Tuesday, April 26, 2016

SOBRE FAMOSO PUENTE DE CALICANTO DE SAN MIGUEL Y NECESIDAD DE SU SU DECLARATORIA COMO “MONUMENTO HISTÓRICO” / Julio César Barrantes Cubas.



SOBRE FAMOSO PUENTE DE CALICANTO DE SAN MIGUEL Y NECESIDAD DE SU SU DECLARATORIA COMO “MONUMENTO HISTÓRICO”
Mi querido amigo Víctor Hugo, ante todo felicito su gestión y reciba mis cordiales saludos de quien también se siente como un Sanmiguelino, puesto que mis inolvidables Padres Don Juan Nelson Barrantes y Doña y Señora María Cubas Barrantes nacieron en esa hermosa ciudad.

Por tanto me da todo el derecho de dar primeramente un profundo agradecimiento a todos los Sanmiguelinos en general por ese reconocimiento a quién fuera autor en su gestión, como Alcalde de una gran obra como es sin lugar a dudas el FAMOSO PUENTE DE CALICANTO. Me refiero a mi bisabuelo Don JACINTO BARRANTES que sin lugar a dudas logró que se haga este puente, no habiendo en la época ni materiales ni maquinarias sofisticadas como hay ahora.

Sin embargo se hizo lo que se podría decir para SAN MIGUEL un gran MONUMENTO.

Es por  eso que le pido a Ud. Víctor Hugo trate de no opacar esta gran obra, que a pesar de la inclemencia del tiempo ahí lo tenemos para no olvidarlo nunca y que tramita su reconocimiento para que se declare monumento histórico que se recordará y se admirará por siempre.

Agradeciendo su atención.

Atentamente.

Julio César Barrantes Cubas.


Cultural Pis@diablo.- Distinguido señor Julio César Barrantes, un honor saludarle y dar respuesta a su valiosa inquietud.
Precisamente luego de conocer la instalación de un puente de metal al lado de nuestro Puente Calicanto, sin duda alguna mandado construir por don JACINTO BARRANTES (con mayúsculas) fui el primero en lanzar mi voz de aclamación porque el PUENTE CALICANTO se convierta en MONUMENTO HISTÓRICO DE SAN MIGUEL, petición abierta a autoridades de nuestra provincia y región Cajamarca.
Radico en Chimbote, sé que la municipalidad de San Miguel ha tomado cartas en el asunto y ojalá pronto tengamos noticias favorables al respecto.
Invoco a Ud. pueda seguir ilustrándonos con la vida y obra de tan distinguidos ancestros sanmiguelinos. Esta página es una de las pocas existentes y tal vez pueda que sea la más importante de esta provincia por nuestra preocupación a rescatar su historia, tradición, arte, personajes, etc. documentos y materiales que servirán para nuevas investigaciones e indagaciones sobre nuestro pasado a favor de las nuevas generaciones.
Publicaré vuestra preocupación en nuestra página.
Muchas gracias y a sus enteras órdenes.
Víctor Hugo Alvítez / "Pisadiablo".

‘DON QUIJOTE’, ES DECIR, LA HISTORIA DE LA NOVELA / Francisco Rico



‘DON QUIJOTE’,
ES DECIR, LA HISTORIA DE LA NOVELA

El libro y su protagonista ilustran en grado supremo la dimensión narrativa de la vida provocando a un tiempo la risa y la adhesión con la tranquilizadora distancia de la ficción

El País-Babelia, 15 ABRIL 2016



Se ha dicho que toda filosofía es una nota a pie de página de Platón. Puede decirse que toda la ficción en prosa es una variación sobre ‘el tema del Quijote. Es muy cierto el juicio de Lionel Trilling, y en parte se entiende porque ‘el tema del Quijote’ tiene mucho que ver con las raíces mismas de la ficción como dimensión constitutiva del ser humano y como sustancia primordial de toda literatura.
La más difundida de todas las interpretaciones del Quijote, hasta el punto de convertirse en la explicación estándar que en principio viene acompañando durante dos siglos a quien se dispone a leerlo por primera vez, la dio el romanticismo alemán: en palabras de Schelling, el tema de la obra es “das Reale im Kampf mit dem Idealem”, ‘la lucha de lo real con lo ideal’. Hay un fondo indudable de verdad en esa interpretación, pero si hubiera que proponer un núcleo último de significación, una significación a todas luces no buscada por Cervantes y sin embargo admisible sin la menor violencia, yo personalmente me atrevería a razonar que don Quijote ilustra en grado superlativo un rasgo fundamental de la condición humana.

 

Vivir, en efecto, es contar, ir contándonos historias. La más modesta acción cotidiana, no digamos si crucial, supone imaginar una narración en que nos corresponde el papel de protagonistas, ponerla a prueba frente a los condicionamientos de las circunstancias, para volvérnosla luego a contar dentro de una trama más compleja, mejor estructurada. Don Quijote y el Quijote ilustran en grado supremo, digo, esa dimensión constitutivamente narrativa de la vida, y la ilustran provocándonos a un tiempo la risa y la adhesión, llevándonos a contemplarlos con la cercanía de nuestros propios relatos, pero con la tranquilizadora distancia de la ficción.
Ese trasfondo universal, esa referencia más o menos implícita del Quijote a una constante de la condición humana, reviste en él la forma de polémica literaria, en la medida en que confronta las dos grandes direcciones de la especie de ficción que actualmente llamamos novela, en principio autónomas: una antigua, inmemorial, la otra sustancialmente moderna.

 

La antigua se centra en el relato de sucesos y pasiones extraordinarias, protagonizado por personajes que reúnen perfecciones de todo orden y se mueven en escenarios inaccesibles para el común de las gentes, a menudo con elementos fantásticos o sobrenaturales, en un mundo de nítidas jerarquías y fronteras entre el bien y el mal. Cervantes ha empezado justamente su carrera con una de las variedades de esa especie, La Galatea (1585), en la línea de la fábula pastoril de filiación clásica asociada con el relato sentimental de la tardía Edad Media. Y su última obra serán Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617), con su incesante despliegue de peripecias (raptos, naufragios, maravillas...) que complican el destino de los dos jóvenes y modélicos enamorados. 

 

Al margen de esa tradición milenaria, desde el siglo XVI fluye independientemente otra modalidad de escritura: las ficciones que se presentan como relatos de hechos reales, efectivamente acaecidos; cuya acción se desarrolla entre las cosas y personas de la vida diaria, y que adoptan las formas corrientes en los escritos del mundo real: cartas, memorias, biografías, relaciones, crónicas..., unas veces en primera persona, como en el Lazarillo de Tormes o en la picaresca, y otras en tercera persona, como en el Diario del año de la peste de Defoe o en las biografías inglesas de criminales.
Pues bien: la historia de la novela es la historia de la confluencia del antiguo ideal romancesco y una narrativa moderna inspirada por la ficción pseudo-real, una confluencia en la que será aquél quien a la larga más honda y perdurablemente acoja las propuestas y los procedimientos de ésta. La culminación del proceso sólo se alcanza cuando la estética más prestigiosa en los siglos XIX y XX acoge en su marco y superpone a título de iguales la ficción pseudo-real, los simulacros de prosa de hechos reales, y las especies de ficción que hasta entonces había tenido como propias el establishment literario. Pero todo ese proceso está prefigurado ya en el Quijote: el Quijote adelanta, contiene y en medida importante inventa (no temamos decirlo: inventa) no ya la novela, sino la historia de la novela.


Por otra parte, la novela se nos presenta hoy como la forma por excelencia híbrida, polifónica, para decirlo con Bajtin, o, en la fórmula de Marthe Robert, “totalitaria”: el género de géneros, el cajón de sastre donde se mezclan y conviven todas las modalidades literarias y expresivas. El Quijote, a la altura de su tiempo, concuerda sustancialmente con esa concepción de la novela que llegó a formarse el siglo XX.
El Quijote ensancha con categorías nuevas el espacio de la ficción, pero, se diría, sin desechar ninguna de las viejas. De la teoría clásica le viene el problema capital de cómo concertar la admiratio con la verosimilitud. El grand roman está reelaborado no sólo en diálogo crítico con los libros de caballerías, sino en episodios pastoriles como el de Grisóstomo y Marcela o en las aventuras del Capitán Cautivo. El relato folkórico y la novella corta a la italiana se emulan al par que se critican, por ejemplo, en el cuento de Lope Ruiz (I, 20) y en El curioso impertinente.


Si en la Primera parte (1605) los materiales de diversas tradiciones tienden a yuxtaponerse, al arrimo de la noción renacentista de que la varietas es fuente a la vez de verdad y de belleza, la Segunda (1615), sin renunciar a ellos, los ensambla en un hilo conductor que enlaza desde el trasmundo onírico de la Cueva de Montesinos hasta la crónica de actualidad de Roque Guinart, pasando por la farsa cortesana de los Duques. La mise en abîme y la metaficción tienen en la Segunda parte un papel sobresaliente a través de las conspicuas referencias a la Primera y a la continuación del apócrifo Avellaneda.
Todos los géneros y los estilos literarios, del teatro a la épica, y todos los tipos de discurso, de la pieza oratoria al documento legal, se someten a revisión. Todos los niveles del lenguaje, en fin, de los artificiosos arcaísmos del caballero a la fraseología popular de Sancho, se conciertan con la prosa limpia y natural que da el tono de la narración, en una fascinante polifonía. Con una modernidad perenne, el Quijote se configura, así, como un completo universo a la vez de realidad y de literatura.

Monday, April 25, 2016

fESTIVIDAD EN HONOR A SAN JOSE OBRERO - MES DE MARÍA / Fortaleza "El Castillo" de Cochán - San Miguel





¿Por qué Cajamarca sigue siendo la región más pobre del país? / GESTIÓN El Diario de Economía y Megocios de Perú. 24 Abril 2016.



¿Por qué Cajamarca sigue siendo la región más pobre del país?
Lunes, 25 de abril del 2016
Expertos indican que la alta población rural y el bajo gasto público pér cápita como una combinación peligrosa y uno de los factores detrás del resultado del INEI, que la muestran como el departamento con la más alta tasa de población con pobreza y pobreza extrema, situación que no ha cambiado desde el 2010.

El informe técnico sobre la evolución de la pobreza monetaria entre los años 2009 al 2015, publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) muestra que la región que persiste con altos índices de pobreza y pobreza extrema en estos seis años, es Cajamarca.
La gráfica presentada por Aníbal Sánchez, jefe del ente estadístico, es clara: en el 2010 más del 50% de su población era pobre. Esta situación no varía y continúa al siguiente año. Persiste el 2012, 2013, 2014 y también el 2015.
En ese intervalo de tiempo otros departamentos en cambio fueron mejorando de a pocos, ese alto nivel de población con pobreza monetaria. Por ejemplo, en el 2010 similar posición que Cajamarca lo tenía Amazonas. Al año siguiente, Amazonas presentó un intervalo de pobreza menor (de 30% a 49%) mientras que Cajamarca persistía con más de 50%. Esta situación no varió.


En el caso de pobreza extrema la situación es similar. En el 2013, Cajamarca presentaba una pobreza extrema en el intervalo de 18.14% a 26.97%, al año siguiente seguía liderando el ranking con un intervalo de 15.16% a 23.22% y el 2015, el panorama fue parecido: 16.63% a 23.89%. ¿Qué razones explican estos resultados?


Para el presidente de la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza, Federico Arnillas, existen dos factores que explican estos resultados, y que se deben tomar en cuenta. El primero que es la región con la más alta tasa de población rural: 66% al 2014 en su mayoría, pequeños productores agrarios.
“Muchas de las actividades rurales no han tenido un desenvolvimiento económico muy favorable. En el caso del norte de Cajamarca se muestra el impacto acumulado de problemas vinculados a la producción de Café afectados por la Roya, que han impactado en la oferta de este producto, sumados de la caída de precios”, refirió a Gestión.pe.
A este panorama, se suma que es el departamento (y lo arrastra de años anteriores) con menor asignación de gasto público per cápita. “Ha estado de la mitad de la tabla para abajo en términos de lo que son volúmenes de recursos puestos por los tres niveles de gobierno calculados en función de la población”, apuntó Arnillas.
Ante lo cual, la combinación de bajo gasto público per cápita y alta población rural se traduce, en opinión de Arnillas, en importantes deficiencias en los servicios públicos como en salud y educación, lo que dificulta también promover mejoras en la productividad.
Una opinión similar sobre los problemas que arrastra Cajamarca es la del economista, Pablo Secada, quien sostiene que la región está penúltima en el Índice de Competitividad Regional elaborado por el IPE el año pasado. “Le va mal en el entorno económico, salud, educación e infraestructura”, mencionó.
Esta situación está generando, precisó, que los jóvenes migren a otras regiones para estudiar. “(El gobierno regional bajo la administración de Gregorio Santos) invertían poco en cosecha de agua, pese a la alta necesidad de la población. Había dinero pero Santos, tenía su agenda política propia”, señaló.
¿Los conflictos sociales tuvieron una participación en la pobreza que arrastra Cajamarca?
Para Arnillas es difícil de determinar el peso específico que ha tenido en la economía local. “De hecho en periodos donde no se han desarrollado conflictos sociales, Cajamarca mostraba la menor asignación de gasto público per cápita. Y eso lo podemos ver en otras regiones: en el caso de Arequipa, por ejemplo, el conflicto de Tía María no explica la situación de la región que es una de las regiones con menores porcentaje de pobreza y pobreza extrema”, remarcó.
Una posición distinta sobre este último factor (conflictos sociales) fue del jefe del Inei, Aníbal Sánchez, quien durante la presentación del informe técnico, precisó que la situación de la región se debe en parte “a los conflictos mineros y a los proyectos extractivos detenidos que han desembocado en un menos canon para las comunidades a lo que suma, la menor inversión pública”.
¿Qué deber hacer Cajamarca para salir de la pobreza? La solución para Pablo Secada implica invertir en los niños y en las personas, así como fortalecer al Estado (presente en esta zona) con servicio civil, gestión por resultados y rendición de cuentas, además de promover la inversión.
“A lo que suma infraestructura rural con APP (Asociaciones Público Privadas) bien diseñadas. Esto incluye cosecha de agua, microirrigación y en buenas semillas de cultivos permanentes”, subrayó.
En cambio, para el representante de la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza existe la posibilidad que abandone la pobreza, pero se requiere de políticas integrales que impliquen a los tres niveles de gobierno.
“Tomando las cifras de del Inei, la brecha de pobreza, que es el diferencial entre el promedio de gasto de los pobres respecto a la línea de pobreza, está alrededor de S/ 20 por persona en situación de pobreza. Si hablamos de 7 millones de personas, entonces cerrar la brecha nacional (de pobreza monetaria) costaría aproximadamente entre S/ 1,600 a S/1,700 millones”, explicó.
En ese sentido, consideró que la brecha nacional, si fuera cuestión de colocar dinero en el bolsillo de la gente, “es algo que está al alcance del país hoy, pero el problema principal del Perú es abordar más estructuralmente las desigualdades que cada vez más se evidencian, con el desarrollo de estrategias de largo plazo”.