Monday, May 06, 2013

Señor JESÚS RABANAL SARAVIA / “JELULITO”: Homenaje, testimonios y recuerdos

Señor JESÚS RABANAL SARAVIA / “JELULITO”:

Homenaje, testimonios y recuerdos

 


1.

Por: Pepe Gálvez



Víctor Hugo:



Con mis sinceras palabras de condolencia para los familiares de don Jesusito, te agradezco habernos comunicado el fallecimiento de un personaje de mi infancia.



Como te comenté, salí de San Miguel el año 1 956 y he regresado esporádicamente y siempre por pocos días. Sin embargo, los recuerdos de don Jelulito los tengo muy presentes porque admiraba su comportamiento refinado, las pocas veces que bajaba al pueblo.



Ermitaño, taciturno y sigiloso, aparecía en la plaza con una estampa de "torero serio" y con la apariencia  de alguien que no quiere ser visto por nadie.



Los niños de aquella época queríamos ver como era su vida en la Lúcuma, pintoresco lugar en el que todos hubiéramos deseado  habitar aunque sea por un día de fiesta. Pasábamos por la carretera y siempre dirigíamos nuestra mirada  a la casita donde él vivía y de donde pensamos  se tenía la vista más hermosa de nuestro pueblo y los cerros de enfrente.



Sabíamos que  Jelulito dibujaba muy bonito y que además tocaba la mandolina. Con el tiempo nos enteramos que había estudiado en la Escuela de Bellas Artes y que después de casado unió habilidades con su esposa, para elaborar unas alfombras muy bonitas que eran requeridas por personalidades limeñas y también internacionales.



Igualmente supimos que trabajó en el Colegio de San Miguel y su conducta de gentil hombre le hizo ganar buenas amistades, respeto y cariño del pueblo de San Miguel



Por todo esto mi estimado amigo siento la partida de nuestro paisano y creo que siempre estranaremos sus buenas maneras, su figura y su tremenda caballerosidad.



Te abraza tu amigo:

PPgalvez


2.

Por: Atilio Canelo Ramírez



Hola paisano:



En verdad, al leer tu noticia del fallecimiento de nuestro amigo Jesús Rabanal Saravia, se ha llenado de tristeza mi corazón, que el Señor  en su infinita misericordia lo tenga en el lugar esperado, que bien lo merecía, ya que era una persona de bien, fiel y muy caballero.



Nuestro amigo Jesús Rabanal Saravia, siempre nos guiaba por el camino del bien cuando éramos alumnos del Colegio Nacional Mixto, por los años 1 964 – 1 968, en donde trabajaba, Promoción “Nicolás Saravia”; era en verdad una excelente persona, de corazón sincero como un padre, vivía en La Lúcuma, ubicado de la carretera al Pabellón en la parte alta en una meseta, en un lindo Chalet de un piso, rodeado de lindas plantas en especial flores y adornado sus interiores con pinturas que él mismo los pintaba; pues nuestras visitas eran muy constantes porque además era muy amigo y compañero de estudios de su hija Carmelita Rabanal Malca. Para ella es estos momentos de dolor, mi más sentido pésame.

 
ESTUDIO CANELO ABOGADOS
Dr. Atilio Regis Canelo Ramírez

Apoderado-Abogado
Telf.: 223203  Cel.: 949979205
TRUJILLO - PERÚ



3.

Por: Víctor Hugo Alvítez Moncada



El recuerdo de una noble imagen se agolpa en mi memoria debiendo aceptar forzadamente la repentina desaparición física de quien fuera señor JESÚS RABANAL SARAVIA conocido y respetado por todo San Miguel como “JELULITO”. Y me llegan los recuerdos de aquella pasada década ’70, cuando su delgada figura pensativa, a pasos largos atravesaba el largo balcón abalaustrado del segundo nivel de nuestro Colegio Nacional Mixto “San Miguel” con sus pisadas de ángel sin siquiera hacer sonar el reseco entablado, ante atónitas miradas de todos quienes desde dentro de las aulas admirábamos su personalidad y presencia, elegante vestir de terno claro y corbata, siempre de gorro al estilo Jorge Chávez; para raudamente ingresar en la última puerta y ubicarse en su escritorio de oficina secretarial que compartía con mi señor padre don Oscar Alvítez Huerta; él como Tesorero de nuestro plantel y su compañero como Secretario, estrechándose las manos diariamente al saludarse cual verdaderos y viejos amigos; hasta que se creó el Núcleo Educativo Comunal (NEC N° 07) de San Miguel, separándolos, pasando don Jelulito de Secretario en dependencia citada contigua, hasta el final de su carrera pública.



Allí queda por siempre su espíritu, su nobleza, su dignidad,  su esmero, su fina atención –cual estatua- de honorabilidad y ejemplo de dignidad para quienes tuvimos el honor de conocerlo y lograr su amistad sin inquietarle siquiera nuestras diferentes edades o tal vez condiciones humanas. Él tenía puesta la mirada fija, atenta, porque de seguro en su interior quedaban nuestras imágenes retratadas artística y sinceramente por siempre.



He logrado admirarlo estampando su tan bella caligrafía en cuadernos de actas y especialmente en pergaminos y diplomas; alguna vez encontrar un lienzo religioso perdurable en altar de nuestra centenaria iglesia matriz, nave derecha. Y es que como se ha dicho, él era un dibujante, artista plástico y pintor de primera categoría. Su casa de La Lúcuma donde vivió largo tiempo, ubicada en estratégico paraje verde, eucaliptos, chorritos de agua, escalinatas y caminos cercados de pencas rumbo al Pabellón, lucía rodeada de jardines floridos y murales exteriores, adornados de una planta repleta de naranja que al provocarnos alguna vez, nos atrevimos cosechar, inútilmente porque al probar las frutas eran de una agria variedad y solamente servían para adornar la residencia de un verdadero artista; entre tanto el interior de su hogar estaba decorado de alfombras, lienzos y paisajes al óleo de mil colores. Aquí vivió con su esposa, señora Alfonsina Malca e hija Carmela, hasta que llegó a vender su hermosa casa para adquirir otra vivienda en primera cuadra del Jirón Simón Bolívar, a un costado de la vieja Escuela Pre Vocacional de Varones N° 73, hoy Institución Educativa “Manuel Sánchez Díaz”. Al jubilarse fue a vivir con su familia en Lima, sin embargo, la nostalgia y recuerdo permanentes de su pueblo lo tenía presente por largas temporadas; de aquel tiempo data la fotografía que pude hacerle junto al señor Juan Malca y otra con el Dr. Armando Cubas Montenegro; lamentándome no haberlos retratado un día que junto a mi padre en esquina de la tienda del señor Alberto Quiroz Burga, ambos de pie conversaban amenamente.



Serán estos años también cuando lo veíamos del brazo con su tío, el maestro Abdón Saravia Barrantes, retirándose de la tienda de la esquina de la plaza de armas del jirón Bolívar, luego de libar una “cervecita” con finos ademanes de conversación, encaminándose a sus casas. O alguna vez, siendo estudiante secundario haberles aceptado un vasito del mismo néctar, a su amistoso llamado, aunque después merezca severa llamada de atención de mi padre; era más importante haber compartido un brindis con ellos llenándome de emoción y conociendo de cerca sus preclaros corazones.



Otras veces, acompañaba el trino de los pajarillos con su mandolina bien pegada a su pecho y cerca al oído izquierdo –semejando un tranquilo niño-, amenizando frescas mañanas de primavera o despidiendo al astro rey alcanzar su profunda dimensión. A esta importante pléyade de artistas sanmiguelinos contemporáneos se suman las inquietudes pictóricas de los recordados señores: Armando Romero Tejada, Luis Malca Alvarado, Eduardo Huangal Lingán, verdaderos artistas que a través del pincel y la paleta dieron lustre a nuestro pueblo que bien merecen plena admiración y respeto.



Habría que gozar y tener presente la hora del recuento para la historia de nuestro pueblo sus magníficas decoraciones para el desaparecido Teatro “Fénix” y telones de fondo requeridos en cada pieza teatral puesta en escena aquellos inolvidables tiempos de romanticismo y paz..



En pasadizos, balcones, patios y oficinas del Colegio “San Miguel” don Jesús Rabanal Saravia, compartió su vida y estancia con sus más cercanos compañeros de trabajo de esa generación, dígase don Aladino Hernández Cueva, Fortunato Rojas Caballero, Nieves Ramírez de Malca, Carlos Sánchez Sánchez, Jorge Quiroz Rojas, Carmen Castañeda “Mañuquito”, Oscar Alvítez Huerta; Manuel Díaz Villate, entre otros. Asimismo, con los profesores: Antonio Célis Padilla y Arnaldo Cruz Cabrera, directores del Colegio y NEC, respectivamente, más plana docente y administrativa de ambas instituciones; y seguramente de otras gestiones anteriores y posterior a esta reminiscencia. Empero será el alumnado quien recordará por siempre la insigne personalidad y acciones de don JELULITO, llevándolo como espejo resplandeciente su ejemplo y valores morales de un hombre de bien y a carta cabal amigo de todos.



El aporte, apoyo y desprendimiento de don JELULITO hacia la cultura de San Miguel es inigualable, amplia y comprometida, toda una vida dedicada al arte y servicio a la educación ofrendada a su tierra natal sin esperar retribución alguna.



Hoy que alas de inmaculados ángeles –los mismos que ayer entusiastamente pintara- llegaron a su llamado la hora final, haciéndole guarda guiándolo al paraíso celestial a los pies del Hacedor, lugar donde le han reservado un jardín para vivir por siempre acompañado del canto de Querubines y Serafines su camino sin retorno; quedando a los mortales solamente decirle:



¡Gracias don JELULITO! ¡Descanse en Paz!
 Señores: Juan Malca, Jesús Rabanal y Armando Cubas en plaza de armas de San Miguel. Foto@rte Pisadiablo

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