALLE DIOS, (Tumbes-Perú, 1946):
SINTESIS
CURRICULAR
Profesor,
o licenciado de educación secundaria, especialidad Filosofía y Ciencias
Sociales, por la Universidad Nacional de Trujillo-Perú (1970).
Bachiller
en Educación, por la Universidad Nacional de Trujillo (1993).
Magister
en Educación, mención Pedagogía Universitaria, por la Universidad Nacional de
Trujillo (1998).
Ex -
docente de las Universidades Nacionales de Tumbes, Piura,
Trujillo, Santa de Chimbote y Federico Villarreal de Lima.
Ex –
docente de las Universidades Privadas César Vallejo y Católica de Trujillo e
Inca Garcilaso de la Vega de Lima.
Autor
de los Poemarios “La palabra del sol” (1989), “Caminos del viento” (1990),
“Mullus” (1993), “Agua Vida” (2009), “Semillas” (2010), “Tibetandes” (2011),
“Naturemas” (2015).
Autor
de los Módulos de interaprendizaje “Introducción a la Filosofía” TOMOS I-II-III
(1989), “Manuel Kant” (2003).
Autor
de “Vertientes del interior” (1990) –Ensayos de crítica de arte.
Fundador
y Director del Quincenario “PERFIL, periódico de Tumbes” (1991-1995); y de las
Revistas “PLATEROS, revista de Cultura” (1991-1995) y “BELLAMAR, revista de
cultura” (Chimbote desde1990).
Colaborador
en diversos diarios de Lima y el norte peruano, en temas de pedagogía,
filosofía, poesía y crítica de arte.
Incluido
en diversas Antología poéticas de Lima y del norte peruano; y en el extranjero
en Antologías poéticas publicadas en Madrid, en la República Popular de China y
en la India; así como en diarios y Revista, respectivamente, de Irán y Bosnia.
Ponente
en diversos e importantes eventos artísticos y filosóficos en el extranjero.
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