LAS FIESTAS PATRONALES
Una forma de mantener vivo el Amor por San Miguel
PPgalvez
Chicago setiembre 2014
En Lima, allá por los anos 60' o 70' del siglo
pasado, la celebración de las fiestas Sanmiguelinas, comenzaban mucho antes de
Septiembre.
Claro que después y ya en
septiembre, habían las novenas del Patrón, la Misa en honor a nuestro
Santo y casi siempre terminaban en grandes convites y bailes en el salón
principal del Club, que antes le llamaban "Centro Sanmiguelino".
Por esos años y cuando el retorno de los
Sanmiguelinos a su tierra era bastante difícil. Las madres y los parientes del
afincado en Lima y otras ciudades del país, acostumbraban a remitir productos
propios del terruño en unos paquetes a los que llamaban ''Encomienda".
Los recursos de los remitentes no eran abundantes y
el servicio de Correos no era tan bueno como querían; pero el gran amor y la
excelente voluntad de los familiares vencía todos los obstáculos y siempre
hacían llegar las "encomiendas" a sus lejanos destinos.
Enviaban diferentes productos y de toda clase,
siendo los más apreciados los comestibles y de ellos los más celebrados y más
frecuentes, los productos de panadería.
Recuerdo todavía con alegría, aquella vez que la
señora Juana, que trabajó en la casa nuestra, nos envió una
"encomienda" que contenía: un mate lleno de trigo con papas
guisadas y arriba de todo, dos cuyes fritos... y en su cartita decía:
-
".. Perdonara usted niña Aurorita; pero creo
que han de extrañar estos cuyesitos que les gustaba tanto...."
Ese día fue un alborozo, ninguno de nosotros podía
explicar lo delicioso que le había parecido y mi mamá celebró hasta las
lágrimas, la voluntad y el cariño que mostraba el manjar que nos había enviado
y lo emotivo de la cartita.
Esto les comento para que vean que importante, era
pues, el recibir una "Encomienda", cuando aquella venía de San
Miguel. Y también a propósito de las Fiestas Sanmiguelinas que se
celebraban tanto en San Miguel como en Lima y otros lugares. por aquellos
tiempos.
Los recursos de la población Sanmiguelina, en
su mayoría, eran limitados y el presupuesto para la celebración de las
fiestas, se conformaba por las donaciones que "voluntariamente"
daban los Sanmiguelinos que se reunían en torno a unos "Comités Pro
Fiestas", que se formaban tanto en San Miguel como en los lugares donde
habían emigrado los Sanmiguelinos.
El Comité de Lima tenía un presidente que más o
menos por el mes de Julio llamaba a sus relacionados y con ellos
conformaba comisiones para salir los Sábados y Domingos a tocar las puertas de
los paisanos en busca de contar con su "óbolo voluntario "Pro fiestas
Patronales.
Estas comisiones estaban conformadas por cinco o
seis voluntarios que se reunían a las ocho de la mañana en determinado lugar y
en el carro de uno de ellos iniciaban su recorrido, su objetivo era visitar por
lo menos seis familias por día.
Y esta actividad que en algunos momentos resultaba
un sacrificio, tenía su recompensa, cuando el paisano visitado los recibía con
una botellita y uno que otro bocadito que amenizaban el reencuentro. Para ambos
(los miembros de la comisión y los miembros de la familia visitada) empezaba así la
fiesta o las celebraciones de las "fiestas Sanmiguelinas".
Claro, como dice mi compadre Oscar Adrianzen, no
todos los visitados eran generosos en sus aportaciones, también habían algunos
que se ponían difíciles al momento de entregar su aportación y habían otros que
al sentir que los visitantes eran miembros de la comisión pro fiestas, simplemente
no abrían la puerta o se hacían los que no escuchaban...
Una vez cuenta mi compadre, que estaban
un Sábado a las ocho de la mañana, reunidos en el Centro Sanmiguelino y el
presidente de la comisión que era don "Shesho", que dicho sea de
paso, era uno de los más entusiastas y más devotos del Patrón, dirigiéndose al
grupo dijo:
-
"Ya esta es la cuarta o quinta salida y hay
muchos que no nos han abierto la puerta. Será que no han estado o es que no
quieren colaborar. Que dicen... volvemos a ver esos casos o
buscamos otros paisanos?"
"El Panzón Reynaldo" saltó de su asiento
y le dijo: "déjeme a mí don Sheshito, vamos nomás, a esitos que no
han abierto la puerta y van a ver como yo los hago abrir..."
"Vámonos pues que el tiempo avanza, probemos
por última vez..". y enrumbaron hacia la casa de un paisano
apellidado Bardales, llegaron y ya en el predio, don Reynaldo tocó la puerta
dando tres golpes con la mano y de inmediato gritó: !ENCOMIENDAAA!!!!
Y como por arte de magia el paisano abrió la puerta
y el "Panzón" le dijo…: "ENCOMIENDA tu alma a Dios y
cáete con tu óbolo pro fiestas "pajarito"... los miembros de la
comisión saludaron y el paisano cordialmente los hizo pasar y con su
esposa entregaron su colaboración, entre risas y abrazos, celebraron el
ingenio y la agudeza de don Reynaldo, haciendo recuerdos de los amigos y
de las costumbres de nuestro pueblo.
No decimos que los comités, con sus aportaciones,
sufragaban los gastos que requiere algún aspecto de las Fiestas Patronales;
pero si creemos que antes y ahora, este tipo de reuniones han mantenido y
mantienen siempre vivo el espíritu de amor por lo nuestro.
Recordado 'Panzón' Reynado Quispe
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